— ¿Me estás mintiendo? — Perxita hablaba en un tono bastante sereno aunque incrédulo, queriendo ocultar su sorpresa.
— ¡Que no, que es en serio! — Auron vio hacia otro lado haciendo un mohín de molestia. Un par de personas se voltearon a verlos, tal vez el centro comercial no era el mejor lugar para hablar sobre el tema.
— Pero vamos a ver. — Del otro lado de la ciudad, Momon se hallaba sentado frente a su mejor amigo. El mismo tema, diferentes personas. — ¿Cómo que predestinados? ¿Por qué no dijiste nada antes, hijo de puta? ¡Estas cosas son importantes y te las guardas!
— ¡Coño, lo siento, tío! — Espetó Reborn. — Es que no sabía cómo decírtelo, fue... Tan repentino que... Que no supe ni cómo reaccionar yo, tío. — Confesó algo avergonzado, pero agradeciendo el estar en una cafetería sin tantas personas. De vez en cuando era agradable ir a un lugar así sin ser empleado.
— ¿Y te gusta? — Nuevamente preguntó Perxita.
— S-Supongo... Digo, nunca me ha gustado nadie además de Luzu, pero el sentimiento no es igual. Y no lo digo porque sea mi predestinado, sino que... No lo sé, es diferente. — Dijo, hundiéndose en su lugar.
— De todas formas, nunca has estado con nadie más, supongo que si te gusta debes saberlo. — Momon parecía más interesado en ver una pequeña mancha alojada en la mesa blanca que en mirar a su amigo.
— Correcto, por eso me da miedo cagarla. Es de las pocas personas que llegó de la nada y que quiero en mi vida. — Admitió, logrando capturar la completa atención del peliblanco.
— Entonces habla con él y ya, que no es tan difícil, perro. — El pelirrojo no le tomó la importancia que su amigo le había dado al asunto, por lo que recibió una mirada molesta por parte de éste.
— ¡Claro, como tú y Momon no pasaron por esto, no sabes aconsejar, cara nabo! — Se cruzó de brazos, manteniendo su expresión.
— No nos culpes a nosotros, que no te hicimos nada. — Contraatacó el otaku.
— Vale, lo siento, es que esta situación me está superando, tío. ¿Qué debería hacer? No quiero arruinar las cosas, menos sabiendo que es mi pareja predestinada.
— Ve poco a poco, las personas que los vemos convivir sabemos que hay algo más entre ustedes, pero que aún no sale a la luz. Acércate lento y tranquilo, no lo fuercen. — Aconsejó por fin, mostrando un lado que difícilmente dejaba ver.
— Pero bueno, Perxas, ¿y eso? — Ahora sonreía divertido. — ¿Te pusiste sentimental por mí? Como te quiero, bebé. — Fingió llorar.
Luego de aquello, las dos parejas se quedaron un poco más en sus ubicaciones, hasta que por fin decidieron que era hora de irse a casa. Era sábado y no trabajaban debido a que la cafetería cerraba los fines de semana, por lo que tenían dos días para ellos mismos.
Auron estaba nervioso, muy nervioso. Y no era por el hecho de que Reborn lo hubiese invitado a salir, sino que por primera vez no llevaría puesta su gargantilla frente a él.
Aquello parecía una tontería para cualquiera, mas para los Omegas que trabajaban en Karmaland's Maid Cafe, significaba un peso menos sobre sus hombros. El objeto era más que un accesorio, era especial, la suya y las del resto habían sido creadas en el extranjero, y luego de que 8cho se enterara de su existencia hace pocos años atrás, no dudo en comprarlas, pues a veces las situaciones incómodas que generaban los clientes causaban que los Omegas soltaran de forma inconsciente sus feromonas y que el lugar se convirtiera en una batalla de Alfas por el dominio, con el único objetivo de "quedarse al sirviente". Había sucedido unas cuantas veces antes de tomar las medidas necesarias y vaya que le generó problemas.
Los guardias de seguridad no debían usarlo, ya que ellos liberaban feromonas únicamente cuando la situación lo ameritaba y 8cho se encargaba de escogerlos muy bien, sabiendo que éstos sabían controlar sus impulsos.
Auron se hallaba de pie frente a la puerta de su apartamento, inseguro. Era la primera vez que no usaría su gargantilla con alguien que no fuera Perxita, 8cho o Lolito, y solo esperaba que todo saliera bien y que no debiese liberar feromonas. Le asustaba pensar que a Reborn no le agradaría su aroma.
Dio un respingo tras escuchar su teléfono celular sonar y de inmediato supo que era el otro castaño, por lo que sin siquiera contestarle, salió de su hogar después de guardar el aparato, su billetera y sus llaves dentro de su mochila.
Rogaba que todo saliera bien.
Llegaron hasta un pequeño parque, donde pretendían simplemente charlar. A ninguno le gustaban las multitudes, así que preferían evitarlas a toda costa si estaban juntos, y es que a Reborn por ser el hijo del superintendente y a Auron por ser el sirviente más popular de la cafetería donde trabajaba y encima el mejor amigo del alcalde, varias veces en los lugares concurridos se les acercaba "el típico gilipollas de turno", como solían llamarlos, quien arruinaba sus días con algún comentario o actitud fuera de lugar. Preferían evitar problemas y disfrutar de la compañía del otro a solas.
— ¡Come! — Le gritó enfadado el Omega al otro castaño, el cual se negaba a probar siquiera un bocado de las hamburguesas que habían comprado minutos antes.
— ¡Que comas tú, coño, yo no tengo hambre! — Respondió también gritando el Alfa.
— Vale... — Se puso de pie. — De seguro no has comido nada durante todo el día, así que mientras no lo hagas te quedas solo. Adiós. — Dio media vuelta y caminó un par de pasos antes de escuchar al otro ponerse rápidamente de pie. Sonrió triunfante al saber que su objetivo se había cumplido.
— Vale, vale. — Se rindió, tomando la muñeca de su predestinado para así poder voltearlo. — Comeré, pero no te vayas. — Pidió con voz suave. — Quiero pasar este día contigo sin la prisa de tener que volver al trabajo luego. — Le sonrió tranquilo cuando por fin sus miradas se encontraron. Era como si los orbes marrones del mas bajito lo hipnotizaran.
— Que meloso te pones cerca de mi, 'joputa. — Se burló. — ¡Que no me iré a ningún lado, celosa! — Estaba sonriendo también, mas cuando sintió el agarre ajeno en su muñeca decender un poco, su expresión cambió a una de completo pánico. Reborn había tomado su mano y nuevamente no sabía cómo actuar. El cabrón era muy malhumorado y hasta parecía adusto, pero cuando quería ser romántico, vaya que lo lograba.
— Comeré. Ahora volvamos a sentarnos, ¿vale? — Antes de decir o hacer cualquier otra cosa, por fin pudo oler algo nuevo debido a los nervios del contrario. Su aroma, tan embriagador y del cual perfectamente podría volverse adicto. Chocolate. — Auron. — Lo llamó. Su Alfa desbordada alegría, pues llevaba esperando aquel momento desde que se conocieron.
— Yo... — No lo había hecho a conciencia y la vergüenza se estaba apoderando de él. Sus mejillas rojas lo delataban. — Lo siento, tío, no quise... — Pero se calló tras ahora él oler el aroma a café cargado. Sonrió apenado. — ¿Eso significa que no te molesta?
El alto tan solo negó con la cabeza, manteniendo una sonrisa radiante. Suficiente para calmar al Omega.
No necesitaban nada más en ese momento, con tan solo el agarre de sus manos y la mezcla de sus feromonas a su alrededor, sentían que lo tenían todo.
Lamentablemente, el dulce chocolate llegó hasta las fosas nasales de alguien que no debía y que solo pasaba por ahí. Esta persona sonrió victorioso cuando vio a la pareja y luego se alejó. Había sido pura coincidencia, pero eso daba igual, pues por fin había encontrado al objetivo que durante demasiado tiempo quiso volver a ver.
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Karmaland's Maid Cafe // Rebornplay
Fanfiction"¡Bienvenidos al primer café de sirvientes de Karmaland!" Ese sitio podía ser tanto la maldición como la bendición de Auron. × OMEGAVERSE AU × × PERSONAJES DE MINECRAFT, NO LOS STREAMERS x × AURON OMEGA Y REBORN ALFA (Con esto aclaro que los cuerpos...