Karmaland's Maid Cafe // Rebornplay

XI - {You are my sunshine}

⚠️ADVERTENCIA: ABUSO/VIOLACIÓN.⚠️

Dejaré ese momento en cursiva para lxs que no gusten leerlo. Cuando use este emoji "⚠️" por segunda vez significa que ya acabó.

Sin nada más que decir, espero que disfruten la lectura.

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Su garganta ardía, le dolía de sobremanera, sin embargo las lágrimas que salían de sus ojos eran a causa de la impotencia de no poder frenar aquel acto que lo hacía sentir asqueado consigo mismo, que lo hacía sentir sucio. No era su culpa y lo sabía, pero era inevitable no sentise de esa forma.

Su vista comenzó a nublarse y no le quedaba claro si era a causa del llanto, por el hecho de no poder respirar bien o una mezcla de ambas cosas. Las arcadas eran incontrolables, así como las náuseas, incluso si su cuerpo no tenía nada que pudiese expulsar, puesto que hace tan solo un par de días que los abusos habían comenzado y desde entonces no había comido absolutamente nada. El apetito había sido reemplazado por pensamientos que le decían que lo mejor en ese momento era morir, después de todo Reborn no lo estaba buscando, el hombre que en ese instante embestia sin pudor su boca no parecía querer dejarlo ir y él... Simplemente ya no quería volver a abrir los ojos, no si esa sería su vida.

¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que lo sacaron de su hogar? No tenía idea. Lo supo los primeros cuatro días, pero luego, cuando las drogas para dormirlo comenzaron a ser más constantes, perdió todo tipo de consciencia.

Tosió para luego escupir la esencia del hombre frente a él, quien lo veía desde arriba con superioridad. Para ese punto al Omega le daba igual cómo lo mirase, solo agradecía el que hubiera terminado... Al mejos por ese día.

— Oh, vamos. — El sujeto sonrió feliz mientras acomodaba su ropa interior y sus pantalones. — No llores, que ni siquiera he follado algo más que tu linda boquita. — Soltó una carcajada y después tomó un balde con agua que había a unos pocos metros de la cama. — Tal vez esté algo fría, y es que no hiciste un buen trabajo, por lo que tardé en correrme. Depende de ti si para la próxima está tibia. — Lanzó el líquido sobre el cuerpo del Omega, quien ni siquiera se inmutó, sólo cerró los ojos con cansancio. — Ahora duerme, volveré en unas horas para darte de comer, y si de nuevo no quieres, pues te jodes.

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Auron solo escuchó la puerta cerrarse antes de volver a llorar desconsoladamente. Quería darse una ducha como era debido, lavar sus dientes y quitar todo rastro de aquel hombre de su cuerpo, prefería incluso los golpes, cualquier cosa era mejor que todo lo que le hacía ese Alfa.

Nuevamente el llanto cesó cuando se durmió. Nuevamente no tenía esperanza alguna.

Reborn sentía como si el mundo se cayera a pedazos sobre él, la angustia de no encontrar a Auron lo estaba matando. Sin embargo esa noche un nuevo sentimiento, uno mucho más doloroso, se instaló en su pecho, subiendo poco a poco hasta alojarse en su garganta. Por momentos sentía como si el aire le faltara, como si en cualquier momento fuese a desmayarse, su garganta ardía y, según creía, era solo un nudo que le avisaba que las lágrimas se aproximaban.

— Joder. — Susurró con la voz rota, más ronca y dolida. Estaba sentado en el sofá de su balcón, viendo el cielo cubierto por nubes grises.

— ¿Reborn? — Alexby, un amigo y uno de los sirvientes Omega de la cafetería, asomó su cabeza por la puerta de vidrio, golpeándola despacio y con algo de temor. — Am... ¿Puedo hablar contigo?

El Alfa asintió mientras refregaba sus ojos llorosos rápidamente, en un inútil intento por ocultar su tristeza.

Lo había olvidado, sus amigos seguían en su hogar, estaban recopilando pruebas e información para intentar descubir algo y darle aviso al superintendente. En un principio quisieron hacerlo en casa de Lolito, sin embargo no querían dejar a Reborn solo, por lo que decidieron juntarse cada día en el apartamento de éste.

— Estaba pensando... ¿Tú y Auron están juntos? — Volvió a hablar el pelinegro, sentándose también en el sofá, a una distancia prudente del más alto. Lo vio de reojo y notó el dolor que mantenía en la mirada. Sabía cómo se sentía.

— Supongo que sí. — No lo miró y tampoco pretendía hacerlo, prefirió observar la ciudad, pensando en todas esas personas que así como él, también tenían sus problemas y motivos para sentirse mal.

— ¿Y eso qué significa? — Volteó a verlo, esperando una respuesta clara.

— Somos predestinados, ¿vale? Y quisimos intentarlo, pero justo cuando empezamos un... No sé, un algo, pasó toda esta mierda, tío. — Dijo, cruzándose de brazos y frunciendo el entrecejo.

— Ya veo... ¿Y no has sentido nada?

— ¿De qué hablas? — Enarcó una ceja, aún sin mirarlo.

— Creo que primero debo ser sincero yo también. — Suspiró. — Verás, hace un tiempo yo también conocí a mi pareja predestinada, y antes de que preguntes, claro que no es Fargan, a él lo conocí pocos años después... De cierta forma me devolvió algo que creía perdido y se lo agradezco siempre. — Sonrió con nostalgia. — Hace un tiempo conocí a un chico llamado Stax... Supimos de inmediato lo que éramos y no fue problema, pues nos gustamos desde el primer instante. Lo hacíamos todo juntos, éramos una pareja completamente feliz, incluso sin una marca de por medio, ya que aún éramos jóvenes y no queríamos arruinarlo con algo que no veíamos necesario en ese momento. — Su sonrisa se desvaneció. — El problema fue que él estaba metido hasta el cuello en asuntos ilegales. Nunca supe exactamente qué hacía, pero tenía claro que no era algo bueno. — Sus ojos amenazaban con dejar salir lágrimas, pero sabía que si lloraba no podría continuar, así que evitó hacerlo con todas sus fuerzas. Hace mucho tiempo que no recordaba lo sucedido. Respiró hondo antes de volver a hablar. — Stax al parecer debía dinero... Demasiado, y debido a eso un día lo secuestraron. Sus padres recibieron un vídeo donde lo mostraban tirado en el suelo, herido y ensangrentado, con una voz desconocida diciendo que si no pagaban su deuda, ellos la cobrarían con la vida de su hijo. — Apretó los labios y luego de estos salió un nuevo suspiro para tranquilizarse a sí mismo. — Yo siempre mantuve la esperanza de que saldríamos de ese problema, apesar del dolor que mi cuerpo sintiera por culpa de lo que le hacían a él... Pero un día, de un segundo a otro, supe que algo faltaba... Supe que Stax no volvería. — Volteó hacia adelante y cerró los ojos. — A las pocas horas la policía llamó a sus padres para informarles que habían encontrado su cuerpo sin vida en un terreno desolado a las afueras de la ciudad... De alguna forma su Alfa y mi Omega crearon un lazo sin necesidad de una marca, por lo que supe de inmediato cuando lo asesinaron. — Tras decir eso último, se hizo presente un pequeño silencio entre ambos, siendo interrumpido únicamente por el ruido de la ciudad. — Lo que quiero decir es... Si el caso de ustedes es el mismo y tú no lo marcaste... Si sientes que él sigue con vida, aferrate a eso y no te rindas, no dejes de buscar y sigue tu instinto, que es una ayuda mayor que nosotros o la misma policía. — Ahora sí sonrió de forma sincera, viendo nuevamente al castaño a su lado. — Yo también lo extraño y me gustaría que tu futuro con él sea distinto. Y no me mantiendas, soy muy feliz con Fargan y lo amo con mi vida... Pero a veces pienso en Stax; en lo que pude haber hecho por él y no hice. — Puso una mano en el hombro contrario a modo de apoyo. — Salvalo y no te eches a morir antes de encontrarlo, que de seguro él espera por ti. — A continuación, se fue, dejando a Reborn sumido en sus pensamientos y procesando lo dicho por el Omega.

Se quedó varios minutos en la misma posición, solo pensando en las palabras de su amigo. ¿Habría formado un lazo con Auron? ¿Sus constantes dolores en diferentes partes del cuerpo serían a causa de eso?

Tal vez su Alfa sabía que seguía con vida.

Sonrió con amargura, estaba claro que el de mechón teñido no estaba bien y a causa de eso rogaba porque aguantara un poco más, solo un poco. Lo iba a encontrar y de eso no había duda.

Salió de sus pensamientos cuando su teléfono celular comenzó a vibrar en su bolsillo y sin pensarlo dos veces lo sacó para contestar y ponerlo sobre su oreja.

— Voy de camino a tu casa para recogerte. — Anunció rápidamente Conway del otro lado de la línea. — Tenemos algo.