XXIX - {Still into you}

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— ¡Papi! — Lo llamó alegre Axozer, corriendo hacia él.

— ¡Hola! — Auron dejó caer sin ningún cuidado una bolsa que llevaba en su mano, de modo que pudiera extender sus brazos para recibir a su hijo entre estos, abrazándolo con cariño.

El tiempo seguía su curso, y para ese entonces Auron ya había acabado su carrera hace bastante, teniendo en la actualidad una pequeña consulta en el centro de Karmaland, donde de vez en cuando iban por él su predestinado y su cachorro. En un inicio comenzó trabajando en una clínica privada, donde lo contrataron a sabiendas de que era la pareja del hijo del superintendente, mas ese no era el único motivo por el cual el joven comenzó a destacar, sino que tras pocas semanas de estar allí, ya tenía su agenda llena, con cada hora laboral del mes tomada por algún paciente. Todos querían ser atendidos por él, y es que entregaba mucha seguridad y profesionalismo a cada persona, sin importar qué. Esto lo ayudó a hacerse un pequeño renombre y que los pacientes corrieran la voz del excelente psicólogo que los atendía; fue tanto así, que su padre y Reborn lo animaron y ayudaron a tener su propia consulta, donde desde el primer minuto volvió a llenar su agenda. Luego de eso, fue cuestión de tiempo para que su reputación subiera de nivel y estuviera entre los mejores psicólogos de la ciudad.

Estaba agradecido con los dioses por cada uno de sus logros.

Reborn no se quedaba atrás, pues él ya era todo un policía hecho y derecho. La ciudad sabía que era el hijo del superintendente y de uno de los inspectores jefe, mas no solo por eso le tenían respeto, sino porque él por si solo se hacía respetar, además de entregar la confianza suficiente a cada ciudadano. Intentaba esforzarse por mejorar cada día, por ser disciplinado y consciente de sus actos; seguía ordenes y las daba únicamente de ser necesario, no se aprovechaba de sus compañeros y procuraba no fallarle a sus padres, mucho menos cuando uno de ellos, Conway, tomaba la decisión de subirlo de rango gracias a sus méritos y no porque fuese su hijo. El único problema eran los "ciudadanos guarros", como muchos los llamaban y de los cuales sus progenitores siempre se quejaron, y es que a él también se le habían cruzado por delante en reiteradas ocasiones, cada día aparecía uno o más por la comisaría o la ciudad. Recordaba con gracia cómo se había puesto Auron al momento de mencionárselo la primera vez, y es que cuando le dijo que esas personas le decían piropos a cada momento y que a veces hasta le ofrecían de forma descarada el tener sexo, el pobre Omega se sorprendió, seguidamente se enfadó y al final decidió que el Alfa no saldría de casa sin estar bañado con aroma a chocolate. No obstante, eso no funcionó, por lo que un día, sin previo aviso, Auron apareció en la comisaría y se lanzó a los brazos de Reborn, besándolo de forma apasionada frente a los ojos de todos los allí presentes. Ante ese hecho, los casos entre el Alfa y los "ciudadanos guarros" bajaron, mas no por eso acabaron; sin embargo, tras ese acontecimiento el Omega ya se sentía más seguro.

También durante ese tiempo siendo policía, el castaño alto había aprendido mucho, desde experimentar en carne propia lo que era el perder a un compañero querido, hasta incluso subir todavía más su nivel de paciencia, pues luego de asistir a tantos atracos, en los cuales se debían seguir ciertos protocolos y donde muchas veces estaba hasta altas horas de la noche, ya que se rompían negociaciones y al momento de comenzar los tiros era todo muy lento, tenía una calma impresionante para hacer cualquier cosa.

¿Y su rango actual? Subinspector.


— No esperaba esta sorpresa. — Le dijo Auron con una sonrisa a su pareja, quien se acercaba con las manos en los bolsillos de los costados del pantalón. — Dijiste que hoy saldrías más tarde. — Rio, tomando la bolsa del suelo y poniéndose de pie otra vez mientras cargaba a su hijo.

— Quería sorprenderte. — Una vez quedaron de frente, besó con cariño al Omega, acariciándole el rostro. — Hoy quiero llevarte a cenar. — Anunció. — Ya hablé con Axo y dijo que se portaría bien con la niñera, ¿verdad? — Se dirigió al menor, quien asintió reiteradas veces contento.

Karmaland's Maid Cafe // RebornplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora