*Rescate*

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Algo tiraba de él, como un hilo invisible. Lo llevaba por caminos sinuosos e inciertos, que lo alejaban lentamente de la ciudad.
Continuó su marcha, casi ciego, siguiendo su instinto, cuando el recorrido terminó. 

Parado frente a un edificio en el medio de la nada, perdió el rastro.
Medio escéptico, merodeó por el estacionamiento.  Hasta que en una esquina divisó,  tapado torpemente por una lona, el auto del secuestrador. 

Controlando su ira marcó a Earth. Le dió breves instrucciones para que avise a la policía, y le mandó la ubicación.
Su amigo le rogó que esperé a los oficiales afuera del edificio, más sabía que era en vano. Así que un "cuidate mucho" salió de sus labios antes de colgar.

Un ligero temblor le recorrió el cuerpo, mientras ingresaba por una puerta desvencijada.

Poca, casi nula, era la iluminación en ese lugar. Olfateó, sintió, tratando de recuperar eso, que lo había llevado hasta allí.
Pero nada.
- ¿Dónde estás Gun?- preguntó tocándose el pecho.
No hubo respuesta.

Las manos apoyadas en la pared, le servían de guía ante la oscuridad que se cernía ante él.
Con suaves pisadas, avanzó por el camino.
Anduvo más y más, comenzando a oír un murmullo en la lejanía. Voces enredadas en una conversación que no distinguía.
Siguió la dirección del sonido, cuando algo intangible, golpeó su cuerpo.
Un escalofrío le acarició los nervios, al mismo tiempo, que una hoguera se abría paso en su sangre.
El aroma de su omega invadió su nariz, mareándolo. Extremadamente dulce. Lo llamaba con urgencia. Estaba en peligro y, en celo.

Corrió. Todo se hizo fuertemente claro. Como si despertara de un sueño. 
Podía sentir el miedo de Gun correr por sus venas. Su furia crecía. Estuvo en el destino en sólo pocos segundos.
Una figura desconocida acorralaba a su pequeño.

De repente, todo se nubló. Un grito de horror le vibró en el tímpano.
Se oyó decir:
- ¡Ni se te ocurra ponerle un dedo encima!
Tiró al hombre que gritaba, con el brazo quebrado, hacía un costado.

Gun que lo miraba impactado, se levantó corriendo a su encuentro.
Se colgó de su alfa, rodeando su cuerpo con brazos y piernas.
Tratando de calmar el calor, se refregaba contra él.
-¡Off viniste! ¡Viniste!- y luego pidió ¡Sácame de aquí!¡Por favor!

El alto se dió la vuelta sin mirar atrás. Sus grandes zancadas agrandaban la distancia  de aquel lugar.

Ya en el exterior, se encontró con Earth,  mientras la policía irrumpía en el sitio.

El amigo lo frenó.
- ¿Cómo estás? ¿ Y Gun?
- Estoy bien. Pero, él no. Tengo que llevármelo. Es muy peligroso para ambos que nos quedemos aquí.  Avísale a los oficiales, que cuando se calme irá a testificar y, mantenme al tanto de lo que  suceda.
- Sí.  Ve tranquilo.
- Gracias.  De verdad.
El morocho apretó su brazo, y nuevamente dijo:
- Vete.

Metió al pequeño dentro del auto como pudo, ya que como una garrapata se aferraba a él y no lo soltaba.
- Vamos Gun. Si quieres irte de aquí, tienes que dejarme manejar.
- No puedo, no me dejes.
- No voy a dejarte, solo quiero llevarte a un lugar más seguro. A casa.
- Me quemó - gimió.
- Lo sé. Vamos.
Tomó su rostro y plantó un suave beso. Envolviéndolo en sus feromonas, el omega comenzó a calmar su respiración. 
Lentamente fue liberando sus extremidades, acurrucándose en su cintura.
En pocos minutos, manejaba con el pequeño desmayado a su lado.  Su valiente omega.
Tras hora y media, llegó a su hogar.
Muy despacio, lo sacó del auto.
Apenas atravesó el umbral, el otro abrió los ojos como plato.
Off se sobresaltó.

Con los ojos en llamas, suplicó.
- Te necesito. Aquí y ahora.
Y lo besó.







Los Labios Del Pequeño OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora