*Tercer dia*

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Se sintió morir ante ese ruego. Su corazón se derretía.
No resistía más, tampoco. Se había mantenido duro y con dolor en su ingle, por tanto tiempo, que ya no sentía nada por debajo de la cintura. Aguantarse le estaba provocando efectos adversos. Pero no iba a cambiar de opinión.
Podía ayudarlo un poco. Calmarlo, cuidarlo. Y nada más.
Apretó la espalda del omega contra su pecho, sosteniéndolo. Lo ayudó a guiar su mano hacia su junior. Y mientras Gun se confortaba por enésima vez, lo envolvía con su dulce aroma de coco y chocolate.
El pequeño hizo lo que pudo, aunque su deseo era grande, su agotamiento lo superó, quedando dormido rápidamente.

Varias veces, Earth y White, mandaron mensajes para saber cómo iba la situación. Más que decirle que todo estaba bajo control, no podía.
Aunque estaba muy conmovido, por los amigos que tenían.

El alfa pudo descansar un poco más la segunda noche.
Cuando lo sentía encenderse, lo apretaba con fuerza hasta que se calmaba. Esto pasó dos o tres veces.
No necesitó darle el medicamento. Estaba tan débil que no luchaba ni se resistía.
-Hubiera sido tan fácil tomarlo-. Pensó.
- En fin-. Expulsó el aire resignado.

Gun despertó temprano. Se levantó sigilosamente, tratando de no alertar al otro. Y fue al baño.

Se miró en el espejo. Estaba hecho un asco. Las ojeras por el piso. El rostro enflaquecido. Había perdido mucho peso.
Abrió y se metió bajo el agua caliente. Se enjabonó mientras se revisaba el cuerpo. Esternón, costillas, clavículas sobresalían. Lágrimas corrían por su rostro. Miles de pensamientos lo acosaban.

Era la peor sensación que había experimentado en su vida. Algunos celebraban el celo como el paso a la adultez. Hacían grandes festejos.
No era nada para alegrarse. Estar a merced de sus impulsos era una tortura.
Tal vez, no era tan mala idea enlazarse a un alfa. Lo protegería.
Ahora entendía el tema del destinado.
Si lo encontrara, por lo menos, estaría a salvo de sí mismo.
No queria seguir sintiéndose así. Tenía miedo de volverse loco.
Off sería una muy buena opción. Por lo menos estaba interesado en él. Además, era tan considerado. Atendiendo y asistiendo sus necesidades.
Y era tan cariñoso. Sus besos lo llevaban al cielo. Sus manos, su cuerpo. Todo en él era perfecto.
Nunca se había detenido a pensar en enamorarse. Estaba tan enfrascado en los estudios, que ni siquiera cruzó por su mente encariñarse con alguien.
Era tan cerrado. Se dió cuenta, que por su terquedad había lastimado a otros.
- Vamos Gun, tu no sabías que iba a pasar esto- se dijo. - Arriba el ánimo.

Se secó, vistió y salió. El mayor seguía durmiendo.
En la cocina, preparó café, tostó pan. Sacó mermelada, manteca y jugo.

Llamó a Off suavemente.
-Off, es cerca del mediodía, ya ¿ Quieres levantarte? Hice el desayuno.
El grandote se retorció, girando sobre su cuerpo, llevándose el acolchado con él.
-Mmm...si. Ahora voy.

Volvió a la cocina, y mientras preparaba las tazas, lo vió pasar, con la cabeza baja, para asearse.
Unos largos minutos después, apareció y se sentó en la isla.

-Buen día
-Buen día. ¿Cómo estás?
Off lo miró enarcando la ceja. Era extraño que el pequeño le hiciera esa pregunta.
-¿Bien? Pude dormir anoche, a pesar de un ratoncito inquieto.
-¿¡A quien le dices ratón!?
El mayor rió tomándose el estómago.

El otro lo miró enfurecido, con los brazos en jarras.

-Me alegro que estés mejor. Extrañe al Gun gruñón-. Hizo una muy larga pausa. - Te extrañé.

El omega se sonrojó. Quedó mudo. Tragó la comida, mirando para otro lado.

Desayunaron en un incómodo silencio, que después de largo rato rompió el menor.

-Creo que es momento de volver a mi casa ¿No?
El otro lo miró fijo.
-Esperemos un rato más. No vamos a arruinar todo el esfuerzo de estos días. Si te sientes mejor, puedes lavar tu ropa para matar el tiempo. Tienes una pila.

-Sí, será lo mejor.
Aseó los platos, limpió y se ocupó de su ropa.

El alfa desplegó sus libros y cuadernos, para estudiar. No los había ni mirado en esos días.

Gun estaba frente al lavarropas, cuando una oleada de calor lo asaltó. Se aferró a la máquina, inspirando varias veces fuertemente, hasta que se pudo controlar.

El otro se tensionó. En estado de alerta, suspiró aliviado, cuando se calmó rápidamente.

- ¿Estás bien?
- Si, si. Gracias.

La tarde pasó. Los espasmos no volvieron. Así que, era el momento de irse.

- Creo que ya puedo ir a casa. Me siento bien. Hace horas que no tengo ningún síntoma.

-Bueno. Vamos. Te llevo.
- No quiero molestarte más. Hiciste demasiado. Tomo un taxi.
- Vamos, ni loco te dejo ir con otra persona. Sino, te quedas. A mí no me molestas. Tú sabes. - Abordó el tema, sin decirlo.
- Si, ya sé-. Se ruborizó. -No, mejor llévame a casa.

Juntó sus pertenencias, mientras el alfa agarraba las llaves.
Durante el viaje se sintió una extraña electricidad en el aire. Gun volteaba a ver nerviosamente al mayor, a cada instante. El otro estaba concentrado en la ruta.

Su pensamiento de Off, había cambiado. No podía evitar notar que tenía un lindo perfil. Cejas curiosas, ojos profundos, linda sonrisa. Se descubrió suspirando por él.
- ¿Qué te sucede?- se dijo. - Que débil eres.

Arribaron al lugar. El mayor habló.
- Llegamos.
- Si...- el omega se miraba los dedos nerviosamente. Se giró en el asiento, levantó la vista y le tomó las manos.
- Off todo lo que hiciste por mí, fue demasiado. Nunca, jamás, voy a poder devolverte el favor así. Con nada de lo que haga, voy a poder compensarte. De verdad, voy a estar agradecido para siempre. Si me necesitas para algo, no dudes en buscarme.
Lo abrazó. Y se mantuvo un rato largo así. El otro habló.
-No lo hice para obtener nada a cambio. Solo quise protegerte. Sé lo difícil que es esta situación, y más estando en tu lugar. Me alegra haberte ayudado-. Se separó de él. - Vamos, que mañana hay clases. Vete.
Agradeció por última vez, y salió del auto. Mientras se alejaba, vió al mayor esperando a que entre.

Caminó rápido hacia su departamento.
Tras cerrar la puerta, se recargó contra esta. Un montón de sensaciones que al principio, no podía identificar, lo invadían.
Otro tipo de deseo despertó en él. Su pecho estaba en llamas. De pronto se había vuelto codicioso. No lo sabía hasta ahora. Quería a Off.

El mayor volvió manejando con el cuerpo partido en dos. Gran parte se había quedado con su adorado omega. La otra, resquebrajada, iba con él.

Más adelante en el camino, alguien se le cruzó haciéndole señas con los brazos.
Reconoció a Earth. Le abrió la puerta y este entró.
- Ey, desaparecido. ¡Que cara! ¿ Cómo estás?
-Mal, amigo-. Suspiró y continuó. - Lo confirmé. Gun es mi destinado.
-Woow ¡Felicidades! Pero, ¿por qué no te alegras?
- Estoy feliz. Es sólo que siento que en estos días perdí algo.
-¿Qué?
- Mi virilidad.

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Hola, esta historia va como quiere. De 600 palabras se fue a 1200 ..No lo quería publicar hasta revisarlo, por lo menos, 5 veces.
Bueno, espero les guste.
Nos vemos.

Los Labios Del Pequeño OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora