*Comenzó con un beso*

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- Dale Off, ¿no te gusto?- decía Bela mientras pavoneaba su corta minifalda delante de su rostro.
Con cara de pocos amigos respondió:
- Ya te lo dije hace semanas. ¡No me interesas! Creo que estás un poco sorda.
- Ay , ¿por que dices eso? Si te atrapé viéndome varias veces.
- No te entra en tu cabecita. Soy gay. Hola. ¿Hay alguien ahí?
- Ay claro, si lo dices para que me desinterese. Olvidalo.

Off refunfuño y golpeó el vaso del que tomaba contra la mesa.
- Chicos,  me voy .  No me estoy divirtiendo.
- Vamos Off, quédate! - gritaron todos al unísono.

Él se paró, saludó,  y fue hacia la salida, con la incómoda de Bela tras sus talones.

- Tengo que frenar esto de una vez- pensó para sus adentros.

Miró a su alrededor, hasta que vio un grupo de omegas bebiendo juntos.

- Alguno servirá. No quiero hacer esto pero...

Se dirigió rápidamente hacia ellos cuando chocó contra alguien y volcó su trago.
- ¿ Pero qué haces idiota?- dijo el otro y luego quedó paralizado cuando notó que era un alfa.

Off se río por dentro, y luego habló.
-Disculpame, pero más por esto.

Tomó su nuca, y lo atrajo hacia sus labios. El aroma de la vainilla inundo su nariz.
-Mmm- gruñió en su boca. Amaba ese aroma .
El pequeño trató de safarse, pero el lo apretujó más. Recorrió sus labios lentamente,  disfrutando el sabor del dulce trago que había tomado, mezclado con su saliva.
El otro, que en un primer instante lo empujaba, ahora se aferraba a su camisa.
Off profundizó el beso, olvidando donde estaba, y porque lo hacía. 
Lamió,mordió, exploró los voluptuosos y rojos montes que  tenía por labios, sintiendo como el menor se deshacía en  sus brazos.
Era un omega tan delicioso, que sus colmillos dolían, ansiaban, marcarlo.
Respondía a sus besos con entrega y pasión inesperada.

Gun, por su parte, nunca había sido besado de esa manera. 
El aroma a coco y chocolate que desprendía el alfa , lo hipnotizaba lenta y fuertemente. 
Aunque su primer instinto fue correr, se aferró a el, y sintió su cuerpo volverse gelatina, entre sus brazos.
Estaba poseído por algo mayor. Quería, necesitaba ser devorado.  Este alfa nublaba sus sentidos. Lo hizo sentir como nunca quiso. Indefenso.

Cuando se dio cuenta de esto, recuperó el juicio. Salio del trance, y abrió grandes los ojos.
Haciendo una fuerte presión contra el pecho del alfa,  se lo sacó de encima, y corrió. Corrió lo más lejos que pudo, con el corazón latiendo a mil por hora.

Los Labios Del Pequeño OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora