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Decidí entrar en la habitación examinandola, era simple pero sin dejar de ser lujosa como cualquier cosa en esa mansión, lo único que le indicaba que ya estaba atardeciendo era un gran ventanal dando luz a la fría habitación. Vi dos puertas así que me acerqué a abrirlas, una era un armario el cual estaba a explotar de ropa ridículamente lujosa y extravagante, cerré la puerta soltando un suspiro abriendo la otra la cual era un baño de baldosas negras y color crema, me sentía como una pequeña garrapata en esa gran ola de extravagancia.

Inevitablemente terminé frente al espejo siendo llevado por la curiosidad. Quité con cuidado los vendajes de mi cabeza dejándolos en el lavabo pudiendo mirarme el rostro completo. Quedé horrorizado, mi apariencia no era la de antes, mis mejillas eran un poco más rellenitas, mis labios eran algo más finos que antes de un tono rojizo e incluso mi nariz había cambiado un poco pasando a ser más recta. Sin dudas era yo, mi anterior apariencia seguía allí pero era extraño... Toqué mi mejilla perdido en la imagen frente a mí ¿Esto era alguna especie de película de terror? ¿Una pesadilla? Solo quería despertar y estar en el dormitorio de mi universidad con Yoongi roncando a mi par y ninguna llamada perdida de mi madre porque ella estaba bien... Porque su salud no corría peligro.

Salí de la habitación esta vez determinado a buscar respuestas. Pasé por varias habitaciones pero en cada puerta que abría no había señales de vida hasta que me topé con una puerta algo diferente a los demás, era de madera oscura y de alguna manera resultó intimidante para mí. Debajo de ella se podía ver una luz media tenue amarillenta ¿Era la oficina de ese extraño alfa? Sin dudarlo abrí la puerta, encontraría respuestas a las malas si era necesario.

Miré al alfa sentado en un escritorio rodeado de papeles, él alfa me miró con su típica expresión fría a la cual ya me estaba acostumbrando. Hice unas señas indicando que necesitaba un teléfono entrando el desesperación al verlo alzar una ceja con total indiferencia.

-¿Un teléfono?- Preguntó a lo que asentí con la cabeza efusivamente.

-Já ¿En serio crees que te daré uno luego de lo que hiciste? Tu comprensión me sorprende, Jeon- Volvió la vista a los papeles ignorando las señas que hacía. Luché por hablar pero no salía ningún sonido de mi boca frustrandome -Si ya terminaste tu absurdo numerito puedes largarte, no tengo tiempo para eso.

Decidí quedarme allí mirándolo leer un par de papeles y luego volver su vista a la computadora, mis pies se cansaron luego de lo que parecieron horas, divisé un pequeño sofá para una persona a un rincón de la habitación y sin dudar lo corrí por el suelo con algo de dificultad debido a su peso y mi debilidad pero luego de muchos intentos y sudor lo logré dejar casi frente a él. El alfa alzó la vista mirándome con fastidio pero mantuve mi silenciosa guerra sentandome directamente frente a él mirándolo con expresión orgullosa ¡Já! ¡Toma eso como te llames!

-Aunque hayas tenido ese accidente tan fuerte y hayas pasado por varias cirugías, no te perdonaré tan rápido y fácil, la única razón por la que no te he echado a patadas es porqué por primera vez en tu vida protegiste a nuestro dijo- Soltó con frialdad.

¿Nuestro hijo? ¿De que demonios está hablando? Yo solo tenía 20 años, así que definitivamente no podía tener un hijo ¡Era más virgen que María! Ni siquiera creía en Dios como para excusar que el espíritu santo o algo así me embarazó años atrás.

Al borde de agarrarme a golpes solo tomé una hoja en blanco junto con un lapicero y me apresuré a escribir furiosamente contra el papel.

"No sé de qué éstas hablando, no te conozco y no sé dónde estoy. Me llamo Hoseok y necesito llamar urgentemente a mi madre."

Escribí con letra algo temblorosa pero lo suficientemente entendible mostrándole la hoja casi en la cara rogando que por fin entendiera. El alfa al acabar de leer aquello estalló en carcajadas como si le hubiera contado un chiste. Lo miré estupefacto, en ese instante me odié por prestarle atención a su sonrisa cuadrada y dientes perfectos. Detestaba a ese alfa con toda mi existencia.

-Buen intento Jeon, pero necesitarás otra estrategia para convencerme- Volvió a su típica expresión formando una bola con el papel y tirandolo en el suelo.

Pasé una mano por mi cabello mordiendo mi puño con histeria, si tuviera mi voz o resistencia no habría dudado en lanzarme sobre él e insultarlo con todas las maldiciones que Yoongi se había encargado responsablemente de enseñarme. Era imposible razonar con ese tipo.

-Vete, no tengo tiempo para seguir soportando tus estupideces- Dijo sin siquiera mirarme cuando salí de allí a pasos pesados asegurándome de tirar la puerta con la fuerza que pude sacando el dedo del medio a la puerta ya cerrada.

Me senté en el suelo pegando mi cabeza a la puerta, empezaría mi huelga desde ahora. Luego de unos minutos ya me encontraba extremadamente aburrido, planteé finalmente irme pero justo cuando estaba por levantarme escuché su voz hablar aparentemente por teléfono por lo que me apresuré a pegar mi oreja a la puerta.

-Es probable que su esposo esté muy angustiado e histérico por los sucesos anteriormente ocurridos, probablemente tuvo pequeñas pérdidas de memoria o lagunas mentales, tal vez dentro de unos días logre recuperar la memoria, solo es cuestión de tiempo- Escuché la voz de al parecer un médico sonar al otro lado de la línea en alta voz.

Quise golpear mi cabeza contra la puerta luchando por ponerme a llorar ahí mismo. Sin embargo mi espíritu orgulloso y decidido me lo impedía, encontraría a mi madre y la razón de todo este embrollo de alguna manera, lo juraba por mi peluche de alpaca.

Strange | Vhope Donde viven las historias. Descúbrelo ahora