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Rendido y agotado mentalmente me alejé de la puerta caminando por los extensos pasillos llenos de puertas de esa gran casa, estaba seguro de haber pasado por la misma puerta un par de veces pero vagar por allí era mejor que estar encerrado en aquella fría y lujosa habitación la cuál me ponía los pelos de punta. Extrañaba el diminuto dormitorio que compartía con Yoongi y sus pésimos chistes antes de dormir.

Bajé las escaleras con pesadez deteniendome en la sala o una de muchas. Allí estaba el niño del tren... Jeongin si mal no recordaba, él niño estaba sentado en el gran sofá de cuero negro completamente inmerso en su tableta, ni siquiera alzó la mirada cuando me acerqué. Basado en los pocos aspectos que había visto de su vida probablemente sus padres no le prestaban la mínima atención y tal vez de allí provenía su inusual comportamiento. A sus pies había un cachorro pomeranian negro con algunos motes marrón claro el cual a diferencia de su dueño alzó la cabeza curioso al verme.

Hice un intento que aclararme la garganta sacando un pobre sonido de mi garganta el cuál sonó como un gato siendo estrangulado. Jeongin alzó la vista de la tablet mirándome directamente, su expresión me recordó a su padre con sus típicas expresiones vacías. Sin duda ese niño era su hijo.

Señalé al cachorro y luego volví a mirarlo a él simultáneamente. Quería instalar una "conversación" con el niño. Solía ser muy bueno con los niños, cuando iba a la secundaria cuidaban de vez en cuando a los hijos de los vecinos y me adoraban. No creía que fuera tan diferente a menos que me mordiera o algo así, me preocupaba un poco la falta de expresiones del niño y su dependencia a su tableta. Digo... Yo a su edad comía tierra.

-Yeontan...- Respondió luego de un pesado silencio. ¡Wow! Me sorprendió que hubiera entendido

Alcé el pulgar tratando de sonreír sin embargo mi cara dolió y en vez de eso hice una mueca. Diablos, probablemente parecía un maldito pedofilo sonriendo pero Jeongin no gritó ni corrió así que tal vez no lo hice tan mal... O la inexpresividad del niño era más grande de lo que creía

Jeongin luego de unos minutos en los que miré incómodamente el suelo pareció dar por terminada nuestra "conversación" ya que se levantó del sofá y se perdió por el pasillo con un energético Yeontan siguiéndolo, era comprensible que reaccionara así, de lo poco que había visto de su otro padre habría sido extraño para él que se comportara como ahora lo hacía yo. Viendo todos esos aspectos me preguntaba cómo reaccionaría un pequeño niño de su edad al saber la verdad; su padre estaba muerto y yo solo era un chico universitario más virgen que el aceite de oliva que nunca lo había visto en su vida a excepción del punto de partida de ese embrollo. Ohh ese Jeon como se llame debe estarse destornillando de la risa desde quién sabe donde mirando todo lo que provocó tras morir.

Solté un suspiro subiendo nuevamente las escaleras tratando de recordar el camino de la habitación que Kim me había asignado. Vagué por los pasillos abriendo puerta por puerta casi por media hora hasta que finalmente dí con la indicada. En la pared a un lado de la puerta había un cuadro de lo que parecía ser popó de paloma, reconocía eso.

Cerré la puerta a mis espaldas y a pasos pesados me dirigí al armario. Había estado tan abrumado con los recientes sucesos que ni siquiera había deparado en mi vestimenta la cual consistía en unos pantaloncillos cortos y una camiseta blanca de tela suave, probablemente en algún transcurso de cuando estuve inconsciente me habían cambiado de ropa pasando de usar la típica bata del hospital a eso. Entré al inmenso armario vagando por las hileras de ganchos tratando que buscar algo cómodo para cambiarme, el aroma a hospital que provenía de mi vestimenta me causaba escalofríos.

Luego de una extensa búsqueda dí con una camiseta verde claro y unos pantalones de pijama grisáceos. El tal Jeon parecía usar hasta ropa interior Gucci e incluso sus medias eran increíblemente extravagantes. Me apresuré a cambiarme, la ropa me quedaba algo grande pero no estaba nadando en ella, un punto a favor. Lavé mis dientes con un cepillo nuevo que encontré detrás del espejo y rendido me recosté en la suave cama, ni siquiera tenía noción del tiempo pero el cansancio se había apoderado de mi cuerpo y los pensamientos acumulados me habían agotado mentalmente junto con mi nueva realidad. Cerré los ojos y deseé despertar al día siguiente en mi dormitorio con la luz pegándome en la cara y los ronquidos de Yoongi resonando haciendo al camarote casi vibrar, pero sabía que desgraciadamente eso no pasaría.

[...]

Al siguiente día desperté con unos toques en mi puerta, siempre fui de sueño liviano y al parecer aún luego de sufrir un accidente eso no había cambiado. La puerta se abrió y a través de allí se asomó una beta de mediana edad, su expresión se tornó nerviosa cuando nuestras miradas se cruzaron. Empezaba a creer seriamente que ese omega Jeon en serio era un auténtico monstruo a juzgar por las reacciones de las personas que creían que era él.

-Disculpe... Su desayuno lo espera- Avisó a lo que asentí medio desorientado sentandome en la cama.

Segundos después la puerta se cerró. Me dirigí al baño a pasos pesados, estando allí me lavé la cara y me enjuagué la boca tratando que lucir más presentable. Me miré en el espejo tratando de aceptar mejor mi realidad... Bien, soy Jung Hoseok, tengo que aclarar las cosas con ese alfa loco, contactar a mi madre y asegurarme que Yoongi no se haya comido mi reserva de chocolates debajo de mi colchón.

Bajé las escaleras con la mujer detrás mío cosa que agradecí en silencio, no quería volver a perderme. Ella me guió hacia una gran sala la cual supuse que era el comedor, la mesa era increíblemente larga hecha aproximadamente como para unas quince personas, sin embargo sólo había una persona allí sentada en al cabezal.

Tomé asiento donde la mujer me indicó mirando cada tanto de soslayo a Kim el cuál parecía más concentrado en mirar su teléfono mientras comía de una tostada. Miré hacía abajo el plato que me correspondía, era un tazón de distintas frutas cortadas y de acompañamiento un vaso con jugo de naranja. Dudoso tomé el tenedor y empecé a comer primero cautelosamente y luego casi devorando el plato. No me había dado cuenta que cuanta hambre tenía hasta que probé bocado.

-Volveré más tarde, tengo asuntos urgentes en la empresa.- Avisó el alfa levantándose de la mesa -Soo Ah, por favor vigila a Jeon y asegúrate que Jeongin coma todas sus comidas- Indicó a la beta.

-Entendido amo Taehyung- La empleada asintió ¡Así que su nombre era Taehyung! Procesar el dato ahora era difícil.

Él amargado Taehyung (como ahora estaba decidido a llamarlo) se marchó sin siquiera mirarme perdiéndose de mi vista en segundos. Suspiré mirando el plato ahora vacío, me levanté de la mesa y me dirigí nuevamente a la habitación, esta vez sin la beta detrás de mí, necesitaba asearme y aclarar mis pensamientos antes de pensar en un nuevo plan ahora con los nuevos datos que sabía del alfa y mi situación...

Strange | Vhope Donde viven las historias. Descúbrelo ahora