Capítulo 8: Acusación

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—Gracias, Hanako...—el joven se anima un poco por mis palabras—. ¿Cuál será el siguiente paso de la investigación?

—Ya nos encargamos de dos de nuestras prioridades a descubrir.

—Así es, descubrimos que Mai era la mujer que vi... Y también encontramos una forma de explicar el enigma del cuarto cerrado, gracias a lo que nos contó ese empleado.

Me percato de que Kazuya está hablando por primera vez  con verbos en plural... ¿Quizás la promesa que le hecho ha ocasionado su mínima mejoría? Si es así, me alegro mucho.

—Solo nos queda por averiguar el paradero de la puta arma homicida...

Me quedo mirando fijamente a una de las paredes del vestíbulo, perdida en mis pensamientos respecto al arma del crimen. Me concentro en uno de ellos.

—Es imposible que el culpable se haya llevado el arma...—murmuro en voz alta.

—¿Eh? ¿Qué te hace pensar eso?—confundo un poco a Kazuya.

—Me refiero a que si mi razonamiento es correcto sobre que Mai es la asesina y que Kaito no llamó a la policía porque ella se lo pidió... ¿Por qué demonios se quedó adentro del hotel?

—Oh, ya entiendo... Es muy extraño que Mai no se haya ido, a pesar de haber cometido un crimen... Lo más normal es que hubiera intentado irse lo más lejos posible del hotel, para evitar que sospechen siquiera un poco de ella—explica brevemente mi razonamiento.

—Y además, Kaito le otorgó bastante tiempo para huir. Solo se me ocurre una justificación para su  comportamiento contradictorio... Y es que debió de pensar que salir del hotel sería mucho peor que quedarse.

—¿P-Por qué? Siento que si un asesino se queda en el lugar de su crimen, eso le perjudicará de alguna forma.

Apunto con mi dedo a la entrada del hotel.

—Hay cámaras de seguridad afuera. Es obvio que cuando la policía investigue, revisarán las cintas por si alguien es captado yéndose momentos después del crimen.

—Oh... Ya comprendo. Cree que es mejor permanecer junto al numeroso grupo de huéspedes, en lugar de ser parte de los pocos que se fueron del hotel.

—Apuesto a que escondió el arma homicida en algún rincón del edificio... Su cómplice, Kaito, seguramente le sugirió el sitio ideal, ya que conoce el hotel de arriba abajo al haber trabajado cuatro años aquí—imagino uno de los beneficios que obtuvo Mai por sobornarlo.

—Si de verdad Mai y Kaito están compinchados... Tiene sentido que el guardia de seguridad le escondiera el arma por ella. Pero, hay una cosa que me resultó inusual desde el inicio—Kazuya me comparte su incomodidad.

—¿El qué, querido Kazuya?

—¿Por qué molestarse tanto en esconder un arma? Quiero creer que es porque si la policía la encuentra, algo de ella apuntaría las sospechas a Mai... ¿Pero que clase de objeto podría hacer algo como eso?

Esa incógnita ya la tenía anotada en mi libreta mental. He pensado en varios posibilidades, pero soy incapaz de afirmar cuál es la correcta sin las pruebas necesarias.

—No hay manera de saberlo hasta que confrontemos a Mai. Antes de ir a por el postre podrido, deberíamos seguir con el almuerzo a medio terminar: Encontrar el arma.

—No hables de comida, que no he cenado aún...—se lleva las manos a la barriga, recordando que Azumi nunca entregó los filetes a su cuarto—. ¿Dónde crees que Kaito pudo esconderla?

—Un guardia de seguridad escondiendo un arma adentro del hotel...—me presiono la sien con dos dedos—. Hmmm...—se me ocurre un sitio considerando su cargo—. Aquí hay un cuarto de empleados, ¿verdad?

Súper Detective HanakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora