Capítulo 31: Ajedrez y visita

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13 de Agosto, 8:42 AM. Edificio Tablas - Súper Oficina.


Ha pasado mes y medio desde que investigué mi último asesinato, el cual se trató de la resolución del famoso caso del Búho Nocturno. Sin haberme topado con otro homicidio, volví a la monótona rutina de encargarme de delitos menores.

Mirando en retrospectiva el montón de casos, lo más destacable que puedo contar de ellos fue el allanamiento realizado por un desesperado adolescente que quería usar un baño urgentemente a causa de una diarrea brutal. A día de hoy, recuerdo a la perfección la obra de arte que pintó en las paredes de la casa usando sus heces líquidas.

Si comparo todos mis casos con los dos asesinatos que investigué, los primeros son un puto juego de niños que ya hasta parecen parodias sacadas de Youtube. Y hablando de asesinatos...

Mi investigación del homicidio del parque Pakapaka acabó conmigo intercambiando números de teléfono con Ashley, así podríamos estar en contacto e intentar descubrir juntas todo lo que quedó inconcluso en ese crimen. Transcurrieron seis semanas sin ninguna buena noticia. No he encontrado una mísera pista, y ella no es una excepción. Aún con eso en nuestra contra, estoy segura de que esa chica todavía no se ha rendido.

Una consecuencia positiva que tuvo el caso de la muerte del Búho Nocturno fue el cambio de mi horario de sueño. Cuando regresé a mi oficina, reflexioné sobre todo lo que ocurrió y me di cuenta de que una situación similar podría repetirse de nuevo: Un cliente queriendo solicitar mis servicios a una hora temprana y que yo no le abra la puerta por seguir dormida como una subnormal. Casi me sucede eso con Yuki, de no ser porque Kazuya me despertó. Aunque no lo quiera aceptar, él evitó que la Verdad de ese trágico día se desvaneciera para siempre.

En el treinta de Junio de este año comprendí que ni siquiera yo llego a ser perfecta: Ser una detective. He cometido varios errores en esa investigación, y lo que más me desanimó fue el hecho de haberme equivocado en la acusación inicial. Nunca antes había experimentado eso, dado que siempre deducía todo en el primer intento, incluyendo mi primer asesinato investigado.

Gracias a esa experiencia, entendí que no debo creer que tengo que buscar la Verdad a la primera y sin ningún cometer un solo fallo. Lo mejor es optar por la siguiente mentalidad: Aunque me equivoque una y otra vez, miles de veces... Me las arreglaré para llegar al final del camino, con pura prueba y error. Los eventos que viví en carne propia me motivaron a querer mejorar y corregir lo máximo posible ese defecto mío.

De todo ese insufrible esfuerzo; surgieron bastantes gotas de sudor, sangre y sobre todo insultos innecesarios salidos de mi boca. Valieron toda la pena, pues por fin pude convertir en un hábito mío el despertarme a las 8:00 de la mañana. Se podría decir que ese fue mi entrenamiento de dos años que suelen tener los protagonistas genéricos de los animes Shonen.

En este momento me encuentro sentada en el sofá, jugando ajedrez con mi querido Kazuya. Los dos estamos de acuerdo en que los casos que nos suelen pedir investigar son jodidamente aburridos, por lo que acordamos jugar partidas diarias en la oficina para lograr entretenernos aunque sea un poco.

Voy a ser lo más sincera y dulce posible: Este chaval no sirve una mierda para el ajedrez. Cosa que se hace notar aún más si su oponente es la detective que tiene partidas mentales  de ajedrez con sus testigos.

Aún con su humillante racha de cero victorias, Kazuya sigue sin tirar la toalla y ha aceptado todas las aplastantes derrotas como si fuera un masoquista desenfrenado. Supongo que eso demuestra que quiere mejorar en este juego.

Súper Detective HanakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora