Capítulo 17: Apuñalada por la espalda

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El hombre se baja de la bicicleta y comienza acariciar el asiento con ternura. Puedo notar que de la bici cuelga una bolsa gris.

—Este bebé no se parece en nada a un tanque... Pero es lo máximo que me puedo permitir usar para que no se borre la imagen de la guerra que vive en mí.

—Primero que nada, la alarma de una inminente bomba y un tanque de guerra no tienen nada que ver entre ellos. Y segundo... ¿Qué es eso de la imagen de la guerra?

Apenas intercambiamos unas palabras pero ya me ha interesado este viejo ermitaño.

—¿¡Acaso no es obvio!? ¡Yo estuve en la Guerra de las Bienvinas!

Mencionando la guerra de 1980, el anciano barbudo señala su pecho. Hasta ahora no me había fijado en su vestimenta a pesar de lo excéntrica que es. Lleva un atuendo militar de camuflaje y tiene como decoración bastantes medallas de honor.

—Perdón. Creo que me incliné más por la impresión de que eras un viejo sereno que pasea en bicicleta y no un ex-militar que intenta mantener la guerra viva en su alma.

—No pasa nada, jovencita. Entiendo que los chicos de hoy en día no comprendan el duro trabajo de los adultos que se han roto el culo para conseguir la libertad que disfrutan ahora.

¿A esto se refiere Midori con un boomer?

—¿Cómo se llama, señor?—Kazuya se inclina hacia el soldado.

—¿E-En serio te interesa un viejo como yo? D-Digo—tose un poco—. Me llamo Sota. Sargento Sota.

—¿No sería ex-sargento Sota?—alzo una ceja inquisitivamente.

—Gracias por destruir la poca imagen de guerra que quedaba en mí—comenta con sarcasmo.

—¿Y por qué quieres mantener dicha imagen? No quiero ofenderte con mi opinión personal, pero... Para mí, la guerra es una experiencia horrible y suponía que ningún soldado quisiera recordarla.

—Muchos tienen esa mentalidad, y no tiene nada de malo pensar así. Sin embargo...

Sota empiezan a acariciar su blanca barba. ¿Cuántos años de vida le quedarán a este vejestorio?

—...Yo prefiero ver las cosas de otro modo. Arriesgué mi vida por la libertad de mi país y luché honorablemente junto a mis camaradas. En lugar de desechar los recuerdos e ignorar todo lo que hice... Prefiero conservarlos y estar orgulloso de como me desempeñé ahí.

Esto es totalmente inesperado. Desde que desperté esta mañana, he conocido a gente muy molesta.

Yuk, el Creyente Iluminado, alguien con una paranoia e imaginación gigantescamente ridículas. Aún con eso, no lo considero una mala persona pero sus teorías me siguen tocando los ovarios.

Luego están las putas abejas que viven en este parque. Ni siquiera voy a diferenciar a Toshiro del resto. A cada uno de los empleados les tengo el mismo asco.

Y finalmente, al ser más tierno del mundo: Satoshi. Quien no hizo nada más que darme amor y cariño desde que lo conocí. Nótese el puto sarcasmo.

En pocas palabras, mis interacciones de hoy fueron una montaña rusa que mientras más subían más negativas llegaban a ser.

Pero ahora acabo de conocer a un viejo que me trata con respeto y dice cosas geniales. ¿Tanto es pedir que más gente como él aparezca en mis investigaciones?

—Nunca lo había visto de ese modo...—Kazuya opina sobre la ideología del anciano.

—Ahora, si me disculpan... Seguiré con mi paseo mañanero—se sube a la bicicleta.

Súper Detective HanakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora