Capítulo 34: La Academia Hacha de la Esperanza

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13 de Agosto, 10:01 AM. Academia Hacha de la Esperanza, Patio delantero.


Llegando a la entrada, nuestros pies cruzan el portón de hierro abierto y a continuación son cubiertos por un podado césped verde, señal de que es cuidado con regularidad. Antes de siquiera dar otro paso hacia adelante, me toma por sorpresa la sensación de mis caderas siendo manoseadas.

—Tienes tres segundos para correr antes de que te provoque un desgarre perianal de cuarto grado.

—¡Juro que esto no es acoso sexual! Lo hago por cuestiones de seguridad... Es mi trabajo, después de todo.

Luego de defenderse de mi amenaza, me percato de que el hombre que me está tocando viste un uniforme azul, junto a una gorra con visera. Volteando un poco, soy capaz de ver como una mujer, con ropa idéntica a la de él, toquetea a Kazuya de la misma forma. A juzgar por sus mejillas ruborizadas debido al contacto físico, evidentemente el pobre está apunto de estallar por la vergüenza y causar una erupción volcánica.

Volviendo a observar al señor delante mío, me cruzo de brazos y elevo una ceja.

—Una de dos: Ustedes son seguratas y tienen la tarea de chequear físicamente a todos los que entren, o por otro lado... Forman parte de una secta de abusadores desenfrenados que tuvieron la brillante idea de personificar a los guardias de seguridad de una academia para así poder manosear a los adolescentes sin que sospechen.

—Por el bien de nuestra reputación, espero que no te decantes por la segunda posibilidad.

Al responder a mi opinión con un tono cómico, la dama termina de examinar la gorra de mi hijo adoptivo y procede en acercarse al otro guardia, quien acaba de sacar los objetos que guardé en mi gabardina con el propósito de analizarlos. Finaliza echándole un rápido vistazo a mi placa y dirigiendo su mirada

—Debo decir que es un poco raro que lleves un juguete, dos modelos de teléfonos diferentes y una fotografía de otras personas... De todos modos, te dejaremos pasar por ser la Súper Detective. Supongo que estás en medio de una investigación y necesitas entrar en la escuela.

Devolviéndome todo lo que mencionó, junto con mi placa, el señor me sonríe ligeramente.

—Me alegro de que hayas acertado mi objetivo rápidamente, ser reconocida por ti y ganarme el acceso a la academia nada más que por mi merecidísima fama... Pero no puedo evitar preguntarme: ¿A qué se debe la inspección tan minuciosa?

La mujer se encoge de hombros con cierta tranquilidad, como si mi duda fuera algo que recibe frecuentemente.

—Políticas escolares, detective. Es obligatorio examinar el cuerpo y las pertenencias de todo el que ingresa y sale, incluyendo a los propios estudiantes.

—¿Con que políticas, eh?

Agrego otra ley a la larga lista de normas extremistas creadas por la repercusión del incidente de Naoki.

Aceptando el pulgar arriba de los dos seguratas, me despido de ellos y continuamos nuestro camino hacia la puerta del edificio. Siendo inevitable por ser cubiertos por su inmensa sombra, los dos nos paramos en seco y elevamos las cabezas para contemplar correctamente su imponente estructura.

Un enorme edificio de cinco pisos, desbordando un aire de nobleza que aumenta al ver sus paredes pintadas de un elegante blanco color cuarzo. Simétricamente alineadas, diversas ventanas conformadas por un cristal zafiro actúan como un accesorio que suma puntos al aura refinada que posee.

Súper Detective HanakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora