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PARK JIMIN

Una semana había pasado desde que me encontré con mi padre, fue una buena semana que me hubiera gustado que durara más, pues mi padre por la forma tan cariñosa de hablarle y tocar a su esposo me hacía entender que no importaba el sexo o si tú pareja podía o no darte hijos, el amor era más que eso y habían diferentes formas de demostrarlo. Era sorprendente el nivel de confianza que habíamos logrado en tan corto tiempo, pero mi padre tuvo que volver a Seúl. Guardamos nuestros números de teléfono y también los invité a la boda prometiendoles que les daríamos más detalles sobre la hora en cuánto los tuviéramos, pues aún quedaban arreglar algunas cosas.

Hoy era sábado por lo que Jungkook y yo teníamos el día libre, me levanté un poco más tarde de lo usual ya que ayer Jungkook y yo nos dejamos llevar por los sentimientos del otro y terminamos entregándonos el uno al otro una y otra vez hasta terminar cansados.

Pero a penas entré a la sala y ví a Ji-Eun tomando una taza de café que Jungkook le había ofrecido, fruncí mi ceño. Mi vida era perfecta pero Ji-Eun era aquella piedra en el zapato que me impedía estar a gusto, ¿por qué venía en el día de descanso de Jungkook cuando ella podía verlo el resto de la semana la mayor parte del día?

– Buenos días, mi amor.– Jungkook se levantó del sofá en cuanto notó mi presencia y caminó hacía mí para besar mis labios.

– Buenos días, cariño.– Correspondí a su beso con una sonrisa y después lo abracé recargandome en su pecho.

– Jungkook, está conversación es privada.– Habló la mujer mirándonos a ambos y fruncí mi ceño nuevamente.

– ¿Ni mi prometido puede saberlo?– Jungkook se separó de mí tomando mi mano para llevarme al sofá y tomar asiento.

– No tengo la misma confianza con él que tengo contigo y es importante.

Ji-Eun sorprendentemente se veía seria, comprendiendo sus palabras y sin ganas de discutir con ella, regresé a la habitación para cambiarme, pues estaba en bata, también le hablé a Jinki para que fuéramos a desayunar juntos y agradecí que él haya accedido.

Luego de cambiarme por algo casual Jinki me mandó un mensaje diciéndome que ya había llegado al edificio, así que me despedí de Jungkook y de la chica antes de salir.

– ¡Jiminnie! ¿cómo estás?– Me preguntó Jinki en cuanto me vio salir con una gran sonrisa.

– Hola, Jinki. Me gustaría decirte que bien, pero estaría mintiendo.– Sonreí ladeado y el pelinegro borró su brillante sonrisa.

– ¿Por qué, Jiminnie? Ayer que hablamos me dijiste que estabas muy feliz, ¿te peleaste con Jungkook?

– No, sólo que ahora que se ha ido mi padre he vuelto a poner mis pies en la realidad y ahora que he vuelto a ver a Ji-Eun con Jungkook...-

– Ya, no digas más. Sé a lo que va tu conversación.

Me interrumpió y asentí con una falsa sonrisa, Jinki se sujetó de mi brazo y juntos caminamos a un restaurante cerca de donde nos encontrábamos mientras que él me decía las palabras que solía decirme respecto a mi relación con Jungkook recalcandome una y otra vez que tenía que contarle de esto así ya hubiéramos tenido está conversación antes.

Una vez terminamos de desayunar salimos a dar un paseo, conociendo a Jungkook y su "amistad" con Ji-Eun sabía que ellos se la pasarían todo el día juntos olvidándose que los sábados era nuestro día porque podíamos estar las 24 horas con el otro, pero aparentemente hoy era la excepción.

Molesto Park • Kookimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora