𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐡 𝐎𝐟 𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐊𝐢𝐧𝐠 | 𝐌𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 (En Edición)

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕹𝖚𝖊𝖛𝖊

Tu sonrisa se acercó y me golpeó justo entre los ojos
Nunca había visto nada que comparar con tu sonrisa
Nunca había visto nada que se acerque a kilómetros
Mi corazón fue secuestrado por ti

Canción: Hijack My Heart
Artista: Queen
Álbum: The Miracle (Deluxe Edition), 1989.

Tim y Roger estaban en el salón de entrenamiento, el cual se encontraba en el tercer piso del castillo. Ambos jóvenes llevaban cuatro horas batiéndose a duelo y practicando técnicas de defensa.

—Estiras el brazo hacia arriba, lanza tu pierna hacia delante hasta que consigas golpearme con la espada, ¿Me hago entender? —explicó Tim accionando lo que había dicho.

—Si.

—Házlo.

Roger accionó y tocó el torso de Tim con la espada.

—Excelente. Ahora sí, vamos al duelo.

Tim y Roger tomaron posiciones y se sometieron al entrenamiento como lo habían hecho toda la mañana. El lugar era invadido por los sonidos de las espadas y los jadeos de ambos al llevar su fuerza al arma.

Tim logró desarmar a Roger.

—No puedes torcer el brazo, así es más fácil que te desarme.

—Correcto.

—Creo que es todo por hoy.

—¿De verdad? Estoy agotado.

—Si, hemos pasado cuatro horas en este salón sin descansar —respondió mirando su reloj—. Lo has hecho bien, aprendes rápido. Aunque aún falta mucho por recorrer.

—¿Cuánto dura el entrenamiento?

—Eso depende, pueden ser meses o quizás años.

—Mierda, eso es demasiado —rió a la vez que se quitaba la parte de arriba de su traje—. ¿De qué están hechos estos trajes? Son más calientes que un sauna.

—De piel de dragón

—¿Qué? —chilló y abrió sus ojos azules con sorpresa—. ¿En serio los hacen con piel de dragón? ¿Los matan así no más?

—Venden las pieles de los que mueren. Es difícil que la magia y las armas penetren en la piel del dragón, por eso los trajes son de ese "material" —dijo haciendo comillas y énfasis en la palabra—. Pero eso no quiere decir que te mantendrán con vida.

Ante ese último comentario el rubio río. Su cuerpo estaba sofocado y caliente, la franela blanca que llevaba bajo el traje estaba empapada en sudor, y ni hablar de su cabello, a pesar de estar amarrado estaba muy húmedo.

—Deberíamos bajar a almorzar.

Ambos chicos se secaron el sudor con las toallas y fueron al comedor.

—Me acabaría todo un buffet justo ahora —comentó divertido Tim.

Descendieron por el ascensor y entraron rápidamente a la habitación. Una mezcla de olores entraron en sus fosas nasales provocando que sus estómagos dieran un gruñido. Roger se percató de dos figuras que jamás había visto, eran dos inmortales que aparentaban unos cincuenta años si fueran humanos. La mujer era delgada, tez blanca, cabello rizado y ojos color hazel, era bellísima e idéntica a Brian, pero versión femenina; en cambio el hombre, era alto, cabello castaño oscuro y ojos cafés. Sus figuras eran intimidantes al ser inmortales.

—¡Ruth! ¡Harold! —exclamó Tim eufóricamente caminando hasta donde se hallaban sentados los dos inmortales.

—¡Tim! ¡Estás más guapísimo desde la última vez que te vi! —lo halagó la inmortal.