𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐡 𝐎𝐟 𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐊𝐢𝐧𝐠 | 𝐌𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 (En Edición)

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕮𝖚𝖆𝖗𝖊𝖓𝖙𝖆 𝖄 𝕿𝖗𝖊𝖘

La presión me está oprimiendo,
te está oprimiendo,
ningún hombre pide
estar bajo presión.
Esto derrumba edificios,
parte a una familia en dos,
pone a la gente en la calle.

Canción: Under Pressure.
Artista: Queen.
Álbum: Hot Space, 1982

Era viernes. Durante la semana el grupo de amigos estuvo ocupado en sus trabajos, especialmente en la modificación e implementación de hechizos en la isla de los excomulgados. En el transcurso de los días, Brian no había vuelto a hablar con Nathaniel, pero todos los días le iba a echar una ojeada.

Después del almuerzo del martes, Nix y Hemer hablaron sobre dónde se quedaría Veritas ahora que estaba libre, la pareja decidió que podía ser su huésped durante un tiempo; además, el rey le había ofrecido trabajar para él. Y por la tarde, Tim le llevó un informe de investigación sobre la criatura que había asesinado a Winifred, confirmando que fue un zaffrin convocado con magia oscura y venía del Inframundo.

Eran las diez de la mañana, Brian había llevado a Roger al entrenamiento, y ahora se transportaba a la casa de Freddie junto a Veritas. Ambos aterrizaron en el jardín del mago, subieron las escaleras del pórtico y tocaron el timbre.

—Casi toda la nieve se ha ido, pero sigue habiendo un frío infernal —confiesa Veritas, expulsando vaho de su boca.

Toma las solapas de su abrigo y se cubre todo lo que puede.

—Ya vamos a entrar —dijo Brian tocando el timbre otra vez.

Segundos después, la puerta fue abierta y Andrew los recibió.

—Buenos días, Andrew. ¿Freddie está despierto?

—Buenos días rey Nix y por supuesto, pasen.

—Gracias —asintió.

Brian pasa y se quita su abrigo y Veritas le entrega el suyo.

—Ella es Veritas.

—Un gusto señorita Veritas. Mi nombre es Andrew, mayordomo de lord Mercury —se presentó educadamente y le extendió la mano.

—Veritas, Diosa de la verdad —le estrechó la mano.

—Es todo un honor tenerla aquí, pase.

Ambos se adentraron en la mansión Mercury, Andrew les señaló la escalera y subieron a la habitación, el mayordomo se quedó abajo guardando los abrigos de los visitantes.

Brian abrió la puerta, sus ojos se abrieron ante el desorden que había en la habitación de su amigo, mezclado con un fuerte olor a tabaco.

—¡Por los antiguos dioses, Freddie! ¿Qué es todo esto?

El mencionado se encontraba sentado en el suelo, a su alrededor y por todos lados, había pilas de libros, hojas y archivos con los que trabajaba, en el escritorio estaba el cenicero repleto de cigarrillos.

—¡Hola! —exclama alegre, sonriendoles con alegría.

Se levantó del suelo y agarró el puro que estaba fumando en esos momentos, inhaló y exhaló el humo, haciendo que la nariz se arrugara por el desagradable olor, de inmediato batió su mano para alejar el humo de él.

—¿Desde hace cuanto no sales de aquí?

—Desde el lunes —responde y se acomoda la ropa, poniendo el puro al lado del cenicero.

—¿Y no has dejado entrar ni siquiera a Andrew?

—Solo para traerme la comida y ayudarme en una que otra cosa —se encogió de hombros—. He trabajado día y noche en ese libro, son quinientas páginas en total y apenas comenzaré a traducir la número cincuenta.