𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕮𝖚𝖆𝖗𝖊𝖓𝖙𝖆

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Cuando las gotas de lluvia cayeron del cielo
El día que me dejaste, un ángel lloró
Oh, ella lloró, un ángel lloró
Ella lloró

Canción: raindrops (an angel cried)
Artista: Ariana Grande
Álbum: Sweetener, 2018


El fin de semana había transcurrido rápido. Después del drama que hubo entre la pareja, Roger decidió encerrarse en su habitación y Brian le dió su espacio; ahí lloró gran parte de la tarde, acostado en la cama, sin querer levantarse nunca de allí, del otro lado del pasillo, el rey también lloraba por haber lastimado a su novio de esa manera con aquella mentira, hasta que se hartó de estar solo en su cuarto sintiéndose como miserable y no intentar solucionar el problema, así que se dirigió al escondite de su pareja y trataron de conversar calmadamente.

—Rog, abreme por favor —pidió al otro lado de la puerta.

El joven quitó la sábana de su cabeza y observó la puerta, hasta que la retiró por completo de su cuerpo y se levantó para abrirle a su novio, el rizado se coló en la habitación y se sentaron en la cama. Ambos tenían los rostros irritados y rojos de tanto llorar.

—Se que no debí ocultarte lo que pasó acerca del asesinato de Annie. Soy consciente de la terrible acción que tomé y me disculpo de verdad, aunque sé que no merezco tu perdón.

—Bri, pero también fue culpa mía en parte —susurró Roger tímidamente—. No te dejé hablar, e incluso hace horas lo volví a hacer. Soy demasiado terco.

—Rog, es entendible que quieras evitar el tema sobre Annie.

—Es que… —susurró y soltó un sollozo.

Brian lo observó dolido y lo tomó de la mano.

—Tenías razón, no debí reprimir mi dolor, enterrar todos mis sentimientos acerca de la muerte de Annie.

Roger trató de regular su respiración y seguir hablando.

—En serio ya no tolero toda esta mierda que siento, ya no quiero sentir nada de esto Bri —sollozo—. Estoy harto.

—Superaras esto, yo lo sé. Eres una persona muy fuerte.

—No me siento así.

Brian lo tomó del rostro y limpió sus mejillas con delicadeza y ternura.

—Eres una persona fuerte, capaz de afrontar cualquier cosa Roger Taylor, nunca se te olvide. Es una de tus mejores virtudes.

Los ojos del rubio se pusieron llorosos y asintió.

—Te quiero.

—Yo también te quiero.

Ambos se acostaron en la cama abrazados hasta quedarse dormidos. Así transcurrió el domingo, la pareja durmió todo el día, hasta la hora de cenar, el resto de la tarde y noche vieron películas y hablaron hasta que cayeron en brazos de morfeo.

Era lunes por la mañana, Roger se había ido a entrenar más temprano de lo normal con Tim y Rami, en cambio Brian dormiría hasta más tarde; después de las diez, iría a casa de Freddie para ayudarlo con la traducción del libro.

Cuando su despertador sonó a las nueve de la mañana, se levantó de inmediato, se alistó y desayuno, veinte minutos antes partió a la casa de uno de sus mejores amigos. Aquel lunes decidió irse volando, hace mucho que no lo hacía, y él amaba mucho volar; la brisa fría de invierno le revolvió todo el cabello y enrojeció su larguirucha nariz.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐡 𝐎𝐟 𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐊𝐢𝐧𝐠 | 𝐌𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora