𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖁𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔

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Mentiroso, he navegado los mares
Mentiroso, de Marte a Mercurio
Mentiroso, he bebido el vino
Mentiroso, una y otra vez
Mentiroso, me estás mintiendo
Mentiroso, me estás mintiendo
Padre, por favor, perdóname
Sabes que nunca me dejarás
Por favor, ¿me dirigirás de la manera correcta?
Mentiroso, mentiroso, mentiroso, mentiroso
Mentiroso, así es como me llaman

Canción: Liar
Artista: Queen
Álbum: Queen, 1973

Brian terminó de abotonar su camisa negra hasta un poco de la mitad de su pecho bronceado, se miró una vez más al espejo y observó el collar con dije de luna, por inercia lo tocó con la mano derecha, mientras que unos ojos azules permanecían en su raciocinio desde que despertó aquella mañana.

El día anterior había organizado y metido sus pertenencias en los muebles de la habitación, caminó hasta el tocador y tomó uno de los perfumes que trajo, lo rocío por su cuerpo y se echó una ojeada en el espejo, ese día lucía un traje gris con una camisa negra, con unos mocasines a juego. Pasó las manos por su pulcro traje y salió de la habitación, de inmediato giró a la puerta de la izquierda y la tocó dos veces.

—¡Ya voy! —gritó Roger desde el otro lado de la puerta.

El mortal estaba metido en el baño terminando de arreglarse la melena, se había hecho una cola de caballo baja bastante apretada, para que ninguno de sus cabellos cortos se escapara, por último peinó y organizó su flequillo, para finalmente salir y abrir la puerta.

—Buenos días, Bri —saludó sonriente.

—Buenos días, Rog. ¿Listo para desayunar?

—Sí, vamos —respondió dándole un beso en la mejilla y cerrando la puerta después.

—Por cierto, te ves muy precioso hoy —agregó con una sonrisa, pasando su brazo derecho por los hombros del menor—. ¡Y te pusiste el pin!

El rubio iba vestido con unos pantalones negros semi ajustados, camiseta blanca y un saco celeste, en la solapa de este reposaba el pin en forma de sol que le había regalado Brian en Navidad.

—Sí, es que es muy precioso —miró la joya que colgaba de la solapa del blazer y luego tomó a Brian de la mano.

La pareja fue hasta el comedor, donde encontraron a la familia Bulsara reunida esperándolos para el desayuno.

—Buenos días, tortolitos —saludó Kash a ambos jóvenes dando un trago a su taza de café humeante.

—Y después niegan ser pareja —agregó el pelinegro señalando sus manos entrelazadas.

Ambos sonrieron y se sentaron en la mesa junto a la familia. Los mayordomos entraron con sus platillos y se dispusieron a desayunar, los progenitores de los hermanos Bulsara le preguntaban cosas a Brian sobre Sandmoor y de los padres Oscuros, de vez en cuando a Roger le hacían cuestionantes y la reina no paró de bromear con la pareja de dioses.

—Fred, sucedió algo muy curioso anoche, ¿Me dirás qué pasó? —preguntó la fémina mirando a su hermano con el dedo índice en la mejilla izquierda, el resto de dátiles en el mentón y entrecerró los ojos.

—¿Qué pasó? —preguntó y comió un trozo de medialunas.

—Hoy a primeras horas de la mañana Carter me informó que curiosamente había menos de diez pájaros en una mesa a medianoche.

—Pues sí, ¿Qué hay con eso?

—Ay, no te hagas el idiota Freddie. No debo meterme en tus asuntos pero me parece curioso que los psicopompos estuvieran cerca del salón de mis joyas. Sé que hiciste un viaje astral.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐡 𝐎𝐟 𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐊𝐢𝐧𝐠 | 𝐌𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora