𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕮𝖚𝖆𝖗𝖊𝖓𝖙𝖆 𝖄 𝕯𝖔𝖘

84 19 116
                                    

El show debe continuar
El show debe continuar, sí
Por dentro, mi corazón se rompe
Mi maquillaje se puede estar descamando
Pero mi sonrisa
Todavía permanece
Pase lo que pase
Lo dejaré todo al azar

Canción: The Show Must Go On
Artista: Queen
Álbum: Innuendo, 1991

Contexto del cap anterior porque se que le perdieron el hilo a la vaina: interrogatorio al Nate (mano derecha del enemigo) y el funeral de Winifred

Sus manos reposaban en el frío mármol del lavabo, sus ojos azules miraban fijamente la blancura de la roca, mientras que unas saladas lágrimas caían por sus ojos descontroladamente, y reprimía su llanto para que Brian no lo escuchara, quien estaba en el piso de abajo preparando el desayuno.

—Ya basta Roger, deja de llorar —se dijo así mismo apretando los bordes del lavabo.

Soltó un suspiro y se echó agua en el rostro, sus mejillas y nariz seguían rojas; amarró su cabello en una cola de caballo baja y se vistió con la ropa de entrenamiento, miró una vez más su reflejo y bajó al primer piso.

—Hey, pensé que querrías quedarte en casa hoy, cancelé mis reuniones y el entrenamiento para estar contigo —le dijo Brian al verlo entrar a la cocina.

—Buenos días a ti también Brian —respondió dirigiéndose al refrigerador para servirse un vaso de agua, luego plantó un beso en la mejilla de su novio.

—Mi amor, ¿Seguro que quieres ir? Tengo todo el día para ti.

—No, lo que menos quiero es quedarme en casa deprimido y sintiéndome miserable, y si, ya se, no debo reprimir mi dolor, ya me lo has dicho cientos veces.

—Sí, pero…

—Estaré bien Bri.

—¿Irás a tu cita con Mónica hoy?

—Sí, luego iré a entrenar.

—Okay… —respondió Brian agachando la cabeza y tomando un hot cake de la sartén—. ¿Te parece si almorzamos al mediodía?

—Claro.

Brian asintió y no respondió más nada, no sabía qué decir porque no era muy bueno con las palabras, pero comprendía a Roger, perder a dos seres queridos en menos de un mes no es nada fácil.

Decoró los hot cakes con trozos de frambuesa, fresa, cerezas y arándanos, agarró un tenedor, un cuchillo y lo puso junto al plato, al frente donde Roger estaba sentado.

—Gracias mi amor —sonrió a medio lado y le dió un corto beso en los labios.

Agarró el tenedor y cogió un trozo de frambuesa, que se llevó inmediatamente a la boca.

—Entonces…, ¿Retomarás tu agenda de hoy e irás a entrenar con los chicos?

—De hecho sí, iré un rato nada más, en la tarde me reuniré con John y Lucy para mirar y cambiar algunos hechizos fronterizos, también los de la isla, estamos retrasados con esos, y también me encontraré con mis padres, e iré a ver a Fred para verificar cómo va con el libro.

—¿Vendrás tarde a casa?

—No, pasaré por ti —le dijo con una sonrisa—. ¿Te gustaría cenar ésta noche en el castillo con mis padres? Se que no es lo adecuado en estos momentos pero quería…

—Me parece perfecto.

—¿De verdad?

—Por supuesto Bri.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐡 𝐎𝐟 𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 𝐊𝐢𝐧𝐠 | 𝐌𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora