[20] Una pelea con el océano

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No se si es un sueño o una terrible pesadilla, la felicidad que solía inundar mis sentidos al nadar hasta aquí se ha esfumado para ser reemplazada por un miedo incomparable

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No se si es un sueño o una terrible pesadilla, la felicidad que solía inundar mis sentidos al nadar hasta aquí se ha esfumado para ser reemplazada por un miedo incomparable. A lo lejos puedo oír los gritos de mamá y el silbato del salvavidas. Intentó nadar hacia la orilla otra vez pero su ubicación se pierde entre las grandes olas.

Subo y bajo, como una pelea violenta entre el mar y yo. Cuando la marea me alza en sus brazos la gente parece asustada y señala detrás mío.

Temeroso volteo atrás mío, en cámara lenta veo una ola gigantesca alzarse como si de un tsunami se tratara y cuando finalmente baja me sumerge con ella.

Desesperado pataleo y manoteo intentando liberarme de su fuerza pero en vez de dirigirme a la superficie parece que me hundo más y más. Cada centímetro abajo la luz del sol parece apagarse y la fuerza del agua se abre camino por mis pulmones.

Ya no hay gritos, ya no hay luz y ya no tengo la desesperación de hace algunos minutos. Mis sentidos parecen estar dormidos pero con algo de esfuerzo logró abrir los ojos y admirar mi alrededor.

Las algas que anteriormente parecían estar arrastrando al fondo ahora están bailando alegremente a mi alrededor. Los peces pintan con sus colores bellos patrones y las burbujas que suben a la superficie lo hacen tentándome a seguirlas. Pero no lo hago, me quedo inmovil y sin la necesidad de hacer nada.

En un segundo me percato que efectivamente no necesito hacer nada, no estoy respirando, ni siquiera siento los latidos de mi corazón, solo estoy suspendido a unos pocos metros del fondo.

Un poco intranquilo busco mi cuello para corroborar mi pulso pero no hay nada. No tengo cuello, piernas, ni manos con el cual comprobar mi existencia. La incertidumbre se apodera de mí sin embargo no tengo prisa y como si estuviera en un tour me paseo por el océano un rato buscando mi cuerpo.

Cuando volteo arriba veo una sombra en la superficie que genera bonitos patrones en el agua. Subo hasta encontrarme lo suficientemente cerca como para poder darme cuenta de que es mi joven cuerpo el que se encuentra flotando allí. No muy lejos también está mi tabla de surfear y las olas que anteriormente jugaban conmigo cual muñeco de trapo se han ido.

Me quedo unos minutos pensando que hacen en esta situación hasta ver la moto acuática del salvavidas llevarse mi cuerpo.

Bueno, creo que el surf no era lo mío...

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