-Catorce-

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—Beth, debemos movernos de aquí.

—No quiero.

Se mantenía aferrada a mí, por mi parte aún seguía observando que no fuese a entrar nadie, tenía miedo pero sentí que sería peligroso quedarnos aquí ya que el tipo de la capucha mencionó sobre que podrían venir por nosotros.

—Escúchame—susurré—también estoy que me cago del susto pero tenemos que hacerlo de lo contrario estaremos en peligro, recuerda las notas pasadas.

—¿Y si es mentira? ¿Y si el malo es la sombra?

—¿La sombra?

—Sí, es el único nombre que se me ha venido a la mente con verlo. Abi, regresemos mejor.

—Beth, ¿acaso no viste como se llevaban a Steve?, nadie está en este edificio, ¿no se te hace raro? ¿No crees qué hay algo más oculto?

—Lo sé—paso saliva nerviosa—tienes razón, dije que te ayudaría en cualquier locura pero es que realmente me aterra estar aquí.

—Piensa que es un día habitual donde vamos a nuestras clases.

—Pero no es—hizo un cara triste.

—Piénsalo—unos ruidos se escucharon, alguien estaba entrando.

Me acomodé para ver detenidamente, mi amiga me apretó más del brazo cerrando los ojos. Era otro tipo con el mismo traje extraño, este encendió la luz sin importarle. Me escondí jalando a Beth, ella abrió los ojos y al notar que no estábamos a oscuras se asustó. Hice una seña para que guardara silencio.

—Estoy harto de esta mierda—refunfuñó aquella persona.

¿Esa voz es del director del instituto?

No me asomé por temor y esperé a que se marchara de ahí. Después pensé, este es el momento.

—Hay que seguirlo.

—¿Estás loca?—inquirió mi amiga—no vamos a seguirlo, nos descubrirá.

La jale caminando lentamente. El director iba a muchísimos pasos más adelante que nosotras pero lo que sí era una desventaja era la luz, éramos más fácil de visualizar.

Pasamos el primer piso, los demás también estaban oscuros pero este señor encendía la luz cada vez que podía. Sabía que se dirigía al último piso, pero necesitaba saber ¿por qué? ¿qué sucede en el piso 5?

Las manos me temblaban, de Beth ni hablar estaba que se desmayaría en cualquier momento. Íbamos en el cuarto piso cuando él atendió una llamada.

—¿Sí? Bueno—tomó el teléfono contestando—¿Qué? ¿Cómo? ¿Pero que dices? ¿!Las perdieron de vista!? ¿Cómo carajo van a perderlas de vista?!

Parecía realmente alterado. Mi amiga se sobresaltó caminando hacia atrás pero golpeó un bote de basura que había ahí.

—¿Pero como...—se frenó en seco—espera un momento escuché algo.

¡Maldición!

Empuje a mi amiga para que caminara hacia el otro pasillo. Intentaba no hacer ruido pero era difícil, mire hacia todas las direcciones pero me sentía con tanta presión que no actuaba rápido. Normalmente las personas suelen moverse veloces cuando tienen miedo pero aveces soy de las que se paralizan.

—Abi, él viene—comentó asustada Beth. Apreté su mano con fuerza y recordé que estaban los salones, así que entre en uno y me escondí con mi amiga debajo de un escritorio.

Escuché como pasó el director por ahí pero no abrió la puerta. Creerán que me sentí aliviada pero no fue así, seguía sintiendo la adrenalina  recorrer mi cuerpo.

SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora