-Doce-

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—¿Qué diablos pasa contigo?

Exclamó Steve mirándome molesto pues le había traído al cuarto del conserje para hablar con él.

—No,dime que tú no...—su expresión cambió a preocupación.—¡Dime que no lo olvidaste!

—¿Olvidar qué?

—¡Todo! ¡El baile! Los chicos drogados, incluso...tú, tú también estabas cuando a Beth se la llevaron esos tipos, recuerdo haberte visto acercándose, yo sé que, sé qué es real ¿entiendes?

—Abi, ¿estas bien?

—¡No!—exclamé desesperada.—¡No puedes hacerme esto! ¡Tú tienes que recordarlo!—le di un ligero golpe en el pecho.—¡No puedo ser la única que lo recuerde! ¡No estoy loca!—dije antes de agarrarme a llorar de lo abrumada que estaba.

—¡Abigail!—me tomo fuertemente de los brazos.

—Las...las notas. Tú dijiste que también estaban molestándote con las rosas.—él me miró confundido.—¿No me crees cierto? Piensas que miento.

—Hey, no, escúchame.—pidió sin soltarme aún.Yo solo pensaba en qué clase de pesadilla era esta.

—Ellos se la llevaron...—susurre.

—Tienes que tranquilizarte. Tienes razón, no recuerdo nada. Pero te creo.

—¿Qué?

—Sólo que al no saber bien a qué te refieres es difícil ayudarte.

—Ellos hicieron esto. Están atormentándome. Escuchan todo lo que hago...

—¿Ellos quienes?

—No lo se, solo se que también son quienes asesinaron al antiguo conserje.

Steve se quedó en silencio un buen momento.

—¿Al antiguo conserje? ¿Dices que había otro antes?

Abrí los ojos más asustada aún. Era como si alguien estuviera cambiando mi vida en cuestión de segundos.

—Tienes que creerme Steve, no tengo motivos para mentirte.

—Por eso te creo. Pero debes calmarte, tienes que pensar las cosas con claridad.Si dices que ellos escuchan todo entonces es probable que ahora también estén haciéndolo.—eso me hizo callar al instante, debía tener razón.

El saco una libreta de su cuaderno y un lápiz.

Cualquier cosa confidencial hablemos en hojas, es más difícil de que alguien que te espía sepa lo que dice.

No sé si pueda.—confesé.—Perdón, me traería malos recuerdos. No puedo evitar pensar en quien sea que me de esas notas, ¿por qué lo hace?

—Quizás trata de ayudarte.—dijo Steve hablando de nuevo.—De todas maneras recuerda lo que te dije. No es bueno hablar en voz alta.

—¿A dónde vas?—mencione al notar como abría la puerta.

—A estudiar, mañana hay clases.

Y era verdad. Muy aparte de este lío yo aún seguía teniendo clases y si no pasaba mi mamá se enojaría conmigo.

—Espera, ¿tienes pareja para el baile?

—¿Pareja? Odio esas cosas de bailes.

—Bien, pues vayamos juntos. Pasó por ti a las 8.

—¿Tú por mi?

—Quizás lo mejor sea hacer las cosas diferentes esta vez.

—No sabes dónde está mi habitación. Mejor te espero en la puerta del patio.

SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora