Se encontraba en una situación tensa. Si fuese alguien más habría huido sin dudar pero considerando sus sentimientos, ese momento podría ser lo que más deseaba en la vida.
Todo lo que la había llevado hasta allí habría sido un viaje con su pareja en unas pequeñas vacaciones que ambos se habían tomado, viajando a uno de los pueblos más antiguos dentro de Japón y hundiéndose ambos en las historias de los lugares que visitaban.
En ese momento se hallaban ambos vestidos con yukatas tradicionales paseando por aquel festival colorido que se habían hallado de imprevisto en medio del viaje, tomados de las manos y con mascaras de oni y tengu que habían comprado al inicio del festival, ocultando sus identidades para que la multitud de fans no los volvieran a separar, como ya había sucedido.
Tomoe llevaba un yukata verde esmeralda, así lo había elegido por los ojos de Izuku. Él por su parte, decidió no quedarse atrás, aunque vestía un yukata negro al no poder conseguir uno amarillo o dorado, el haori que llevaba puesto era de un precioso color mostaza, parecido a los orbes de su amada.
Tomados de las manos decidieron que sería más divertido si iban a jugar a los juegos infantiles de la feria, juntos. No dejaron pasar una hora y ya habían amasado una multitud de gente detrás de ellos mientras ganaban y ganaban premios y muñecos, el ser héroes les daba algo de ventaja sobre los civiles normales y con los rostros tapados, se estaban divirtiendo como niños pequeños. No había competividad, simplemente eran ellos relajados luego de unos ajetreados meses de trabajo.
De repente, un anuncio sonó por los altavoces, advirtiendo de los prontos fuegos artificiales y corrieron riendose al otro lado de la multitud, casi escapando de ellos, gracias a las capacidades de Tomoe, pudieron escabullirse detrás del templo rumbo a algún punto alto, sin ser vistos o regañados.
Riendo de la inusual situación y encontrando un claro debajo de un árbol, se sentaron teniendo la mejor vista posible.
El tronar del primer fuego artificial iluminando el cielo lo atrapó entre sus travesuras, captando sus miradas al nocturno cielo con las brillantes luces de colores. Los apacibles ojos de Tomoe se quedaron observando el espectáculo como si nunca en la vida hubiese visto algo igual y aunque fuera así, nunca había contemplado eso junto a alguien que amara.
El sonido de unas ramas quebrandose llamó su atención y volteó, encontrando a Izuku temblando, de rodillas y en sus manos una caja de terciopelo rojo que abrió justo cuando ella volteó.— Fukuoka Tomoe, desde el primer momento en el que te vi en el examen de la UA supe que iba a enamorarme perdidamente de ti y no me equivoque. No puedo explicar la felicidad que tuve cuando supe que tú me correspondías y sigo lamentando esos años que estuvimos separados, cada día era doloroso porque no estabas cerca y siempre tuve ganas de abandonarlo todo e ir corriendo a buscarte, pero sabía que te enojarías si lo hiciera. Por eso, quiero que exista un futuro donde no haya un solo día en el que no esté a tu lado y pueda amarte con cada segundo.— las manos de Izuku temblaban, pero sus ojos verdes miraban fijamente a la mujer frente a ellos y sus palabras eran firmes, como si las hubiera repasado mil y una vez para no equivocarse.
— Tomoe, ¿te casarías conmigo?
La expresión de Tomoe se quedó en blanco por unos segundos antes de lanzarse a abrazar a Izuku con las lágrimas en su rostro, asintiendo fervilmente y aceptando más tarde anillo que su ahora prometido, había elegido para ella.
Secándose una lagrima de júbilo, rió para besarlo fugazmente.— Te amo, Izuku. Gracias por aparecer en mi vida.
Ese momento era lo que los había llevado al presente. Tomoe caminaba de un lado a otro, nerviosa con su vestido blanco y su velo bien puesto, su largo cabello estaba recogido en un precioso moño y su maquillaje no hacía más que resaltar su belleza, pero una boda era algo realmente grande y que al menos para ella, sólo iba a suceder una vez en la vida.
Había planificado todo perfectamente solo había un problema: Makoto y Mikoto no aparecían. A tan solo minutos de tener que ir a caminar en el altar, sus hermanos gemelos a los cuales les había pedido escoltarla con su prometido ni siquiera daban señales de vida.
Respirando hondo y tratando de no llorar por su maquillaje, tomó rumbo al auto que la llevaría a la iglesia. Ni ella ni su esposo eran particularmente creyentes, pero a Tomoe le hacía ilusión casarse en aquel lugar.
Bajó del auto, ya en su destino y como si de una broma se tratase, sus hermanos estaban en la puerta de la iglesia, riendo cómplices de que casi habían llegado tarde a la boda de su hermana.
Ambos llevaban puestos unos trajes negros que Tomoe había seleccionado especialmente para ellos, en sus ojos zafiros ya un poco marcados por la edad resplandecía la llama de orgullo al ver a la pequeña que habían protegido hasta ese momento, casarse.
Tan solo bastaba recordar los últimos momentos en que ella ya no había necesitado más la protección de sus hermanos mayores, provocaba en ambos una melancolía inevitable. Pero su hermana ya era mayor y aquella vez, ella necesitaba saber la verdad que había rondado como incógnita al rededor de su vida. Tomoe había necesitado saber que había sucedido con sus padres. Mientras veía a la hermosa chica que tenía frente a sus ojos, rememoró brevemente los hechos de la semana anterior.
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•Leon Heart• [BNHA]
Fanfic[Izuku×OC] SINOPSIS Rechazada por años por las personas del exterior e incluso por los miembros de su propia familia al poseer lo que algunas personas llamarían el kosei más fuerte que haya existido, Tomoe nunca se dejó llevar por lo que esas perso...