•Leon Heart• [BNHA]

•41•

La fémina aparecía y desaparecía, destruyendo enemigos con un golpe y volviendo a desaparecer.
Habiendo dejado limpio todo un terreno, se dirigió donde vió a sus compañeras más cercanas, Uravity y Froppy.
Le sorprendió encontrarlas en un mal estado. Ochako estaba realmente débil y Tsuyu no podía seguir con esas heridas ocasionadas por estar a la ofensiva mientras su amiga se recomponía. Las bestias las rodeaban y Tomoe se interpuso, protegiendo a sus amigas.

Era cómico, pero la fiereza en los ojos de Fukuoka al proteger a sus amigas era comparable a la de una leona con sus cachorros. Y es bien conocido que la mayoría de las veces en la naturaleza termina mal el que osa tocar a los cachorros de una leona.
Buscó con la mirada el soporte médico que habían improvisado los alumnos, chasqueo la lengua al ver lo lejos que estaban.

  —Tsuyu-chan, ¿podrías tomar a Ochako-chan? Necesito que no se separen— Asui asintió con su típico"Kero" y con su lengua envolvió a Uraraka.

  — Tomo-chan, traeré ayuda.— Fukuoka negó, acto seguido dio un puñetazo al suelo. En el disturbio de las rocas volando y de los "nomu" cayendo, uso su telequinesis para sacar a sus amigas de allí. Su alcance era de 500 metros y aproximadamente el soporte medico se hallaba a unos 800 metros de su ubicación, simplemente les había dado impulso. Confiaba en que sus compañeros detendrían su caída.

Le encantaría saber de dónde salían tantas bestias, eran como las cucarachas. En medio de la pelea, la única que se mantenía en pie de ese sector era Tomoe, parecía que nada iba a hacer que bajara la guardia. Uno de los golems recobró la postura y se lanzó a atacar, pero al momento de poner un pie en el rango de visión de la chica éste cayó al suelo entre convulsiones para finalmente explotar.
Muchos de los espectadores que aún no eran evacuados allí dirían que el poder de aquella joven era estúpidamente inmenso, muchos comenzaban a sentir miedo de si ella podría hacerles daño y comenzaron a gritar.

  —¡Ella va a matarnos! ¡Tenemos que huir!— el alboroto comenzó a ser mayor, llamando la atención de la castaña. Error.
Uno de los Nomu que estaba a su izquierda embistió contra ella llevándola con él hasta dar contra una de las paredes del estadio.
El ruido de los gritos aumentó al escuchar el estruendo, furiosa, Tomoe se alzó escapando de las garras de la bestia. Su brazo tenía cuatro agujeros sangrantes y su pierna izquierda unos profundos cortes, nada grave.

Con su mano derecha, se impulsó hasta quedar en los hombros del golem y recordando a su buen amigo, dijo.

  —Muere.— su puño se estrelló contra la rocosa cabeza de la criatura, dejándola fuera de combate en un instante.
Salió del hueco de la pared para encontrarse con un alboroto mayor al que  había antes, la gente en las gradas se empujaba violentamente para poder llegar a la salida. No tenía conocimiento de si alguien se había caído pero si así era, ya habrían muerto más de uno.
Voló con su telequinesis para tener una mejor vista. Era absurdo pensar que las personas que asistían a ese tipo de eventos se podría nerviosa por la intromisión de un villano, eso no era natural.
Entre todo el bullicio, había un hombre sonriente y de cabellos rosados, vestido totalmente de negro. Parecía disfrutar de todo el disturbio y daba vueltas simulando estar bailando un vals sin banda, como si los gritos aterrados de las personas fueran música para sus oídos. Tomoe sonrió macabramente.

  —Bingo.— susurró antes de atraer a el hombre hasta que quedaron a la misma altura. La sonrisa había desaparecido de su rostro y ahora había una mirada de terror puro. Antes de que pudiera hablar, el tipo sonrió nuevamente y Tomoe sintió que algo le golpeaba en medio de la frente, ¿...una lata de cerveza?

  —¡Ha tomado un rehén, hay que ayudar a ese pobre hombre!— desde el público comenzaron a lanzar a su dirección todo lo que se encontraban ya sea en el suelo o hasta los mismo asientos, con fastidio, ascendió hasta que los objetos voladores de la gente no le llegaban.