•49•

2.1K 346 37
                                    

La fatiga la mataba, sentía sus músculos gritar de dolor, sumándole el escozor de la heridas que nadie se había dado el tiempo de tratar como usualmente habían hecho. Comenzó a analizar las heridas que podía llegar a ver con la tenue luz que llegaba de lo que creía era un pasillo.
En su muslo derecho se mantenía un cuchillo clavado con profundidad, las heridas que tiempo antes Toga había abierto no habían sanado, en su cuello sentía la incomodidad de los dos tubos que llevaban una semana bajo su piel, supuso que se había provocado un sangrado por el cosquilleo del líquido recorriendo su espalda. No eran heridas tan graves, después de todo, había sobrevivido a cosas peores.
Pasó su lengua por sus resecos labios, en un inútil intento de humedecerlos. Estaba perdiendo la noción del tiempo, pero si no mal recordaba, hace aproximadamente dos días que se le había negado acceso a comida o agua.
Su espalda, cuello y trasero dolían a horrores por la posición en la que la habían mantenido por tanto tiempo, sin ni siquiera darle el gusto de poder estirar las piernas o de facilitarle un almohadón para su adolorido coxis.
Se preguntaba si la encontrarían. Su cabeza no tan clara como los primeros días pedía a gritos salir de aquel lugar, sus pulmones poder respirar aire puro y sus puños golpear a Illusion. Antes de ese descuido, para ella no eran metas tan difíciles de cumplir.
Los ojos le ardían por la falta de sueño y a ese punto, luego de haber intentando incontables veces deshacerse de los metales que la mantenían presa, ya no sentía sus manos o pies.
Se había cansada de pelear por conseguir su libertad. Ni siquiera la rabia que Illusion había acumulado en su interior era suficiente para hacer que moviese sus manos. Tomoe no quería admitirlo en voz alta cuando a duras penas lo había hecho en su mente. Toda su vida fue una constante lucha por salvar su pellejo o porque las personas vieran más allá de sus defectos o rumores, siempre sola.
La confianza que tenía en su propia fuerza la había cegado por completo.
Soltó un gran suspiro, no le quedaba más alternativa que procesar que esa vez, no podría salvar su culo ella misma. Necesitaba ayuda. Desesperadamente.

  —¿Qué clase de héroe seré si no puedo admitir que también necesito ayuda? — susurró con la cabeza gacha.

Su corazón no se hallaba tan demacrado como su cuerpo. Por más que las imágenes dolorosas siguieran rondando, los ruidos de la pelea le habían brindado lo que algunas horas antes creía haber perdido: Esperanza.

...

Una entrada rápida era lo que caracterizaba a los gemelos. No permitían ni siquiera respirar al villano, haciendo sus misiones más efectivas. Se habían tomado el trabajo de estabilizar la estructura con fuertes raíces y enredaderas, por si se daba el caso de una lucha con alguien de kosei problemático, disminuir los riesgos de derrumbe.
Mikoto indicó en cierto punto a los menores de desviarse por un camino, remarcandoles el hecho de evitar el combate directo y de llamar a los héroes de apoyo por si las cosas se ponían muy calientes. Hicieron caso sin rechistar.
Mientras más se alejaban de los ruidos de lo que se oía como el comienzo de una pelea, a sus oídos llegaron sonidos que les erizó la piel.
El pasillo oscuro sólo le daba un aspecto más sombrío a la situación. En el fondo a lo lejos lograban escuchar gritos y jadeos desesperados, llenos de agonía. Gritos que llamaban a sus nombres con dolor.

Izuku recordó ese miedo al ingresar a la habitación de hospital de Tomoe justo antes de ir en busca de Katsuki, el miedo que paralizó sus articulaciones, acobardando su alma y que por muy poco logró vencer. Sentía un miedo similar en ese momento, aunque sólo era un pequeño ruido. La desesperación por tener de vuelta a la verdadera Tomoe le secaba la garganta y a pesar de los guantes que llevaba, sentía sus manos sudadas.

Shōto dió unos pasos, adelantándose a sus compañeros que estaban igual de alertas que él. Cada grito llamando a su nombre le apretaba el corazón, ponía su piel de gallina.
Revisaron con sigilo las habitaciones antes de la última puerta en la que sabían que se hallaba a quién buscaban, cerciorándose de que no habían enemigos escondidos que impidieran el rescate.

•Leon Heart• [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora