43: "For me"

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El día aún no acababa.

Si me había parecido que la legión ahora tenía un ambiente desolado, ahora que nos habían dado el día libre lo era muchísimo más. Una vez dejamos los caballos en el establo no sentía ninguna presencia. Ni siquiera la de Hanji.

—Parece que no hay nadie—comenté. El pelinegro me observó unos segundos y suavizó su expresión.

—Supongo que de vez en cuando está bien que desahoguen todas sus penas—se encogió de hombros refiriéndose a que probablemente la mayoría estuviera en un bar tratando de olvidar todo lo que había pasado, al menos por un día.
Asentí entrando al cuartel.

No sabia si romper la atmósfera tranquila para contarle a Levi lo que vi cuando toqué la mano de Historia. No quería esconderle más nada, pues no quería perder su confianza por resistirme a decirle qué estaba pasando. Sacudí la cabeza ligeramente para dispersar los pensamientos al respecto, buscaría el momento justo para hablarlo.

Recordé al prisionero, sabia que seguía encerrado, y de verdad quería culminar el día intentando sentirme normal, y tampoco quería ser egoísta y arrebatarle la calma a Levi. Subimos las escaleras y decidí hacerle compañía en su oficina un rato, si me aburría, tal vez daría una vuelta por los alrededores.

Al entrar, cerró la puerta suspirando ligeramente y se le veía cansado. Era la primera vez pese a saber que no dormía más de cuatro horas, que pequeñas marcas bajo sus ojos delataban ojeras por falta de descanso. Me pareció curioso notarlo, pues nunca le había visto así.

—Sé que no sueles descansar mucho pero, ¿Pasa algo que te mantenga despierto más de lo usual?—pregunte. Vinculé su expresión corporal con una posible preocupación.

Me miró alzando una ceja.

—Tú no me dejas ni cerrar los ojos—su comentario me hizo avergonzarme.

—Si me lo dices yo puedo cuidarme sola y no causar ningún problema...—reproché

—Hace unas horas estrellaste al prisionero contra le celda—si bueno, pero había sido necesario.

—Yo no...lo siento, no era mi intención, se te ve cansado, prometo no causar ningún escándalo mientras te dejo tranquilo— caminé de regreso por la puerta disimulando las ganas de salir corriendo por la vergüenza pero me frenó tomando mi hombro.

—No, no me mal entiendas, mocosa—se veía fastidiado de tener que explicarme—Descansaré si es lo que te dejará tranquila, pero si no sé dónde estás no podré siquiera cerrar los ojos—

Ahora entendía por qué se limitaba a evitar el descanso.
No quería juzgarlo, ciertamente pude haberlo interpretado por una conducta no sana, o incluso controladora. Pero sabia a qué venía, el instinto de proteger estaba muy desarrollado en él y yo era lo único confortable que tenía por ahora. Estando en guerra, nos aferramos a todo aquello que nos hace seguir adelante y olvidarnos por un momento de la crítica situación. No coloqué objeción, no me molestaba y sabía que en caso de que quisiera irme me lo concedería sin retenerme en contra de mi voluntad.
Tomé su mano guiándolo a su habitación señalando con la cabeza su cama, donde debería descansar.

—Hoy cambiaremos papeles, está de más decir que si algo pasa te llamaré, y no me digas que prefieres la silla, estás muy joven para desarrollar un problema en el cuello por la incomodidad—regañé ligeramente, era gracioso sabiendo que él era mayor que yo.

Se sentó en la orilla retirando el pañuelo de su cuello—el cual le había devuelto después de hacerle un exorcismo para dejarlo impecable—y suspiró dejando sus ojos cerrados.

Be Brave-Levi Ackerman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora