Be Brave-Levi Ackerman

Especial navideño 2/3

¿Culpar a Hades de haberla secuestrado?
Si, era lo más sencillo y lo que el Dios del Sol, Helios, le había dicho a la preocupada Demeter, quien al enterarse que Zeus lo había concedido estalló en cólera decidiendo empezar a secar la tierra.
La profecía estaba cumpliéndose, pero la diosa de la primavera se encontraba en el inframundo sana y salva junto al reservado señor de los muertos, el cual supervisaba a su huésped temporal.

(...)

"Llámenlo muerto, llámenlo el mal, pero el rey de los muertos, el descanso eterno te otorgará"

Las leyendas no mentían de que los campos del paraíso a donde iban los héroes, eran espectaculares.
Ningún mortal había acertado en describir la belleza del ambiente del inframundo, o por lo menos de este nivel, me estremecía de los nervios pensar que justo debajo, encerrados en el tártaro estaban titanes enfurecidos por haber sido derrotados por la nueva generación de dioses. Aunque Cronos estaba aquí, a pesar de haber devorado a sus hijos para evitar la profecía de Urano.

Pensar en ello solo me hacía recordar que todas las profecías se cumplían tarde o temprano, y que la mía no sería la excepción. Me negaba a ser "salvada", yo misma quería enfrentar lo escrito para mi. Me levanté del suelo donde estaba apreciando la vista, y empece a caminar al centro del lugar, donde se alzaba el templo dedicado a Had... el Dios de los muertos.

Las puertas eran custodiadas por mirmidones de armaduras blancas y detalles dorados, uno en cada lado de la entrada. Al tener intenciones de entrar bloquearon la entrada entrecruzando sus lanzas y sin abrir la boca uno habló.

—Nuestro señor, Hades, no tiene audiencia hoy con ningún mortal—vaya, ya sabían que yo aún estaba viva.

—Pues ya la tiene—respondí confiada, esquive las lanzas con rapidez y entre, me di la vuelta al escuchar sus armaduras chocar y uno me arrojó una de las lanzas. El golpe nunca llegó, pues Levi hizo su dramática entrada siendo el atravesado por ella, quien ni se inmutó.

Uuuuhhh, hoy un soldado iba a ser enviado al tártaro.

Los mirmidones se arrodillaron reverenciando a su soberano, quien con un chasquido los hizo retroceder y las puertas del templo se cerraron dejándolos fuera.

—Excelentes centinelas los tuyos—mi lengua no podía quedarse quieta sin hacer comentarios sarcásticos.

Al contrario de cómo esperaba que reaccionara—Algo como haciendo arder el suelo alrededor de mi o chasqueando los dedos y mandándome al tártaro—sonrió muy ligeramente. Cerró los ojos negando y el señor de los muertos empezó a hacerse más simpático antes mis ojos. No era tan malo y ni los encantos de Apolo me habían logrado hacer sentir aquella empatía, le había hecho gracia mi comentario y eso era genial para mi. Muy rara vez los dioses se tomaban bien ese tipo de respuestas, eran fáciles de ofender.

—¿A que has venido?, dudo que a molestar a mis guardias—su tono de voz era suave, no era agresivo.

Con un atisbo de confianza sonreí en su dirección haciendo mis ojos brillar de color rosa, como la diosa que era.

—He venido a retar, señor del inframundo, a un combate para ganar mi libertad antes del tiempo que Zeus le de la gana de mantenerme aquí—Levi alzó una ceja cruzándose de brazos.

—¿Vas a retarme a mi o a uno de mis héroes caídos?—La verdad no sabía quien era más mortal, a pesar de que los héroes caídos estaban muertos, eran guerreros hasta después de la muerte.

Medite y si iba a retar, iría con todo. Total, no tenía nada mejor que hacer.

—A ti—ladeó un poco la cabeza y sus ojos parecieron hacerse más oscuros de lo que ya eran. De un chasquido hizo aparecer una arena de combate.