Decir que podría acostumbrarme a la legión era muy subjetivo, no conocía el sentimiento de apego hacia algo o alguien, y ciertamente tampoco quería conocerlo. Cada vez que salíamos de los muros, nuestras posibilidades de sobrevivir disminuían notablemente, la mía no tenía tanto cambio, pues siempre mi vida estaba en peligro, cualquier error de mi parte podría matarme, y con morir me refiero a que El Capitan Ackerman tenga mi cabeza como trofeo en su despacho.
Las actividades en la legión se resumían a entrenar a los nuevos reclutas, el comandante habló de una importante expedición, por lo que estaba haciendo énfasis en preparar a sus soldados. Supongo que algo se traía entre manos o quería minimizar el número de muertos, no sé me estaba permitido opinar, pero desde que llegué aquí, mi impresión del comandante era un líder sin escrúpulos.
—Knox—escuché mi apellido y bajé la cabeza. Me encontraba sentada en el marco del balcón de mi habitación, ya no me tenían en el sótano, ese es el lugar de Eren.—¿Que quieres, Erd?—No era la persona más amable con mis compañeros de escuadrón, mi instinto me hacia tener un comportamiento receloso hacia ellos.
—Te llama El Capitán—Me miró con desaprobación y se dió la vuelta para seguir su camino. Me impulsé desde mi posición y salte cayendo delante de él bloqueándole El Paso.
—Escoria de Mier...—Su tono era amenazante y tomó el mango de su espada, no lo deje seguir.
—Ahórrate el insulto, te está observando nuestro superior e imagino que no quieres ser regañado por agredir a otros miembros de tu escuadrón—Levi nos miraba desde el establo, estaba recostado en la puerta de brazos cruzados y con el ceño fruncido. Observando nuestros movimientos.
—Tu serás la primera en ser asesinada por agredir a otros miembros de tu escuadrón—Escupió con desdén y se adelantó, le seguí a unos metros de distancia con desinterés, no me agradaba su trato hacia mi, y mi naturaleza no era tan lejana a la humana como para que me considerara una aberración como ya me habían insultado. Constantemente se atravesaba en mis pensamientos el deseo de cortar sus cabezas, tampoco sería tan malo.
—(T/N), toma tu caballo y espérame en el lado sur de la base—Erd se tensó y Petra que nos miraba a unos metros ladeó la cabeza.
—Entendido—Obedecí la orden sin detenerme a cuestionar, entre a los establos y encillé mi caballo, aún podía escuchar la conversación del capitán con los otros miembros del escuadrón y no pude evitar espiarlos.
—No pueden pretender intentar agredirla cuando no los estoy viendo, idiotas—Levi estaba molesto—ella es altamente peligrosa y en una provocación no va a quedarse de brazos cruzados, si no quieren terminar despedazados, sean más profesionales como soldados—
—Heichou, con todo respeto, mantener a un...ser, de esa naturaleza es peligroso para la humanidad, me atrevería a decir que es más letal que la amenaza de los titanes—
Subí a mi caballo y salí del establo a trote rápido levantando algo de polvo a propósito cerca de Erd, llegaba un punto que se hacía irritante escuchar solo quejas de su parte sobre mí, lo importante aquí era sobrevivir, no quejarse unos de otros. A veces no podía evitar pensar que la humanidad en parte estaba en estas condiciones por su egoísmo y diferencia de ideales.
— Realmente la humanidad no saldrá de las murallas hasta que derrumben los muros de su interior— susurré para mí misma mientras esperaba al capitán en mi caballo.
— Para ese entonces la humanidad se encontrará lo suficientemente podrida para creer que esos asquerosos muros los protegen— comentó el tan nombrado Capitán Levi, el cual ciertamente, empezaba a simpatizarme... Solo un poco. Tras soltar un suspiro con aire de molestia, agregó— En fin, vas a acompañarme a Rosé, tengo unos asuntos pendientes que atender con urgencia y no puedo dejarte sola, así que, andando.

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Be Brave-Levi Ackerman
FanfictionEntegué mi corazón, con el atardecer sobre mi espalda hasta el final de la noche de aquella vez.... Pero...¿Dónde se encuentra el paraíso? En un mundo donde tu vida depende de tu fuerza o valor, solo los más fuertes tendrán el privilegio de sobreviv...