17: Annie

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—Hey (T/N), tienes que reaccionar—Sentí una molestia en mi cara y de un manotazo la aparté.

—Creo que ya está volviendo a ser consciente, necesitamos que esté al cien por ciento hoy—logré reconocer la voz de Hanji y abrí los ojos incorporándome.
Estaba confundida y algo aturdida, escuchaba un pitido muy extraño y me sostuve la cabeza unos instantes.

—¿Te duele algo, canija?—suspire y volví a abrir los ojos sintiéndome mejor.

—No, solo creo que mi cerebro confundió un episodio de mi pasado con el actual—Dije explicando el motivo de mi desmayo, muchas veces me desorientaba cuando pequeños fragmentos de recuerdos se atravesaban en mi mente y me hacían confundir la realidad de una laguna mental.

—Eso nunca lo mencionó Erwin en tu expediente...—murmuró Hanji pensativa.

—No tenemos tiempo para justificar tus crisis existenciales o lo que sea—no me había percatado que Levi estaba presente—andando mocosa, hoy no es día para distraerse—ordenó a lo que me levanté un poco mareada, pero me recompuse centrándome en la expedición pautada para hoy, con un susurro de gracias me despedí de Hanji. Lo seguí en silencio, era de madrugada y los pasillos del cuartel estaban desiertos, no pedí explicaciones de por qué nos estábamos dirigiendo a los establos, pero en el fondo me inquietaba saber el por qué nadie más estaba despierto. Al entrar a los establos cerró la puerta y encendió las antorchas para iluminar la estancia.

—escúchame atentamente, Knox—llamó mi atención—esta expedición no va a ser como las demás, aquí todos tenemos más del cincuenta porciento de posibilidades de morir, casi el doble de lo normal—su tono era serio—en esta expedición solo tienes dos misiones que cumplir, no me interesa si tienes que desobedecer órdenes del momento, te autorizo de que si es necesario, actúes por tu cuenta, mocosa—lanzó una capa verde y la atrapé, era la suya, olía a té negro, decidí esperar que terminara de hablar para preguntarle por qué me la entregó—tienes que matar a todos los titanes posibles, presta atención y no seas estupida si te encuentras con un excéntrico—empezó a acomodar su caballo y el animal se encontraba un poco alterado—y más importante, soldado. Tienes prohibido morir allá afuera—no me miró y terminó de preparar su caballo para subir en el, el mío ya estaba preparado y lo imité—(T/N), cuando te lo indiqué te dirigirás hacia el flanco derecho y avisarás a Hanji que nos veremos en el bosque, no comentes con nadie de tu posición ni que tú iras hacia allá, no hables con más nadie, soldado. Mantente atenta a mi señal, no te lo voy a repetir dos veces—

—Entendido, señor—comprobé que mi equipo estuviera en orden y antes de que pudiera ofrecerle de vuelta su capa alzó la mano como gesto de que me quedara quieta.

—Úsala, y no cuestiones—su caballo empezó a andar y lo seguí suspirando. Era difícil entender todas sus reacciones.
Salimos y nos recibió el amanecer, pequeños atisbos del sol se podían apreciar y un aire un poco frío estaba presente. Ya se veía movimiento en el patio y nos acercamos a nuestro escuadrón.

—Buen día, Heichou—Petra lo saludó y no me dirigió ni una mirada, todo su escuadrón lo rodeó y solo eché mi caballo hacia atrás,  tal vez me sentía excluida y una falta de compañerismo era evidente. Otro caballo se posó a mi lado y Eren me sonrió. Estábamos e la misma situación y su mirada indicaba un poco de empatía.

—Eren irá con nosotros, no voy a tolerar comportamientos de insubordinación allá afuera—tomó las riendas—busquen sus caballos y diríjanse a la formación, muévanse—

—¡Si, capitán!—acataron la orden y Eren y yo lo seguimos hasta el campo de entrenamiento, pronto partiríamos a Trost.

(...)

Be Brave-Levi Ackerman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora