—Confía en mí— respondió Massimo
—No es suficiente— argumentó la menor— Tienes que decirlo, que me quieres en tu vida
—No puedo decirlo sin ganarme el infierno— admitió con vista fija en el camino, sus ojos ocultaban su dolor— Mí vida no es buena Rose, quererte en ella no me hace buena persona
—¿Entonces no me quieres?
—Te quiero, pero me gustaría tener otra piel, ser otra persona para poder ofrecerte algo. Cambiar de vida... Porque para ser sinceros el mundo no me quiere, nunca me quiso... Y quererte conmigo es condenarte a ello.
—Eres digno de ser amado en esta vida Massimo, en la vida que ya tienes. No necesitas cambiar nada.
—¿Y si te dijera que soy el culpable de todas tus desgracias?— el pecho de Massimo quemó como los mil infiernos. El nombre de Santino Monroe gritando en su cabeza, el disparo, la violenta manera en que dejó viuda a su esposa y sin padre a Rose.
—Diría que estás exagerando, y que soy más fuerte de lo que crees. Antes te quise porque me habías salvado de la miseria, te presentaste ante mí como un héroe y fue inevitable caer por ti... Pero ahora que mi futuro universitario no depende de ti, te quiero porque me abriste los ojos en Nueva York, expandiste mis horizontes, confiaste en mis capacidades y mi cerebro como nunca nadie lo había hecho. Te quiero por tus ideales que te llevaron a Torricelli Industries; hacer del mundo un lugar mejor, lo mismo que yo persigo. Te quiero porque eres una buena persona, un buen hombre, una mente brillante.
—No te merezco— susurró acercándose a la casa de Rose, estacionándose a unos metros— Hice algo horrible...
—Cuéntame qué te atormenta tanto— Rose se desabrochó el cinturón de seguridad y se inclinó hacia Massimo para verlo fijamente, el mayor tenía los ojos rojos, llenos de furia, impotencia y dolor — Déjame conocerte Massimo
—Te lo contaré— aceptó el hombre— si aceptas quedarte conmigo este fin de semana, sin huir por la mañana.
Rose sonrió —Hecho, entonces estamos en contacto... Señor Torricelli.
Rose se inclinó hacia el hombre para besarlo y después se separó, saliendo del auto en dirección a su casa.
Laura lo esperaba en su interior, apenas la vio entrar, la joven se levantó del sofá, la tomó del brazo y la hizo salir.
—Maldita rata sucia, hueles a sexo y motel, tienes que contármelo todo ahora.— exigió la fémina emocionada.
—No huelo a nada, no sé de qué hablas—Laura detuvo el paso y la vio fijamente con ganas de matarla— Bien, quizás huelo a sexo, pero no a motel
—¡Lo sabía!— gritó en plena calle triunfante parando un taxi para ir a comer — Cuéntamelo todo
—Yo... Creo que ahora si estamos saliendo
—Santo señor Jesús, te dejo sola doce horas después de tomarte dos margaritas y sales con nueva relación
—Él me explicó lo que pasó
La joven le contó lo ocurrido después de que Massimo golpeó al hombre, la manera en que el mayor había reconocido sus sentimientos hacia Rose y lo mucho que la quería cuidar.
—Entraste en depresión Rose, no sé cómo se lo perdonaste así como así
—Para ser justos, yo realmente tampoco lo quería como tiene que ser, es decir, siento que me había enamorado de su cartera, de la estabilidad que me había ofrecido y de lo mucho que lo admiraba... ¿Quién no se habría enamorado del hombre que me ofrecía semejante vida?
—¿Y ahora lo quieres porque es un bonito ser de buenos sentimientos?— se mofó Laura indignada
—No— reconoció — Porque ahora que ya no tiene la gran empresa de la vida, que aquí en Queens no es una celebridad, ahora que no me paga nada ni tiene poder sobre mi futuro... Mi corazón sigue latiendo con fuerza por él. Es una buena persona, lo sé, pero aún si no lo fuera... Él siempre encuentra la forma de salvarme cuando más lo necesito, es el único camino que quiero tomar... Laura, cuando él me toca, se siente como si fuera lo correcto, como si estuviera en casa.
Su amiga la veía con amor, acarició su mejilla y le dedicó una media sonrisa.
—Emma se va a volver loca, pero si realmente lo quieres y te hace bien... Te apoyo, y si un día te hace daño, yo puedo apuñalarlo por la espalda mientras tú lo abrazas.
Rose sonrió con auténtica felicidad, parecía que por fin encontraba su camino, como si las piezas del rompecabezas por fin estuvieran tomando sentido.
—Es una lástima que te tengas que ir hoy Lau
—Lo sé, pero no me extrañarás mucho, con todo el asunto Torricelli y Emma vas a estar suficientemente ocupada.
—¿Crees que Emma me sepulte cuando se entere?
—A ti no, pero a Massimo... No lo dudes.
...
Del otro lado de la ciudad en una de las casas más ricas de la zona se encontraban Hazel Copper y su padre Christian
—¿Aceptó la cena?— preguntó el hombre viendo a su hijo entrar al despacho
—Sí, va a traer a su tía, pero no quiere saber nada sobre comprar sus prototipos, si quieres que confíe en nosotros intenta no tocar el tema
—Me parece bien, le avisaré a Alessia que todo va de acuerdo al plan. ¿Rose está usando el GPS que le regalaste?
—¿El reloj? No, le recordaré que lo use cuando lo vea.
—Procura que no se lo quite, podría arruinar todo, y sabes las consecuencias.
Hazel vio de reojo una fotografía de su difunta madre, suspiró.
—Lo sé, esta vez no habrá ningún error.

ESTÁS LEYENDO
Azúcar En El Infierno
FanfictionRose quiere entrar a la universidad, pero no tiene dinero suficiente para ello. Massimo Torricelli es millonario, y las bases de cada uno de sus centavos fueron construidas con sangre. Massimo se convierte en el mentor de Rose y paga su universidad...