Rose despertó en la habitación del hotel en el que se hospedaba Massimo. La noche había sido pesada, pero saber qué clase de hombre tenía a su lado le daba paz. Porque ignorar al monstruo que colgaba de sus hombros no hacía que este dejara de existir. Y al menos, ahora, ya sabía su verdad.
—¿Te vas a ir?— preguntó la menor al ver a Torricelli empacando su ropa en maletas. Su traje parecía impoluto y su rostro lucia fresco y orgulloso, como si la noche anterior no hubiera sido su punto de quiebre, como si no hubieran abrazado los pedazos rotos del otro hasta caer dormidos.
—Sí, a Nueva York, voy a lanzar un comunicado— sujetó su costosa corbata negra a su cuello— creo que Alessia ya ha tomado suficiente ventaja, iré a proclamar mi ciudad. No más jueguitos, es hora de que Alessia caiga.— explicó con una extraña obscuridad inmersa en sus tono y en sus ojos.
—¿Me vas a dejar? — un hueco se alojó en su pecho
—Regresaré en la mañana, Alexandria es mi mano derecha, ella sigue en Nueva York, y la voy a necesitar... ¿Si te pongo guardias de seguridad crees poder explicárselo a tu tía Emma?
—No, Massimo, sin guardias, por favor. Estaré la mañana en la universidad, y en la tarde iré a cenar con la familia de un amigo, él tiene muchísimos guardias, te aseguro que no estoy en peligro.— aún no reunía el valor suficiente para confesarse ante Emma.
—¿Quién es ese amigo?— preguntó viéndola fijamente con un ápice de molestia.
—Dios, Massimo, no seas celoso, es un compañero.
—¿De la universidad? ¿Le tienes confianza?
—Massimo Torricelli, no puedo creer que estés más preocupado por mis amigos de universidad que de la loca de Alessia.
—A Alessia sé manejarla.
—Si sabes manejar a Alessia ¿Por qué sigue dando problemas?— respondió ligeramente insolente
Massimo se acercó a la cama sobre la que reposaba la chica y de un movimiento ágil acorraló entre las sábanas a la menor.
—Una palabra más y te amordazaré y llevaré a New York conmigo.
Rose sonrió al ver al hombre tan salvajemente natural y lo tomó de la corbata provocando que se acercara a ella y lo besó con auténtico deseo. Sabía que lo que había pasado en la noche había sido una catarsis, Massimo había mostrado sus demonios y Rose los había aceptado, y con eso había logrado que Massimo volviera a tomar las riendas de su vida.
—Será un viaje corto, quiero provocar un poco a Alessia para que salga de su escondite... Y cuando todo esto termine, me gustaría hablar personalmente con tu tía.
—¿C-con Emma?
—Sí, ¿Recuerdas la casa que te mostré?
—¿En donde nos reconciliamos?— Rose tomó a Massimo del cuello y acarició su barbilla
—Esa misma. Me gustaría que tú y Emma vivieran ahí... Conmigo
El aire fue cortado en la atmósfera por un segundo, Rose no estaba segura de lo que había escuchado
—¿Quieres... Quieres que vivamos juntos?
Massimo sonrió con cariño
—Sí
—¿No es muy repentino? Es decir, nos conocimos hace un tiempo pero acabas de regresar a mi vida y no sé, yo estoy, no sé...— le agobiaban todas las implicaciones
—Sé que suena impulsivo, pero quiero que la casa esté a tu nombre, que fuera tuya... Y nadie me conoce como tú, no puedo imaginar una vida en la que tú no estás.
—Massimo, yo...
— Es para que nunca te falte un hogar, y si muero... Me gustaría que tuvieras esa seguridad.
—No me gusta que hables de muerte Massimo— murmuró en una súplica mientras acariciaba el cabello azabache del hombre— y sí, quiero estar contigo, no quiero irme de ti.
Massimo selló esa promesa con un beso sobre los labios de la joven, quien ahora pensaba en un tangible "Por siempre" entre ellos dos.
...
—Emma me va a matar cuando se entere... Igual Massimo me va a regalar la casa, sería mía aún si terminamos lo nuestro, y yo nunca se lo pedí... Además después de Massimo no hay nada, en verdad nada, soy incapaz de sentir algo similar por alguien que no sea él. Nunca me había quedado totalmente claro porqué las personas deciden casarse y hacer una vida juntos, pero ahora lo sé, porque no existe nada mío que no sea de él también, y en verdad lo amo— culminó sin aliento la joven mientras llamaba por teléfono a su amiga en camino hacia la universidad
—Es un gran paso Rose, y me cuesta creer que lo conoces tan bien como afirmas. Aquí en Nueva York ya se anunció en todas las televisoras que Massimo Torricelli tiene un comunicado en unas horas, todos actúan como si fuera el mismo presidente.
—Dijo que quiere hacer que Alessia salga y muestre la cara... No lo sé, me asusta en cierta parte, es Alessia de quien hablamos, la misma mujer que ordenó mi secuestro.
—Si tú confías en Massimo, yo también, la semana pasada secuestraron a una de mis compañeras, todo parece indicar que la violaron y la dejaron en las afueras... Es horrible, y si tú crees que tu hombre puede solucionar todo ese caos... Ya no tenemos nada que perder, así que mis esperanzas también están en él.
—Es horrible decirlo, pero cuando Alessia muera todo va a estar mejor, confío en eso.
—¿Quién va a morir? — interrumpió Hazel apareciendo de la nada en la entrada de la Universidad
—Yo, de un infarto— chilló Rose asustada al verlo— Te hablo después Lau, te quiero— se despidió
—¿Y bien? ¿De quién hablabas con tanto desprecio?
—De problemas de la gran ciudad
—Los Newyorkinos siempre son problemáticos— Hazel tomó la mano de Rose e inspeccionó su muñeca — ¿No te gustó el reloj que te regalé? Puedo cambiarlo por un celular.
—No es eso— respondió la menor apenado— me da miedo perderlo, parece muy caro y es precioso
—No te preocupes por eso, mi padre es amigo del fabricante, si lo pierdes te regalo otro y otro y otro
—No es necesario — aceptó — Lo usaré y nunca me lo quitaré, así no podré perderlo.
—Asombroso, y es a prueba de agua, no tendrás que quitártelo ni para bañarte... Y sobre la cena de hoy, no has cambiado de opinión ¿Verdad?
—No podría, Emma está muy emocionada en conocer a mi mejor amigo y su familia.
—Seráuna cena de muerte, mi padre se ha esforzado más en ella que en mi cumpleaños,creo que siempre quiso una hija.

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Azúcar En El Infierno
FanfictionRose quiere entrar a la universidad, pero no tiene dinero suficiente para ello. Massimo Torricelli es millonario, y las bases de cada uno de sus centavos fueron construidas con sangre. Massimo se convierte en el mentor de Rose y paga su universidad...