Torricelli dejaba Nueva York, ya no tenía nada ahí, Alessia se había ido, pero había robado la mitad de la empresa antes de desaparecer, vaciando la cuenta bancaria a la que era acreedora como socia de Torricelli Industries, lo dejó casi en ruinas. Massimo se encontró a sí mismo incapaz de continuar con la investigación del reactor de energía ilimitada de Rose. Canceló los contratos con los asiáticos, incapaz de solventar su parte, lo que le costó una multa de varios millones. Había tenido que despedir a muchos y sólo se concentraba en proyectos pequeños para mantener la empresa cuyo valor en el mercado había caído considerablemente. Había reducido los gastos de quienes buscaban a Alessia, lo que había hecho poco eficiente el proceso. Era la caída de un rey, del imperio Torricelli.
Mientras tanto Alessia se volvía poderosa en la gran ciudad, con la fortuna que había robado y los secuestros y extorsiones diarios solo ganaba poder. Sembraba miedo en la población, de ello se alimentaba mientras se mantenía a las sombras.
A pesar de todo, el orgullo de Massimo parecía estar intacto, nunca le había rogado a nadie para que se quedara con él en su caída, parecía que aquel hombre nunca se quebraba por más bajo llegara en la economía.
—No creo que la chica quiera verte— murmuró una voz ronca a través del teléfono.
—No me interesa qué quiera, solo que esté a salvo— atacó Massimo — cuando hice que saliera de la ciudad ¿Crees que me interesó lo que ella o yo quisiéramos? Desde el principio establecí mis prioridades, que tuviera una buena vida, por sobre todo.
—¿Y por qué regresas ahora? La chica parece feliz.
—Porque está en peligro, y Alessia no se atreve a acercarse a mí, así que por el momento si me mantengo cerca significa que Rose está a salvo.
—Huye de tipos como tú como si fueran la peste, suerte en acercarte.
—No necesito que me ame— sintió una punzada en el pecho, recordando que tuvo una vez una porción del paraíso— sólo necesito que esté a salvo.
Terminó colgando la llamada.
...
—¡Rose! — Gritó la chica extasiada saliendo del auto corriendo en dirección a su amiga —Maldita desaparecida, te extrañé horrores— murmuró apretando a la joven
—También te extrañé mucho Lau— murmuró la chica siendo aplastada —¿Cómo has estado? ¿No te dirán nada por faltar esta semana?
—No— la chica se separó mostrando una media sonrisa — los profesores están en huelga, Nueva York está horrible, no hay ni un solo día en el que algún profesor, doctor, estudiante o político no sea secuestrado.
El padre de Laura le entregó las maletas a Emma y se despidió desde su automóvil.
—¿Tan feo es?
—Sí, no tienes idea, cobran el secuestro, y cuando los liberan ninguno dice nada, mi papá dice que los amenazan con matar a toda su familia y por eso ni la policía busca a los culpables, porque no hay denuncia.
—Menos mal que salí de ahí a tiempo— murmuró Rose entrando al departamento con la chica
—Sí, industrias Torricelli no está mejor— comenzó la chica sin darse cuenta del ceño fruncido de Rose— les robaron la mitad de la empresa, hubo muchos despidos, Torricelli ya no es de las personas más poderosas de Nueva York, están en el fango, como toda la ciudad.
—Deberías venir a vivir con toda tu familia a Queens, es muy lindo, estarán mejor.
—Quizás, pero siento que Nueva York es mi mundo, ¿sabes?, la gran ciudad.
—Bueno, sí, es muy difícil cambiar todo. Pero Queens es precioso.
Se habían sentado en el sofá viendo un programa de concursos en la televisión, Laura se había acostado, y había mantenido su cabeza sobre las piernas de Rose.
—¿Tú estás bien? Es decir, aquí, sin todo el asunto de Torricelli.
Rose frunció el ceño, intentaba mantener su nombre lejos de toda conversación.
—Sí, nunca estuve mejor— en el fondo mentía, pero había enterrado el recuerdo de Massimo mintiendole hasta que cada centímetro de su piel creyó era amor.
—¿Qué pasó exactamente?— preguntó intentando no ser indiscreta
—Me enamoré, y a él le divertía eso— explicó acariciando el cabello de la fémina —le mostré mi "yo" más vulnerable, le di la oportunidad de herirme... Y lo hizo... Dos veces. Fui muy estúpida.
—No creo que fueras estúpida Rosa.
—Sí lo fui— respondió de manera agria— cuando me secuestraron... Fui fuerte, pude soportar golpes, tratos horribles, humillaciones, pude soportar ver un cuerpo calcinándose— cerró los ojos, ocultando el dolor, sepultándolo— y vino él y al mínimo rose me destrozó.
—Igual no es tu culpa, es la de él por no saberte querer
—Noches enteras, pasé noches enteras en Nueva York preguntándome ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué el hombre que me había "querido tanto" ya no lo hacía? Rogando que me quisiera un poquito, que me dejara quedarme, estaba dispuesta a querernos por los dos, entregar todo de mí, me conformaba con un poquito de amor, lo que fuera... Pero él ya había tomado lo que quería y me desechó— Rose suspiró pesadamente
—Es un imbécil— murmuró Laura
—Es mi culpa, porque lo elegí, todos los días lo elegí a él. — la chica carraspeó pesadamente, soltando una sonrisa resignada— Pero no más, quedó en el pasado y soy feliz en Queens.
Laura dejó un beso sobre la rodilla de su amiga —¿Y hoy qué planeabas hacer?— preguntó la joven
—Trabajar— admitió —Vamos al café, ahí podemos hablar
—¿Me servirás gratis?
— Todos los cafés y Brownies que tu cuerpo aguante
...
Rose servía el café y pastelillos a los clientes mientras Mora tomaba los pedidos. Laura podía verla flotar de una mesa a otra con una sonrisa pegada a su rostro, era increíble lo mucho que hacía el tiempo y el lugar correcto por un corazón roto. No había ni una huella de Torricelli en Rose.
Cuando los clientes dejaron de aparecer se sentó junto a su amiga de toda la vida con dos cafés en mano.
—Tenemos que hacer una fiesta— inquirió sorbiendo de su bebida fría.
—¿Qué? No, ya tuve muchas fiestas
—Eso es mentira— se unió Mora —Nunca acepta mis invitaciones, solo aceptó el día de su cumpleaños
—¡Entonces definitivamente tenemos que embriagarte montruita!— gritó Laura
—Hay un lugar popular en el centro de la ciudad, podemos ir a pasar el rato, quizás encontremos un poco de diversión— sugirió la otra chica observando a Rose —Y tenemos que invitar a tu amigo Copper, creo que te estaba viendo con amor el otro día.
—¿Qué? ¿Por qué se unen en mi contra? — Dramatizó Rose — Copper es un amigo, y no le gustan nuestras fiestas.
—Eso es porque se nota que el chico nada en dinero ¿Qué te obsequio? — preguntó curiosa su compañera Mora recordando el presente que le había otorgado el domingo pasado.
—Esto— Rose mostró su muñeca, dejando relucir un delicado reloj de plata con exquisitas incrustaciones de diamantes— Y estoy casi segura que él ya tiene novia añadió.
—Igual haremos una fiesta, invitemos a todos, a esta ciudad le hace falta un poco de aire de Nueva York.
Y como si fuera producto de una invocación, la campanilla que anunciaba que alguien había atravesado la puerta tintineó. Rose fue la primera en verlo, alto, con traje hecho a la medida, su rostro angular decorado con la barba un poco más descuidada de lo habitual. Como un fantasma del pasado. Massimo.

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Azúcar En El Infierno
FanfictionRose quiere entrar a la universidad, pero no tiene dinero suficiente para ello. Massimo Torricelli es millonario, y las bases de cada uno de sus centavos fueron construidas con sangre. Massimo se convierte en el mentor de Rose y paga su universidad...