La mañana siguiente había amanecido con una ligera llovizna que Rose había tenido que sopesar bajo su viejo hoodie rojo desteñido. Había pasado las clases con emoción, quería ir con el señor Torricelli en cuanto antes. Y cuando cancelaron las últimas clases por alerta de precipitaciones más fuertes acompañada de vientos torrenciales Rose no dudó en ir hacia el edificio Torricelli.
Rose se encontraba totalmente mojada, parecía que había saltado a una piscina y la capucha de su hoddie no había evitado que de su castaño rubio ahora escurrieran gotas por montones que ahora que mojaban su rostro. Sentía el agua dentro de sus tenis, sin embargo seguía emocionada por ver al señor Torricelli. Al llegar al gran complejo se topó con Massimo quien salía con semblante serio junto con Jake -el hombre que los había interrumpido en la cena- Massimo la vio y Rose se paralizó.
—Niñita ¿Cómo has llegado así? — preguntó sosteniéndola de los hombros— ¡Alexandria, ven aquí!— ordenó y a los segundos una pelirroja con traje formal se posó junto a Rose— cómprale ropa nueva, que se dé una ducha caliente, que tome un té y consíguele zapatos nuevos— indicó a la pelirroja quien anotó todo en una libreta — Rose, tengo que salir, regresaré después.
Massimo subió a una camioneta siguiendo a Jake y Rose no pudo evitar sentir un hueco en su pecho lleno de preocupación.
—Sígueme— pidió la joven pelirroja entrando al edificio —Mi nombre es Alexandria— explicó
—¿Sabes quién era el hombre con el que se fue el señor Torricelli? — preguntó Rose subiendo al ascensor siguiendo a la chica
—Es el señor Jake Ricci, es un viejo amigo del señor Massimo Torricelli, tienen negocios juntos, pero no están asociados a Torricelli industries, es decir, no son de Ciencia y Tecnología que es en lo que nos especializamos aquí — la joven era dulce y alegre, parecía conocer bien su área de trabajo y lucía orgullosa de su puesto.
— ¿Y tienen este tipo de juntas seguido?
—Hace años que no veíamos al señor Ricci por aquí... Quizás desde los inicios.
— ¿Y a donde vamos ahora?— preguntó Rose acongojada, el hombre no le daba confianza
—Al departamento del Señor Torricelli— explicó Alexandria
— ¿Departamento?
—Bueno, departamento es decir poco, el área más alta del edificio Torricelli es exclusivo del señor Massimo, cuenta con cinco habitaciones, una gran sala, cocina, despacho, laboratorio personal, gimnasio, una gran terraza y... Estoy segura que tiene un par de áreas que no conozco.
—¿Por qué tiene su departamento aquí?
—Bueno, no se construye un imperio como Torricelli Industries a menos que trabajes veinticuatro horas los siete días de la semana. El señor Massimo sólo llevó el término "trabajo en casa" al siguiente nivel.
Cuando las puertas del elevador se abrieron Rose notó que se encontraba en la sala del empresario, era realmente grande y estaba mojando todo con su ropa.
Alexandria la guió a uno de los baños que tenía una gran tina, la puso a llenar y roció sobre ella un líquido que hizo burbujas de manera rápida y otro que provocó que comenzará a oler a frutos rojos.
—Entra a la ducha, iré a pedir tu ropa— indicó Alexandria saliendo del lugar.
Una hora más tarde Rose se encontraba en el sofá del señor Torricelli usando un precioso conjunto de Prada y zapatos deportivos Chanel. Nunca en su vida había utilizado ropa de marca, y aunque desconocía el valor real de lo que estaba usando lamentaba no poder apreciarlo. De marcas sabía poco y nada, solo sabía que era demasiado cómodo y lucía como un millón de dólares andante.
Alexandria se había negado a dar más información personal sobre Massimo, y Rose había quedado semi-dormida sobre el sofá. Cuando escuchó el elevador abrirse se levantó de manera inmediata, esperando dar una buena impresión a su ahora jefe, sin embargo se encontró con un Massimo ebrio tambaleante y que con dificultad intentaba salir del elevador. Se acercó a él y lo tomó del tórax intentando reincorporarlo y evitando que cayera, maniobrando guió al mayor al sofá en donde cayó como peso muerto envuelto del aroma de diferentes tipos de alcohol.
—¿Se encuentra bien señor Torricelli?— preguntó Rose observando la dificultad con la que sus ojos se enfocaban en un punto fijo.
—Niñita... ¿Qué haces aquí?— Massimo arrastraba las vocales y le costaba entonar adecuadamente, Rose se había convertido en una mancha borrosa frente a él
—Lo... Lo estaba esperando — se disculpó Rose, quien se debatía entre irse a su casa y dejarlo ahí o ayudarlo
—Ven aquí— Ordenó Massimo tomando a la chica de la cadera y arrastrándola hacia sí, apoyó su confundida cabeza en el abdomen de la joven quien con timidez se encontraba justo frente a él totalmente confundido.
Después de unos minutos en los que ambos permanecieron en la misma posición, Rose llegó a la conclusión de que el señor Torricelli se había dormido, así que de manera tímida posó su mano sobre la cabellera azabache de Massimo, su cabello se encontraba desarreglado, pasó los dedos entre él, acariciando los mechones a su paso, observando como su melena azabache era cada vez más invadida por cabellos plata. Massimo levantó el rostro, su mirada confundida buscando los ojos de Rose quien había mantenido su mano entre el cabello del hombre.
El mayor sujetó la cadera de Rose y la obligó a posarse sobre él con las rodillas a sus costados, quedando sentada con las piernas abiertas sobre el mayor.
—Señor Torricelli
—Sé una buena chica
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Azúcar En El Infierno
FanfictionRose quiere entrar a la universidad, pero no tiene dinero suficiente para ello. Massimo Torricelli es millonario, y las bases de cada uno de sus centavos fueron construidas con sangre. Massimo se convierte en el mentor de Rose y paga su universidad...