•32•

129 11 0
                                    

En el mismo momento en el que vi que era lo que vendía esa tienda, quise tirarme atrás. La sonrisa pervertida en la boca de Kook me indicaba que el chico no andaba tras nada bueno, así que estaba empezando a tener miedo por mí.

- Joder Kook -me quejé-. ¿Es imprescindiblemente imprescindible entrar aquí?

Puse un puchero que pretendía ser adorable, pero Jungkook no parecía tener ni la más mínima intención de tirarse atrás. Solté un suspiro resignado y le cogí de la mano para entrar.

Lo primero que vi fue arneses. Muchos arneses. De todos los tipos que os podáis imaginar, expuestos en maniquís de mujer sin ningún tipo de pudor. Las cuerdas de cuero parecían adaptarse muy bien al cuerpo, además de que contaban con ajustes.

- Jimin, ¿qué te pare-

- Ni de coña -repliqué interrumpiéndole-. Un arnés no, me dan miedo.

Jungkook asintió resignado y seguimos caminando. Juro que vi como en sus labios se formaba un pequeño puchero adorable, haciendo un berrinche silencioso por mi negación. Al principio me sentí algo culpable por haber dicho que no tan rápido, pero luego mi atención se desvió a otro lado. Entramos por un pasillo aleatorio y nos saludó una larga estantería llena de dildos de todos los tamaños y formas.

Al ver todo eso, casi me atraganto con mi propia saliva.

- Veo que esto te gusta... -susurro Kook pensativo-. Podemos comprar uno si quieres... Aunque preferiría que usaras uno más real que está completamente a tu disposición...

- Tú fuiste quien dijo que no nos apresuráramos -dije rodando los ojos-. Ahora no te quejes tonto.

- Es que eres demasiado irresistible para ser real, Minnie -enterró su cara en mi cuello y suspiró-. Lo hice porque pensaba que sería lo mejor, pero he acabado tan necesitado de ti que mira donde me tienes...

- ¿En una sex shop? -dije burlón.

- Imbécil -respondió con una sonrisa.

Me acerqué a la estantería. Empecé a repasar de arriba a abajo todos aquellos dildos que estaban expuestos. Había de muchos tamaños, desde algunos que parecían tan pequeños que me pregunté si podría llegar a sentir algo con eso dentro, hasta otros que dudaba que me dejasen vivo. Me acerqué a estos últimos y cogí uno de color morado con mi mano.

No podía cerrarla del todo.

- ¿Qué te parece, Kookie? -pregunté de manera inocente, examinando el dildo en mi mano como si se tratase de un libro-. Creo que es el tamaño perfecto, aunque ojalá hubiera más grandes...

Jungkook palideció un poco para después acercarse.

- ¿De verdad quieres este? -murmuró asustado.

No pude evitar dejar salir a risa ante su expresión aterrorizada, como si acabara de ver a un fantasma.

- Obvio que no, tontito -dije entre carcajadas-. No podría ni usaría esta cosa -señalé el monumental pene de plástico- ni aunque me dieran mil dólares. No volvería a caminar jamás, te lo digo yo.

Kook agarró el juguete con una mueca de asco y cogió uno de tamaño normal, mucho más parecido a un miembro real.

- ¿Y este? -dijo pasándomelo.

- Da igual -reí y volví a colocarlo en el estante de donde Kook lo había cogido-. Como bien has dicho, mejor usar uno real y a mi disposición.

Le lancé un beso al aire y cogí su mano para cambiar de pasillo, ya que ese solamente tenía un tipo de juguete. Una vez llegamos al siguiente, nos recibió toda una estantería de juguetes que no había visto jamás. Algunos me generaron curiosidad, pero otros solamente un deseo de alejarme tanto como pudiera de ellos.

Sobre Hielo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora