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- ¡Vamos chicos! -gritó el entrenador-. ¡Reuniros!

Los cuatro, que estábamos patinando alrededor de la pista, nos acercamos a la valla que limitaba la tierra firme del hielo, donde estaba Namjoon.

Llevábamos una hora y media de entreno, el último entreno antes de la Copa Rostelecom, nuestro último evento clasificatorio. Para nuestra sorpresa y suerte, a los cuatro nos habían asignado la misma competición, a diferencia de la primera clasificatoria. Era un suceso raro, pero la suerte estaba de nuestra parte.

- Bueno, como sabéis, hoy ha sido el último entrenamiento antes de la Copa de Rusia -explicó-. O como la llama todo el mundo: la Copa Rostelecom. Habéis tenido mucha suerte de ir todos a la misma, de no ser así, no podría acompañaros a todos. Es un poco vergonzoso decir esto -se rascó la nuca, un poco avergonzado-. Pero quería daros una buena noticia antes de marcharnos hacia allí. Jin y yo... Hemos decidido casarnos -un pequeño sonrojo cubrió sus mejillas-. Estáis más que invitados, será después de las competiciones, en mayo o julio, todavía no lo hemos decidido del todo-

- ¡¿Alguien ha dicho boda?! -gritó Jimin con una sonrisa, lanzando la pregunta al aire-. ¡Ah! De verdad no puedo creerme que Seokjin se haya guardado todo esto, voy a matarlo cuando o vea.

Namjoon lo miró mal.

- A besos, obviamente -lo arregló rápidamente.

Aunque no sabía quién era ese tal Seokjin, estaba muy feliz por el entrenador. Si ese chico era capaz de hacer sonrojar al entrenador solo con pensar en él, definitivamente era el indicado.

- Felicidades, Namjoon -le dije con una sonrisa.

Fui a salir de la pista para poder darle un abrazo más apropiado. Una vez estuve cerca de él, lo envolví con mis brazos en un abrazo un poco incómodo pero feliz. A los demás definitivamente les gustó la idea, porque cuando vieron mis intenciones se acercaron a nosotros e hicimos un abrazo colectivo.

- Me alegro mucho por vosotros, Nam -dijo Jimin-. De verdad. Seokjin siempre ha querido casarse contigo, me lo confesó. No le digas que te lo he contado, se moriría de vergüenza.

Todos nos reímos ante eso. No conocía al chico, pero ya me caía bien. Esperaba verlo pronto y poder felicitarlo. De verdad quería ver al entrenador derritiéndose por él, sería divertido ver otra faceta suya.

- Bueno, ya esta -dijo empezando a deshacer el abrazo-. Todos a practicar que esta tarde tenemos que coger un avión hasta Moscú, no quiero hacer el ridículo delante de los rusos.

Namjoon parecía tenerle un poco de aversión a mi antiguo equipo, por su entrenador. Ellos habían sido rivales en su tiempo y con la competitividad de Kadovski, era imposible que algún día llegaran a llevarse bien, como dos viejos rivales. El ruso se empeñaba en convertir todo en una competición, y ahora que no podía enfrentarse personalmente a Namjoon, enfrentaba a los patinadores de su equipo con los del nuestro.

- Ese estúpido Kadovski... -murmuró Jackson-. Los vamos a destrozar, ya verás.

- Estoy seguro -sonrió.

Volvimos a entrar en la pista para acabar con el entrenamiento. Sonreí al ver que Jimin tenía los ánimos para saltar y aterrizar limpiamente. Luego de aquel día en el que había ido a su casa, hacía cuatro días, me preocupaba su estado anímico. No sabía si estaría mentalmente recuperado para la siguiente competición, pero parecía que me había preocupado para nada. Esos cuatro días habíamos pasado bastante tiempo juntos, en los descansos y almuerzos. Jimin tenía una mente mucho más profunda de lo que había pensado en un principio, sabía que había algo que le preocupaba, pero de momento no tenía ni idea de que era.

Sobre Hielo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora