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- Minnie -lo llamé-. ¿Estás ahí?

Estaba en llamada con Jimin, pero no me contestaba. Se suponía que había cogido la llamada, pero es como si no estuviera.

- Haz lo que quieras, Kook -dijo en medio de un bostezo-. Tengo que irme.

Se oyó el corte de llamada y me quedé mirando el móvil, extrañado. De todos modos, iría igualmente a visitarlo esa misma tarde, pero quería avisar por si acaso tenía algún doctor planeado. Supuse que no tendría nada, así que decidí que esa tarde, luego del entreno, iría a verlo.

Jimin llevaba dos semanas enteras en el hospital. Aunque los médicos prometían darle el alta pronto, todavía no lo habían hecho, y eso ponía de los nervios a Jimin. Él decía que se sentía completamente bien, que no entendía por qué no le dejaban marcharse de una vez. Los del equipo íbamos a visitarlo muy seguido, para que no se sintiera abandonado. Le explicábamos lo que habíamos hecho en los entrenamientos y todo para que se fuera acostumbrando. De todos modos, cuando le dieran el alta vendría a vernos probablemente.

- ¿Qué dice? -preguntó Taehyung-. Pareces confundido.

- Ha dicho que haga lo que quiera -respondí, suspirando-. A veces no lo entiendo, es imprevisible.

Taehyung asintió, de acuerdo. Al principio teníamos planeado ir los dos, pero él había decidido ir a ver a Yoongi, el compañero de habitación.

- Jimin se va a sentir traicionado -reí-. No me creo que de verdad vas a ir a ver al gato en vez de a Jimin.

- Bueno -se encogió de hombros-. A Jimin voy a verlo cada día cuando se haya recuperado, pero al gatito no es seguro. Quiero asegurarme de que no se va a olvidar de mí una vez le den el alta a Minnie.

- Créeme que no va a hacerlo -respondí, recordando el día en el que Jimin había tenido que salir de la habitación para darles intimidad-. Es tan desvergonzado como tú.

- ¡Eh! -me dio un golpe en el brazo-. No insultes a mi futuro novio.

- ¿Ya es tu futuro novio? -bufé-. Lo conoces de hace una semana.

- Me da igual -rechistó-. Se que vamos a acabar juntos, lo siento. Ya nos imaginó a los dos, saliendo de una competición a la que ha venido a verme... -suspiró, soñador-. Sería fantástico.

- Yo que pensaba que era muy imaginativo... -murmuré.

- ¿Qué has dicho? -me miró amenazadoramente, en broma-. NO te burles, es la verdad.

- ¿Sí? -le miré incrédulo.

- ¿Qué me das si acabamos juntos? -alzó una ceja, retándome.

- Lo que quieras.

Sonrió de manera ladeada. Se acercó a mí peligrosamente.

- Pues voy a querer tu medalla de plata del Grand Prix Junior -dijo mirándome con lástima, como si ya hubiera asumido que ganaría él.

- Como quieras -accedí-. De todos modos, este año va a haber otras más importantes en mi colección.

Una vez aceptado el reto, me acabé de poner los patines que tenía en los pies. Eran las cuatro de la tarde, y teníamos que entrenar. Si Jimin no estuviera en el hospital, él también estaría aquí, hasta arriba de entrenamientos, tanto en el hielo como fuera de él. Ir al gimnasio todos los días se había vuelto parte de nuestra rutina, fortaleciendo nuestras piernas y nuestros abdominales día tras día. Con cada semana que pasaba, me sentía más y más preparado para competir en el evento que se acercaba.

Mi coreografía mejoraba con cada práctica que hacía, y no podría estar más orgulloso.

(...)

Sobre Hielo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora