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En el momento en el que entré en la pista, fui más consciente que nunca del hielo bajo mis pies. Por alguna razón que desconocía, todas las sensaciones a mi alrededor se intensificaron, todo parecí más vivido. Más intenso.

Aunque me sentía un poco solo porque nadie me acompañaba en ese lugar, me di cuenta de que probablemente era lo mejor. Pensé en Jimin, él necesitaba mucho más el entrenamiento de Namjoon que yo su compañía.

Una vez ya estuve en el hielo, oí como la gente vitoreaba a sus favoritos, gritando y dando palmas. Bajé mi cabeza. Probablemente allí nadie me conocía, todavía era un misterio para el mundo. Había empezado a competir con dieciséis años, así que ni siquiera en el mundo junior era conocido. Mis medallas de oro podían contarse con una mano y las de plata también. Como mi control sobre los nervios era bastante pobre, mis movimientos sobre el hielo se descontrolaban al sentir todas las miradas sobre mí.

Empecé a dar vueltas y más vueltas alrededor de la pista, con la mirada fija en mis competidores. Todos ellos parecían tranquilos, sin preocupaciones por lo que vendría en unos minutos. Por mucho que quisiera evitarlas, también sentí las miradas curiosas de otros sobre mí. Me analizaban, preguntándose quien era y si era una amenaza a tener en cuenta.

Llevábamos unos minutos cuando hubo un chico que decidió empezar a hacer saltos de calentamiento. De la nada, saltó un cuádruple salchow perfecto que me hizo fruncir el ceño en envidia. Otros le siguieron, girando marcha atrás preparándose para saltar. Algunos saltaban triples, otros cuádruples, pero la mayoría los aterrizaron a la perfección.

Yo patinaba cabizbajo, mirando como mis competidores me superaban con creces en todos los saltos que hacían. Decidí que no podía quedarme quieto allí, sin hacer nada. Después de todo, estábamos allí para calentar.

Yendo marcha atrás, vigilando que no hubiera nadie en mi camino, salté un triple Axel. Al principio, tuve miedo de no poder aterrizarlo correctamente, pero una vez sentí que la cuchilla impactaba de manera contundente y firme en el hielo, los miedos que tenía se disiparon. Sentí que haber aterrizado ese primer salto era un buen augurio. El público aplaudió suavemente cuando acabé mi salto en una buena posición, cosa que me sacó una sonrisa. Ellos no sabían quién era, pero aun así me aplaudían. Era una sensación maravillosa.

- Cinco minutos -se oyó por los altavoces.

Éramos el último grupo de calentamiento, así que una vez saliéramos de allí, la verdadera competición empezaría.

Después de un par de saltos más, unas vueltas alrededor de la pista a ritmo rápido y un par de giros, anunciaron que se había terminado el calentamiento. Salimos ordenadamente del hielo, yo el primero. Como al acabar me encontraba cerca de la salida, había sido mi turno de ser el primero en abandonar el calentamiento. Al salir, una mujer me recibió con mis protectores, para que no resbalara sobre el suelo de fuera la pista.

Me metí por detrás de la cortina que había bajo las gradas, donde me había cambiado al llegar y donde esperaría que fuera mi turno. Antes de que yo pudiera ejecutar mi programa libre había todos los demás. En el sorteo de los turnos me había tocado último, así que iba a tener que esperar a que todos hubieran acabado para patinar yo. Sería horrible ver como las puntuaciones subían y subían mientras yo lo único que hacía era calentar y no hacer nada.

Me senté en un banquillo que había en un lado del largo pasillo y respiré hondo con la cabeza apoyada en la pared. Debía calmar mis nervios. Había perdido muchas veces por ellos, pero esa vez no lo iba a permitir. Quería enorgullecerme a mí mismo, sentirme orgulloso de como había patinado. Hasta el momento nunca me había pasado, una vez acababa mis programas, me daban ganas de llorar por los fallos que había hecho.

Sobre Hielo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora