- ¿Estás seguro de que no quieres nada más, hijo? -preguntó la señora Sanders, mirándome con una mirada compasiva-. No luces muy bien, sin ofender.
Me entregó un vaso de agua, dejándolo en la mesa delante de mí.
- Lo sé -suspiré, dejando caer mi peso en la mesa de madera en la que estábamos sentados-. Ya está haciendo mucho por mí, querida vecina, no se preocupe.
AL volver del entrenamiento de la tarde, me había topado con la señora Sanders en la entrada del edificio. Luego de invitarme a unas irrechazables galletas, me encontraba en su casa, hablando de todo y de nada a la vez. Llevaba más de medio año en ese edificio, y en ese poco tiempo, yo y la vecina nos habíamos vuelto buenos amigos.
- Eres de la poca juventud que queda en esta escalera, por favor -hizo un gesto con la mano, quitándole importancia al asunto-. Tengo que cuidar a las nuevas generaciones si no quiero que los viejos de la escalera dominen el mundo.
- Está exagerando -dije soltando una pequeña risita.
- Quizá un poquito -se unió a mis risas.
Juraría que nunca había visto a una vecina tan agradable como ella. Siempre que nos encontrábamos me invitaba a un té o a chocolate caliente, preguntándome por el patinaje y los amigos, hasta por la familia. Era como una madre sustituta para mí, sobre todo porque me encontraba en un país que no era el mío.
En realidad, mi madre nunca había estado tanto en casa como para tener muchos momentos de estos, por el trabajo básicamente. Nunca había podido hablar así con ella porque no podía perder el tiempo. Ella tenía una negocio que dirigir y yo más entrenamientos de los que puedo contar, así que coincidíamos entre poco y nada. Hablaba más con la niñera que con mi madre. Aun así, los momentos con ella los valoraba mucho, porque sabía que eran escasos.
- Necesito su consejo -dije de repente, rompiendo el ambiente alegre que se había creado-. Sobre ¿amor? No sé si podría llamarlo así. Es algo complicado.
- ¿Te gusta alguien? -dijo con una sonrisa chismosa.
- Algo así -me rasqué la nuca.
- ¡LO sabía! -dijo alegre-. Es ese chico, ¿verdad? ¿Kimjin se llamaba?
- ¿Cómo lo ha sabido? -pregunté entre sorprendido y confundido.
- Ay, hijo -suspiró mirando a la nada-. Si tú supieras. Aunque no lo parezca, yo también he sido joven -dijo con una sonrisa, esas palabras lograron sacarme otra pequeña risa-. Me he enamorado, me han roto el corazón, he visto a gente de mi alrededor enamorarse... Podríamos decir que tengo algo de experiencia.
- Podría usted dedicarse a esto -dije con una sonrisa, medio en broma.
- Cuando hablaste de él, la última vez que viniste... -suspiró de manera soñadora-. Tus ojos derrochaban admiración, pero también había algo más. La manera en la que hablabas de él, como si fuera la persona más preciosa de tu mundo me hizo darme cuenta. Conozco bien ese amor juvenil, cuando no puedes dejar de pensar en esa persona y todo lo que haces parece recordarte a ella. Cuando hablabas de él, tu mirada era brillante. Para alguien como yo, que he visto muchos ojos enamorados, fue claro que estabas enamorado.
- No sé si enamorado, pero en ese entonces ni yo sabía que me gustaba, si le soy sincero -sonreí nostálgico-. Ahora todo es más complicado, ¿sabe? Han pasado muchas cosas estos días, no sé si malas o buenas, aún no lo he decidido, pero se me han hecho eternas.
- Cuéntame.
- Se me confesó -dije con una sonrisa, cabizbajo-. Se llama Jimin, es un par de años mayor que yo, pero a ninguno de los dos nos importa.
![](https://img.wattpad.com/cover/251979212-288-k459346.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sobre Hielo - Kookmin
FanficDespués de acabar las competiciones, Jimin sabe que sus vacaciones van a ser cortas. Tampoco está muy contento de saber que alguien nuevo va a entrar al equipo. Menos aún cuando descubre que el chico es una completa distracción para él. Jungkook ad...