•20•

123 12 0
                                    

Me quedé paralizado delante de la puerta de mi habitación. No sabía que era lo que estaba pasando allí, pero no podía disimular ahora que Jimin me había visto. La última vez intenté hacer como que nada había pasado, pero ahora sería imposible.

- Ju-Jungkook -me llamó, con una mueca asustada- No es lo que parece. Puedo ex-explicarlo.

- No hay nada que explicar, Minnie, no te preocupes -dije con una sonrisa triste.

- ¿Por qué no te sorprendes? -murmuré confundido-. No me digas-

- Ya lo sabía, Jimin, desde hace tiempo -admití-. No te lo dije porque no quería invadir tu privacidad. Creo-creo que tengo que irme.

Sabía que era un poco de cobardes, pero hui antes de que Jimin pudiera decir algo. No tenía ni la más mínima idea de donde ir para alejarme y procesar la situación.

Sabía que Jimin y Jackson tenían una relación, lo había oído varias veces. Pero verlo era otra cosa, lo hacía real. Es como si todo el tiempo la verdad hubiera estado delante de mí, pero nunca la hubiese querido admitir.

Decidí que lo mejor sería que me diese un poco el aire, para calmar mi mente con el frío de las calles de Moscú. Para mi suerte, ya había cogido mi móvil y las llaves de la habitación, junto con una chaqueta, así que no tenía que volver a la habitación y encontrarme con la misma escena de nuevo.

Una vez estuve fuera del hotel, noté el frío de verdad. Estaba a punto de caer la noche, y la temperatura había caído en picado durante la tarde. Iba bien abrigado, pero aun así podía sentir mis pies fríos, tan fríos que sabía que si me quedaba mucho tiempo en el exterior se me iban a dormir.

Empecé a caminar calle abajo, sin rumbo, observando las casas y la gente que estaba caminando. No parecían tener intención de quedarse mucho tiempo, supongo que por el frío inhumano que hacía allí.

Antes de que me diera cuenta, ya estaba caminando en dirección a un parque. No tenía ni la más menor idea de dónde estaba, pero tampoco me importaba.

Me senté en el primer banco que encontré, dejando caer todo mi peso en este. Aunque no quería, no pude evitar sentir como mis ojos se llenaban de lágrimas. Era peligroso llorar a tan bajas temperaturas, pero no pude evitarlo. Sentado en ese banco en medio de la nada, sin nadie pasando por ese solitario parque, lloré por primera vez por Park Jimin.

Lloré de rabia, impotencia. ¿Por qué tenía que ser Jackson? ¿Por qué no podía ser yo? Era un pensamiento egoísta, tan egoísta que me dio hasta vergüenza tenerlo. Hacia mucho tiempo me había gustado alguien, pero siempre era el segundo plato, nunca la primera opción.

«Lo siento, Kook, tengo novia. Aparte, no me atraen los hombres. Pero gracias de todas formas».

Dieciséis palabras hicieron que mi corazón doliera por primera vez por alguien. No puedo decir que estuviera enamorado, pero dolía de todas formas. El amor siempre me había hecho sufrir.

Pero Jimin...

Con Jimin era diferente, todo más intenso, más real. No podía evitar de ninguna manera que mis sentimientos crecieran por él, seria ir contra mi propia naturaleza. El rubio era una persona muy interesante, siempre me daban ganas de saber más y más de él, de escuchar su risa y sus bromas, sus caras raras cuando oía algo que no le gustaba. Quería que todo eso formara parte de mi vida, pero a veces nada sale como queremos.

Por mucho que deseara tener a Jimin a mi lado, sabía que no me interpondría entre él y Jackson, nunca. Me guardaría estos sentimientos para mí, bajo llave en un rinconcito de mi corazón para que nadie los encontrara. Por mucho que no fuera lo que deseaba, era lo correcto y yo era un chico bueno, siempre siguiendo las normas.

Sobre Hielo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora