- ¿Crees que estoy bien? -preguntó Jimin mirándose por octava vez en el espejo-. No estoy seguro del pelo...
- Estás perfecto, Minnie -dije algo cansado-. EL traje te queda como un guante y tu pelo está perfectamente peinado, no creo que puedas mejorar más tu look, sinceramente.
- Gracias, Kookie -dijo acercándose a mí y depositando un pequeño beso en los labios-. Tú también te ves muy bien, tengo que admitirlo. Tu pelo...
- Está muy largo, ¿verdad? -solté un suspiro, recorriendo uno de mis suaves mechones negro azabache-. Quería cortarlo, pero no encontré un buen momento.
- Iba a decir que se te ve increíble -hizo un pequeño puchero inconsciente-. Me gusta más así que corto.
Me levanté de la cama para acercarme al espejo, situándome justo detrás de Minnie. Le abracé por la espalda, envolviendo su cintura con ambos brazos y apoyando mi cabeza en su cuello.
- Te quiero mucho, Minnie -susurré en su oído-. ¿Lo sabes, no?
- Yo también te quiero, Kook -respondió con una gran sonrisa-. Aunque al principio no me pareció correcto, ahora no podría sentirse más adecuado. Quise negar que me gustabas desde el primer momento en que esa chispa surgió entre nosotros, ¿sabes? Pensaba que solo traería problemas, pero míranos -apoyó su cabeza sobre la mía, conectando su mirada a la mía a través del espejo- estamos preciosos. No podemos negar que somos una pareja muy atractiva.
Eso último lo dijo en tono bromista, con una gran sonrisa en la boca.
- Lo somos -admití. Acerqué mi boca a la suya y conecté nuestros labios en un tierno beso-. Ahora, basta de charla, que tenemos que ir bajando si no queremos llegar los últimos.
- ¿Quieres que pasemos por tu casa? -dijo separándose.
- No hace falta, de todos modos no necesito mucho más de lo que ya llevo puesto.
Me encogí de hombros.
Jimin se acercó a la mesilla de noche, cogiendo su cartera y teléfono de allí. Los guardó en uno de los mil bolsillos que tenía esa americana que habíamos comprado. Por lo menos se le veía contento con su vestuario.
Hacía un par de semanas, cuando fuimos a comprar trajes, pensé que no acabaríamos nunca. Jimin era el padrino de la boda, así que no quería ir «mal vestido». Yo me compré un traje negro y simple en la primera tienda en la que entramos, pero él no.
Veinticuatro tiendas de trajes después.
Un traje de color blanco con costuras plateadas por fin llamó su atención. Cuando se lo probó decidió que era el indicado y por fin pudimos irnos a casa. Para mi suerte, luego no se había arrepentido y habíamos tenido que devolverlo, sino que parecía muy contento.
- Vamos -me llamó.
Me había quedado embobado, mirándolo por unos segundos antes de darme cuenta de que me estaba hablando.
- Kook.
- Eh, sí, sí -me levanté del colchón y me dispuse a salir por la puerta.
Jimin cogió las llaves de su casa y las metió en otro bolsillo para luego abrir la puerta principal. Una vez fuera del edificio, decidimos llamar a un taxi para no tener que buscar aparcamiento y perder tiempo.
Las calles pasaron muy rápido, con el vehículo dirigiéndose a uno de los edificios más apartados de la ciudad. Una pequeña iglesia apareció en nuestro campo de visión no mucho después de haber salido de la metrópolis.
Seokjin y Nam habían decidido casarse en una iglesia pequeña y antigua, en una boda bastante tradicional. Habría poco más de un centenar de invitados, contando a la familia de ambos. Jimin me había dicho que Seokjin había estado bastante estresado decidiendo a quien invitar de todos sus amigos, ya que decía que todos ellos merecían asistir.
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Sobre Hielo - Kookmin
FanficDespués de acabar las competiciones, Jimin sabe que sus vacaciones van a ser cortas. Tampoco está muy contento de saber que alguien nuevo va a entrar al equipo. Menos aún cuando descubre que el chico es una completa distracción para él. Jungkook ad...