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Me marché del lugar tan rápido como pude, evitando a todos los del equipo para poder concentrarme en lo realmente importante: la competición. Como el día anterior había quedado en primer lugar con un gran margen, no tenía que preocuparme tanto por mantener mi puesto; pero aun así no quería confiarme demasiado.

Una vez llegué a un lugar adecuado y sin mucho tránsito de gente, me senté en uno de los bancos y me dediqué a mirar la pantalla que retransmitía lo que pasaba en la pista. Sabía que no era lo mejor que podía hacer, ya que me ponía presión, pero no pude evitarlo.

- Jimin -dijo Namjoon, sentándose de repente a mi lado-. ¿Estás bien?

- Supongo -suspiré bajando la mirada de la pantalla a mis manos-. Me siento culpable.

- De verdad que no tengo ni idea de que es lo que ha pasado, pero creo que deberíais solucionarlo lo antes posible si no queréis que traiga problemas al equipo -bufó cansado.

- Lo siento mucho -con mi mirada aun en mis manos, sentí mis ojos cristalizarse.

Aunque me dije a mí mismo que no era el momento, no pude evitar que cayeran por mis mejillas, dejando un camino salado por toda mi cara. Cuando me di cuenta de eso, me las sequé rápidamente.

- No llores, Minnie -habló Nam, en un intento de consolarme-. Sois jóvenes, es normal que haya este tipo de disputas, no puedes hacer nada para evitarlo.

- Sí puedo, Nam -repliqué-. Y no lo he hecho. Ese es el problema.

Me levanté de donde estaba y me dirigí al baño cabizbajo. Abrí el grifo de una de las pilas e hice un cuenco con mis manos para que el agua se acumulara en ellas. Hundí mis facciones en el frío líquido y solté un suspiro de alivio. Mis músculos se relajaron, aun con el agua estando fría, y ahora mi mente estaba más clara.

Me sequé la cara con el papel que había para las manos y volví a salir, encontrándome con Namjoon en la entrada, observando como salía fijamente.

- No te culpes, Jimin, por favor -su voz sonaba algo desesperada-. Me mata verte de esta manera, tan roto. Quiero que seas ese chico alegre y apasionado que se convierte en un ángel en la pista. Que ama lo que hace y que es una persona sincera e inocente, pura como el hielo.

- No sé si todavía existe -murmuré-, de hecho, no sé si ha existido nunca. Habéis creado una imagen de mí que no es real, todos vosotros. Sé que puedo parecer alguien inocente, aniñado, algo puro de vez en cuando. Pues no lo soy, nunca lo he sido. Por lo menos la parte de inocente seguro que no -eso último lo susurré muy bajito-. Soy una persona en la pista, pero no soy el mismo en tierra firme, y hay gente que no puede asumirlo por mucho que lo tengan delante de la narices.

- ¿Jackson y Jungkook? -preguntó con el ceño fruncido-. ¿Ha sido ese el problema?

- Jungkook no -suspiré-. Jackson.

- Creo que me voy haciendo una idea de lo que ha pasado entre vosotros -musitó-. Supongo que todos estáis involucrados, ¿no?

- No -respondí-. Tae también lo sabe, pero no ha tenido nada que ver en el asunto.

- Bueno -se levantó del banco de golpe-. De momento quiero que te quites todos los malos pensamientos de la cabeza. Y si no puedes, déjalos en la pista, eso siempre se te ha dado bien. Luego hablaremos sobre esto, quiero que me lo cuentes todo, sin omitir absolutamente nada. Y también quiero que hables con esos dos y soluciones lo que sea que ha pasado.

- Entendido -asentí levemente.

Namjoon se alejó lentamente de donde yo estaba sentado, dirigiéndose de nuevo hacia donde estaban todos los demás. Un silencio sepulcral se formó a mi alrededor. No había nadie en el pasillo y solo podían oírse murmullos en la distancia y, de vez en cuando, algún grito de la audiencia.

Sobre Hielo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora