•09•

158 15 0
                                    


Estar en mi casa se había vuelto un completo aburrimiento. Le había pedido a Namjoon poder ir a ver los entrenamientos, pero él me había dicho que no, porque acabaría haciendo una estupidez y lastimándome todavía más. Aunque me dio rabia, en el fondo sabía que tenía razón. Ver a mis compañeros patinar solo iba a generar más impotencia en mí, y me iban a dar unas ganas enormes de volver a la pista, cosa que no podía pasar de momento.

Me encontraba estirado en mi cama, con el ordenador en mis piernas y Yoongi en la pantalla. El chico y yo nos habíamos vuelto buenos amigos luego de compartir habitación durante casi una semana y media. Desde que me habían dado el alta, hacia unas tres semanas, Yoongi y yo hacíamos videollamada cuando podíamos, para seguirnos viendo a menudo. De vez en cuando también iba a visitarlo al hospital, ya que decía que se sentía solo porque le cambiaban demasiado seguido el compañero de habitación.

- Mimi -me llamó-. ¿Dónde está Taehyung ahora? Hace muchos días que no viene a verme el muy cerdo, voy a pensar que ya no le gusto.

Rodé los ojos ante esas palabras.

- Eres un gato estúpido -le reclamé-. Tae no se te ha confesado aun y ya estás pensando que le gustas.

- ¿No es obvio? Ese hombre babea por estos huesitos -dijo con una sonrisa de suficiencia-. Aparte, te digo yo que le gusto, si no no vendría a mi habitación pidiendo por-

- No me lo cuentes, por favor -sabía que iba a decir algo pervertido-. Vas a traumar a tu pobre compañero de habitación. Por cierto, ¿Te lo han vuelto a cambiar? NO oigo la tos de la señora esa que te pusieron la semana pasada.

- Sí -bufó-. Es un hombre mayor ahora. La verdad, no tengo ni idea de que tiene, pero se pasa el día mirando por la ventana. De un modo u otro se parece un poco a ti, Minnie. Los dos tenéis la mirada perdida.

- Déjame -respondí-. La vista desde esa habitación es bonita, no puedes reclamármelo.

- Sí bueno -apartó su mirada a la ventana-. Yo solo veo un par de árboles, nada especial.

- Eres un aburrido -entorné los ojos-. Yoongs -llamé su atención.

- ¿Mmh?

- ¿Cuándo te van a dar el alta? -pregunté preocupado-. Llevas internado un montón de días.

- Pues no tengo ni idea -suspiró con pesar-. De verdad echo de menos mi casa y mi libertad.

- Cuando salgas me acompañarás a mis competiciones, ¿verdad que sí? -hice un puchero.

- Solo si llegas a la final -rio-. No me gusta ir en avión, así que voy a verte por la tele. Espero que no te caigas, eres experto en eso.

-¡Eh! Eso solo fue una vez, porque me olvidé que estaba lesionado y puse el pie en el suelo, deja de recordármelo, hijo de puta.

Yoongi se reía a carcajadas, casi llorando. Al final, acabé riendo junto a él. Eso era lo bueno de estar con Yoongi, siempre conseguía sacarme una sonrisa y alejarme del eterno aburrimiento en mi casa. Ojalá le dieran el alta pronto para que pudiéramos ir juntos a tomar algo o a pasear en vez de vernos a través de una pantalla.

De repente, mi teléfono sonó encima de la mesilla de noche.

- ¿Ugh? -murmuré confundido-. ¿Quién mierda es? Yoongs, voy a coger el teléfono, un segundo.

- No te silencies, quiero cotillear -dijo serio.

Alargué mi mano hasta la mesilla de noche y cogí la llamada entrante de Namjoon. Fruncí el ceño, extrañado. No esperaba una llamada de Namjoon, así que no sabía qué esperar.

Sobre Hielo - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora