Capítulo 19: Mírame a los ojos.

2K 221 68
                                    

     —Nanko, sé que te estoy pidiendo mucho, pero necesito que hagas esto por mí —dijo Sasuke, agarrando el hombro de su hija.

     —No pienso entrar en Kara, si me descubren me asesinarán y... —susurró ella con el ceño fruncido. No podía creérselo, Naruto siquiera disimulaba que la quería borrar del mapa. Pero lo que más le dolía era que su padre no había intentado evitarlo.

     —Nos lo ha pedido el Hokage, tampoco tenemos muchas más opciones. —El Uchiha respiró hondo.

     —¡Estoy harta de que le seas tan ciegamente leal a ese hombre! —exclamó ella—. ¿No te das cuenta de la clase de persona que es? ¿De lo que está intentando hacer conmigo?

     —Es mi amigo de la infancia, confío, como tú has dicho, ciegamente en él.

     —¿Sabes en quién más confiabas? ¡En Orochimaru! ¡Y no te llevó a buen puerto que yo sepa! —gritó la Uchiha—. Soy tu hija y, aun así, prefieres confiar en él antes que intentar ayudarme. —Rio amargamente.

     —No estás siendo justa conmigo, no tengo otra opción, Naruto quiere que seas tú la que lo haga. —Nanko se tragó toda su rabia y asintió. Era a lo que estaba acostumbrada, al fin y al cabo, solo era un arma.

     Sabía por qué Naruto quería que fuese ella a la misión, ¿quién mejor que alguien que no tiene absolutamente nada que perder? Seguramente se olía que Nanko sabía lo de Gaara y estaba jugando sus cartas a la perfección.

     —Naruto tiene razón —dijo ella, apretando sus puños—. No hay nadie mejor que yo para hacer esto, total, tampoco es que tenga algo que perder.

     —Créeme, no quiero que lo hagas...

     —Pero no te has opuesto a ello. Te entiendo, Sasuke, jamás he sido la prioridad de nadie —comentó, sonriendo con tristeza. Pensó en todas y cada una de las personas que conocía, todos preferían a alguien más antes que a ella y no se lo echaba en cara, porque no era capaz. Al fin y al cabo se lo había ganado a pulso—. No me mires con esa cara. No me he muerto todavía —habló, viendo cómo su padre la miraba. Sentía lástima por ella y eso le ponía los pelos de punta a la chica.

     —Quería ser un buen padre, solo por una vez. Siento haberte fallado. —Ella asintió. Sinceramente, el hecho de que todo el mundo le fallase, había hecho que se acostumbrara, así que ya no dolía. Ya no sentía nada.

     —Está bien, no importa.

     Siendo sinceros, ¿por qué alguien se preocuparía por ella? ¿Por qué se había hecho a la idea de que Sasuke siempre estaría ahí para ella? ¿Por qué había confiado en él? A esas alturas, ya no importaba. Estaba destinada a vivir sola, todo el mundo se apartaba de una forma u otra de su lado. Todo a su alrededor moría menos ella, como si fuera un castigo divino.

     —Perdóname, de verdad —dijo su padre—. Simplemente creo que, si Naruto lo ha decidido, es lo mejor. Debemos confiar en el Hokage.

     —Eso suena a algo que diría alguien dentro de una secta. Esto es un adiós, ¿verdad? —Sasuke asintió. —Está bien, gracias por estos tres días, supongo.

     Nanko forzó una sonrisa que expresaba más tristeza que alegría. Agarró su chaqueta y suspiró.

     —¿Ya te vas? —preguntó Sasuke. Ella asintió.

     —No tengo nada por lo que quedarme.

     —Posiblemente no puedas volver a Konoha en bastante tiempo, irás directamente al libro Bingo —dijo él.

Eternal | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora