Eternal | La hija de Sasuke

Capítulo 24: Soy el monstruo que queríais que fuese.

     —Sabía que, eventualmente, nos encontraríamos de nuevo —comentó el hombre, levantándose de su silla—. Como no puedes contra mí, te has traído a ese idiota. Triste, ¿no crees?

     —Sí, bastante triste —contestó ella. Code frunció el ceño.

     —¡¿Cómo que idiota?! —gritó él.

     —Que te calles —ordenaron ambos a la vez, de nuevo.

     —Vaya coordinación tienen los Uchihas... —susurró para sí.

     —Cuánta palabrería... —murmuró ella.

     —Eres realmente un fracaso, ¿no crees? —Le preguntó su padre, sonriendo de lado. Nanko enserió su expresión.

     —No importa lo que yo crea, sino los datos objetivos. Y ellos me dicen que no he fracasado —explicó la chica.

     —Con que no lo has hecho, ¿eh? Dime, ¿dónde está toda la gente que alguna vez quisiste? Ya te respondo yo: muerta. —Nanko soltó una sonora carcajada.

     —Sasuke, me sé tu táctica porque yo la he usado miles de veces. El hecho de que me digas estas cosas no me hará más fácil matarte —comentó la Uchiha, sonriendo.

     —¿Crees que no pienso lo que digo? No eres tan buena, es decir, quién no sería fuerte teniendo los genes Uchiha, me lo debes todo, de una manera u otra.

     —¿Y qué quieres que haga? —preguntó para después dejar escapar un suspiro.

     —No crees que ya es hora de que te suicides, total, tampoco tienes mucho más que brindarle al mundo. Solo eres una lata vacía que, si la pateas, hace ruido pero no siente nada. —Nanko levantó una ceja.

     —No me creo nada de lo que sueltas por la boca —dijo ella. Code hincó una rodilla en el suelo, él no pintaba nada allí.

     —Obviamente no quieres creer la verdad. Si yo fuera tú, iría aceptando el hecho de que nunca nadie te ha querido ni te querrá. Ciertamente triste, cada vez que alguien es mínimamente amable contigo piensas que la historia no se repetirá, ¿verdad?

     —Nada más lejos de la realidad, soy muy consciente de que todo lo que se acerca a mí muere. Mírate a ti, por ejemplo —contestó la chica, apretando sus puños.

     —Yo, por ejemplo. En el momento en que te traté como una persona normal, tuviste esperanza, creíste que todo cambiaría...

     —¿Y qué culpa tengo yo de eso? Nadie nunca me había tratado como si fuese normal. —Nanko sonrió tristemente.

     —Porque no te lo mereces. —La chica entreabrió la boca con sorpresa. —Creo que eres de las peores personas que jamás he conocido. Ni siquiera llevas la cuenta de todas las personas que has matado.

     —¿Acaso tú lo haces? Somos ninjas, y las personas que asesiné también. Somos conscientes de que moriremos de una forma u otra. Que me eches esto en cara no me hará más fácil matarte.

     —Lo estoy intentando, créeme. —Su padre sonrió. Nanko nunca había visto esa expresión en su cara. Transmitía una especie de calidez catastrofista, como la había llamado ella. De repente se escuchó como Code, que estaba arrodillado, caía al suelo desplomado. —Está en un genjutsu, es bastante fuerte —explicó su padre.

     —No deberías hacerlo, puede decírselo al líder —comentó ella.

     —Perdóname por querer estar una última vez con mi hija a solas —dijo él con sorna.