No importaba lo duro que fuese, Nanko debía cumplir su objetivo a toda costa, después de eso, iría a por Naruto. Le mataría. Quería su cabeza a cambio de la de su padre. El Susanoo de Nanko bajó su mano y dejó que Code se subiera en ella. El chico realizó los sellos correspondientes para un jutsu de su propia invención: "Pared de las ocho llamas" y rodeó el lugar con un muro de fuego tan alto como los Susanoos.
—No pensaba que serías de ayuda —comentó Nanko mientras miraba a su padre a los ojos.
—¿¡Quién te crees que soy!? ¡No eres la única persona fuerte aquí! —exclamó Code.
—Acabemos rápido... —susurró ella, apretando sus puños—. El alumno acaba superando al maestro, ya lo ves, Sasuke.
—Pretenciosa —susurró él, sonriendo de lado. Si debía morir, agradecía hacerlo en las manos de su hija.
Sasuke levantó su mano e hizo que un rayo cayera del cielo, sin dejar que su hija sufriera daño. Ahora se daba cuenta de lo necio que había sido, ya no le importaba morir, a decir verdad, jamás lo había hecho. Le preocupaba cómo iba a sobrellevarlo su hija. Si hubiese desobedecido a Naruto no estarían en esa situación, ojalá haberlo pensado antes. Ojalá haberle preguntado a Nanko qué quería hacer y no haberle impuesto una orden.
La Uchiha, rápidamente llegó al lado de su padre, fusionando sus Susanoos al instante, sin querer. Ambos empezaron una pelea física, mientras tanto, Code le lanzaba jutsus que él esquivaba fácilmente. Los Uchihas sabían que el chico no era más que una piedrecilla en su camino y no lo mataban porque, al fin y al cabo no quería enfurecer a Kara.
—Ríndete, no tienes oportunidad contra mí —dijo la chica con la katana en el cuello de su padre, se había dejado atrapar—. Code, para de lanzar jutsus, le tengo.
Nanko le miró a los ojos y sonrió de la manera más triste en la que alguien ha sonreído nunca.
—No llores —susurró su padre. La Uchiha realizó un genjutsu e introdujo a Sasuke en él, para que pudiera imaginar cómo hubiese vivido si todo ese episodio no hubiera existido.
La chica pasó la katana, que su padre le hubo regalado una vez, por su cuello. El cuerpo del hombre se desplomó, al mismo tiempo que su Susanoo desaparecía, y Nanko lo atrapó, tumbándose a su lado en su Susanoo.
Lo había hecho. Había matado a su padre. Se quedó mirando al cielo mientras su Susanoo comenzaba a desvanecerse. Ya no le importaba. Dejó que el cuerpo inerte de su padre y el suyo propio cayeran, siendo ambos atrapados por su compañero.
—Entiendo que necesitas un momento a solas, llámame cuando estés lista para la operación —dijo él, poniendo el cuerpo de Sasuke en el suelo y a Nanko a su lado.
—Gracias —susurró ella.
Aunque lo que menos necesitaba entonces era tiempo para pensar en lo que había hecho. Llevaba tanto tiempo preparándose para el inevitable asesinato de su padre que lo que dolía ya no era haberlo hecho, sino saber que lo podría haber evitado si hubiese sido lo suficientemente buena.
El hogar que su padre le brindó, la relación que poco a poco construyó, el amor que dedicó... Todo había desaparecido, ya no tenía nada, se le había escurrido entre sus dedos como si fuese arena. Miró el cuerpo de su padre y después rompió en llanto. ¿Por qué le dolía si ya sabía que iba a pasar? Todo el mundo acababa muriendo, así que, ¿por qué le importaba?
Le quedaba mucho por aprender de él, sus jutsus, sus técnicas y, sobre todo, su historia y, por ende, la del Equipo 7. Y la peor parte no era esa, sino que el hombre no iba a poder tener ni un entierro digno, pues debían quemar su cadáver para no dejar rastro.
Pasó su mano por su cara, limpiando todas las lágrimas que podía haber, no quería que Code viera un lado vulnerable de ella, ni él ni nadie.
Suspiró y pensó en Sakura y Sarada, eran la familia de Sasuke, ellas merecían saber qué había pasado con él, pero Nanko no se sentía preparada para hablar con ellas. Además, seguramente, Sarada reclamaría o el Rinnegan o el Sharingan de Sasuke y era mejor que Nanko se los quedase, no para hacerse más fuerte, sino para no dejar que nadie más cargase con su propia responsabilidad.
De repente, sintió como una mano se posaba en su hombro. Se dio la vuelta, sobresaltada, pero no había nadie. Sonrió para sí, no quería pensar que era su padre, pero ojalá lo hubiese sido y no una simple alucinación por el cansancio.
Al final, Sasuke se sacrificó de la misma forma que su hermano. Su redención había llegado, y su muerte se había llevado con él todo lo que le quedaba a Nanko, dejándola con el corazón incluso más roto que antes.
Agarró la capa de su padre y se la puso por encima. Los ojos le dolían sutilmente por haber llorado. También tenía sed, hambre y sueño.
—Sasuke, deseo que, en nuestra próxima vida, la espera sea corta y nuestro reencuentro dure todo el tiempo del mundo —murmuró Nanko.
Code, por su parte, estaba de espaldas a la chica. De vez en cuando escuchaba algún que otro sollozo proveniente de Nanko. Comenzó a darle patadas a una piedra. Aunque no podía ponerse en el lugar de la chica, entendía que estaba sufriendo.
Él se dio la vuelta sutilmente y observó a su compañera, apoyada en el cadáver de su padre mientras lloraba a su pérdida. Con toda sinceridad, le dio lástima. Sus sollozos eran desgarradores y le perforaban los oídos. Jamás había escuchado algo así.
Siguió observando la escena. Pese a que el momento era muy íntimo y, por ende, él no debería estar husmeando, no pudo evitar hacerlo. La voz de la chica se rompió y su espalda comenzó a moverse de forma más acompasada con cada respiración. Debía estar volviendo en sí, aunque él sabía que jamás podría recuperarse de ese duro golpe.
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Eternal | La hija de Sasuke
Fanfiction2º L I B R O || S A G A S H A R I N G A N 2° Temporada de Mangekyou Sharingan "Sigas o no en esta aldea, siempre serás eterna." Nanko está pasando por la etapa más dura de su vida. La aldea entera piensa que es una traidora y solo Naruto y su famil...