22 - Wanweird

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"Wanweird: un destino infeliz."

Nadie desea ver la caída de un dragón.

Nadie desea ver llorar a un dragón.

Jiang Cheng sería capaz de enfrentarse a cualquier ejército con tan de no volver a ver llorar a Lan XiChen.

Poco le importaron los gritos de Wei WuXian intentando exigirle —¡exigirle! ¡A él! ¡Cómo si tuviera algún derecho!— una razón para su repentina aparición por los Recesos de la Nube. Poco le importó que le pidiera que se detuviera o que le increpase que no tenía ningún derecho a aparecerse por allí. ¡Qué demonios sabría ese idiota! Si alguien teníaderecho a estar allí, a dirigirse al Hanshi sin que nada más le importase, ese sin duda alguna era él. Hasta Lan WangJi lo sabía, porque Lan WangJi había experimentado en carne propia lo territoriales que podían llegar a ser los tigres de Yunmeng Jiang, por eso se limitó a negar con la cabeza y a apoyar una mano suave en el hombro de su marido. Aunque, habiéndose criado con ellos, Wei WuXian más que nadie debería saberlo. Bah. Una cosa más que su traidor shixiong había preferido olvidar. 

Ningún discípulo de Gusu Lan, dragón o no, se atrevió a interponerse en el camino del furioso líder de secta Jiang. Tenía un rumbo fijo y una resolución en mente, y nada ni nadie podría hacerle cambiar de idea. Su cola se balanceaba de un lado a otro, inquieta. Las rayas negras y violetas prácticamente se desdibujaban en la rapidez del movimiento. El suave pelaje atigrado ahora se crispaba con cada latigazo involuntario, con cada pinchazo de las garras sobre las palmas de sus manos. Suponía que le sangraban, pero le daba igual. Nadaimportaba. Nadaimportaba más allá de Lan XiChen, de verle, de abrazarle. Necesitaba estar a su lado, consolarlo, asegurarse de que estaba seguro. Quizá no bien, pero por lo menos receptivo a él, a su ayuda, a su compañía. Huir a Yunmeng desde aquel condenado templo fue un error. Nunca debió haberlo dejado solo, con las manos manchadas de la sangre de aquel malnacido de Jin GuangYao. Recibir una carta de Lan QiRen apenas una semana después avisándole de que su compañero de cultivo, su marido, pretendía entrar en reclusión, fue la gota que colmó el vaso. Sí, él se habíaroto en aquel templo. ¿Y qué? Ya se habíaroto mil veces antes, una más no haría la diferencia. No había tigre en Yunmeng con más cicatrices que él, no había cultivador con más pesadillas. Pero Lan XiChen era distinto. Lan XiChen fue el que estuvo desde el principio a su vera, el que se aseguró de que el dolor nunca llegase a destruirlo por completo. El que nunca le abandonó. Enroscado en torno a su cuerpo en las noches de luna menguante, llevándolo por el cielo en su grupa los días soleados y tocando a Liebing para él durante los atardeceres tormentosos. Lan XiChen fue su ancla en esos trece años. De no ser por él y por Jin Ling, quiénsabe qué hubiera evitado que se volviese loco. Quiénsabe qué hubiera podido prevenir que el núcleo de un zorro negro lo destruyera.

Si un mínimo reducto de su cerebro le había estado recordando las reglas de Gusu Lan y le había impedido echar a correr, en cuanto vio aparecer el Hanshi murió. Jiang Cheng siempre fue veloz, sobre todo en el agua. Nada más vislumbrar la sombra de aquel recinto en el que tantas noches había pasado, salió disparado hacia delante, sus zarpas cada vez más afiladas. Era por la furia, por la preocupación, por la culpa. Por todo a la vez. Hasta por el estruendo que causó el estampar la puerta del Hanshi al abrirla. Allá en los bosques que los circundaban, cientos de pajarillos alzaron el vuelo.

-¡A-Huan!

Lan XiChen alzó la mirada con lentitud, pero sorprendido. Jiang Cheng sintió cómo se le rompía el corazón en mil diminutos pedazos. ¿De verdad aquel era su marido? ¿Su Lan XiChen, su A-Huan? Bien podría haber pasado solo una semana desde el incidente, pero parecía un fantasma. Una sombra de quién fue.

Sintió una punzada de alivio por haber salido de Yunmeng nada más terminar de leer la carta de Lan QiRen sin hacer caso a las quejas de su discípula principal cuando la dejó al mando.

Inefable [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora