2 - Brontide

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"Brontide: el rugido distante de un trueno lejano."

Gotas de lluvia golpeaban incesantes, repiqueteando sobre los tejados del Muelle del Loto, sobre sus lagos y sus flores, regando sus cultivos. Caía aguanieve y, allá a lo lejos, el cielo se iluminaba con blancos rayos que marcaban la distancia a la que se encontraba la tormenta.

Despreocupado, Jiang Cheng se envolvió un poco más en la suave capa que había llegado hacía menos de una semana, un obsequio directo de Gusu Lan con el emblema de un loto de nueve pétalos envuelto entre tersas nubes. Era toda una declaración de intenciones que poco dejaba a la imaginación. La muestra perfecta de un cortejo, para ser más exactos, el que Lan XiChen había comenzado hacía algunos meses. Jiang WanYin no tenía pensado quejarse, la verdad. La capa era cálida pero ligera, perfecta tanto para los días de tormenta más fríos como para las cazas nocturnas de invierno. Una pequeña sonrisa se atrevió a asomarse a sus labios. Era un regalo ideal, pero eso no se lo confesaría jamás al perpetrador de tal presente o luego se le subiría a la cabeza.

Un trago de té bajó por su garganta tras arroparse de nuevo. Los brazos de Lan XiChen le envolvieron por la espalda sin necesidad de pedirlo. Aquel día, debido al mal tiempo, el Muelle del Loto estaba más tranquilo de lo habitual. Jiang Cheng en una demostración de buena voluntad que solo se daba durante las curiosas y frecuentes visitas de ZeWu-Jun había levantado la mano sobre los entrenamientos y hecho algunas concesiones que sus discípulos sin duda agradecían, sobre todo los más jóvenes, los que estaban menos acostumbrados a la exigencia. Él también lo hacía. Por una vez prefería alejarse de todo el trasiego de ser un líder, ocultarse en su zona de confort y simplemente limitarse a disfrutar de la tormenta.

Le encantaban las tormentas, porque en el fondo él en sí mismo era como una, vibrante, violento e impredecible. El líder de Yunmeng Jiang respiró hondo y cerró los ojos, apoyado por completo en el pecho de su pareja de cultivo, del hombre que —dentro de no demasiado, un par de meses, justo en la próxima Conferencia de Discusión— pretendía pedir su mano en matrimonio con las cuatro grandes sectas como testigos de tal atrevimiento. Lan XiChen besó sus cabellos, que aquel día estaban sueltos a excepción de las dos inamovibles trenzas que se unían en su nuca. Ambos cultivadores yacían en un improvisado lecho de almohadas y mantas, contemplando el horizonte cálidamente abrazados en los aposentos privados de Jiang Cheng. Nadie se esperaría del temidísimo Sandu ShengShou una estampa semejante.

-¿Disfrutas de esto? -Cuestionó Lan XiChen casi en un susurro mientras le acariciaba el pelo y la nuca. Jiang Cheng había cerrado los ojos, recostado por completo sobre su pecho. Otro trueno retumbó, lejano y ajeno, incapaz de importunarles.

-Si no fuera de mi agrado, no estarías aquí.

-¿Eso significa que quieres que continúe?

-No te atrevas a parar, Lan Huan. -Avisó. Entreabrió los ojos solo para ver al otro líder escrutándole con amor absoluto, como si solo existiese él en el mundo y le amase profundamente. Lo hacía. Lo hacía y Jiang Cheng lo sabía. Y como no solo lo sabía si no que además era mutuo, alzó la cabeza para permitir que sus labios se juntasen en un beso.

-Deduzco que te ha gustado la capa. -Continuó conversando el líder Lan-. ¿Qué opinas del emblema?

-Que veo inviable unir nuestras sectas, pero es bonito.

-Desde luego, Yunmeng Jiang y Gusu Lan se diferencian en más de lo que se parecen.

-Y quedan muy lejos.

-Y quedan muy lejos la una de la otra. -Concedió-. Sin embargo, eso nunca ha sido impedimento para nosotros.

-Con poca intensidad sentiríamos si así lo fuera. -Masculló Jiang Cheng-. ¿De verdad estás decidido a hacerlo?

-¿Unir nuestras sectas de forma política? No, no, claro que no. A mi tío le daría un infarto y nuestro Consejo de Ancianos me destituiría. Este emblema es más bien una broma privada.

-Sabes perfectamente que no me refiero a eso. -El líder del Muelle del Loto buscó los ojos ajenos como si en ellos esperase encontrar una respuesta endeble. Por supuesto, no la halló. En esa cándida mirada parda brillaban la decisión y la devoción más puras-. ¿De verdad vas a atreverte a pedirme matrimonio en público? ¿Te arrodillarás ante todo el resto de sectas sabiendo que podría negarme?

-Sé que no te negarás. Ya te lo pedí en privado y aceptaste.

-Me harás perder cara, Lan Huan.

-Claro que no. -Aseguró besándole de nuevo. Esta vez fue el propio Lan XiChen quien se aseguró de que la capa no le permitiera enfriarse ante un trueno de rumor renovado y su correspondiente rayo-. Al fin y al cabo, nuestro cortejo ya no es secreto para nadie.

Y, por si alguien lo dudaba, había que darle las gracias a Wei WuXian por eso.

Inefable [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora