1 - Cheiloproclitic

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"Cheiloproclitic: verse atraído por los labios de alguien."

A Jiang Cheng no le gustaban los hombres.

Ya está, fin de la historia. A Jiang Cheng no le gustaban los hombres. No, no y no. Se negaba. No podían gustarle porque... ¿a quién demonios le gustarían los hombres? ¿Quién tiene tan mal gusto? Bueno, mucha gente. Demasiada gente, de hecho. Sus hermanos, sin ir más lejos, los dos para más inri, la casada y el soltero. Y él mismo, pero todavía estaba en, palabras textuales de su querida YanLi, fase de negación.

Así que no, no le gustaban los hombres y punto, no hay más que hablar.

Otra cosa muy distinta era que no pudiese encontrar atractivos a ciertos hombres. Muy atractivos incluso, porque no creía verse afectado por la masculinidad tóxica que hace que a un tío le resulte imposible admitir que otro está bueno. Pero esto debía solo a una incapacidad absoluta para asumir sus sentimientos y sus gustos. Y es que había un hombre, uno en concreto. Lan Huan daba clases en la misma universidad que él, y jamás había visto a nadie tan atractivo en general, hablando de todos los seres humanos en total sin delimitar por género. Era como tener a un ángel cerca. Cada vez que coincidían en la cafetería de la universidad, el mundo a su alrededor parecía iluminarse con su sola presencia. Su sonrisa era la más hermosa que había contemplado jamás. Suave, gentil, siempre en sus ojos y en su boca. Si ambos se encontraban en el mismo lugar —algo que por desgracia no ocurría tanto como a Jiang Cheng le gustaría— sus ojos no podrían despegarse de los labios de Lan Huan, como si estuvieran imantados. Se sabía cada curva. Cada tono. De vista conocía esos labios tanto como los propios. Ojalá poder tocarlos, deseaba en ocasiones. Ojalá poder comprobar de primera mano la suavidad que les había atribuido en su mente.

Ojalá poder besarlos. La sola idea le hacía sentir un calorcillo para nada desagradable un poco por debajo del estómago.

Jiang Cheng era un profesor asociado de la universidad, investigaba y daba clases al mismo tiempo en varias carreras de informática. Lan Huan era profesor en Musicología mientras hacía el doctorado. No coincidían mucho, nunca daban clase en el mismo edificio y si se cruzaban por los pasillos rara vez se reconocían mutuamente. O, al menos, eso pensaba Jiang Cheng, que se negaba a creer que alguien como él hubiese podido llamar la atención de alguien como Lan Huan. Por suerte en algún momento se dio cuenta de que quizá no era el único al que le habían llamado la atención los labios ajenos. Fue en la biblioteca, un jueves justo antes de que el campus cerrase. Como ambos eran nuevos en la institución y estaban en lo más bajo del sistema piramidal educativo, sus despachos se encontraban en la segunda planta de la biblioteca debido a la falta de espacio en los edificios departamentales. Ese jueves, por pura casualidad, coincidieron al salir. Chocaron. Cuando Lan Huan salía de su despacho, Jiang Cheng pasaba por delante de la entrada, demasiado cerca de la pared. La puerta de cristal le dio en la cara con un sonido fuerte, porque el futuro doctor salía con prisa y ni le había visto aparecer. El golpe y posterior grito de dolor se escuchó por todo el edificio. Menos mal que ya no quedaban estudiantes presentes. De su primer encuentro en condiciones, Jiang Cheng se llevó de recuerdo un hematoma en la frente nada favorecedor.

La verdad, es una forma un poco triste de conocer a tu crush.

-De verdad que lo siento... -Se lamentó Lan Huan, contemplando como el otro docente gruñía y se apretaba contra la frente el hielo que acababa de traerle corriendo del edificio de gestión. Jiang Cheng se había sentado en una de las muchas mesas vacías de la biblioteca. Gruñía y miraba al suelo, humillado y avergonzado. Tenía que luchar contra sus propios ojos para que no buscasen los labios ajenos, porque con cada palabra que pronunciaban en su dirección la inexplicable atracción que sentía por ellos se intensificaba-. ¿Puedo compensarte de alguna manera?

-Con el hielo basta, gracias. -Masculló el informático.

-No sé... ¿seguro que no quieres que te acerque a la enfermería?

Jiang Cheng alzó la mirada, frustrado. Frente a él, los labios de Lan Huan se torcían en un mohín apenado. Se sentía culpable por el golpe que le había dado sin querer. Era adorable.

-Estoy bien, tampoco es un drama.

-En ese caso, déjame invitarte a algo.

-¿Por qué debería?

-Es mi manera de pedirte perdón por el golpe. ¿Le dirás que no a una cerveza gratis?

-Podría ser abstemio.

-A un té gratis. Conozco una cafetería adorable muy cerca de aquí.

-¿Tienes respuestas para todo?

-Mis alumnos también se lo preguntan. -Rio el profesor. Jiang Cheng no pudo evitar esbozar una media sonrisa. Le gustaba verle sonreír-. Entonces, ¿qué me dices?

-Que no parece que vayas a aceptar un no por respuesta.

Lan Huan asintió. Ante su mera visión sonriente enmarcada por el atardecer, Jiang Cheng debió recordarse a gritos el mantra que había establecido desde que su hermano le enseñó la existencia de Grindr.

¡No! ¡Me! ¡Gustan! ¡Los! ¡Hombres!

Inefable [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora