8 - Ayurnamat

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"Ayurnamat: filosofía que implica que no tiene sentido preocuparse por las cosas que no se pueden cambiar."

-ZeWu-Jun, esa marca en su cuello parece dolorosa. ¿Ha resultado herido?

Nie HuaiSang abrió con un grácil golpe de muñeca su fiel abanico, tapándose la boca con él para ocultar una sonrisilla de medio lado que habría hecho saltar las alarmas de todos los allí presentes. Sus ojos examinaron cada reacción del impecable líder de la secta Lan, pero lo único que obtuvo de ellos fue una sonrisa amable y vacua, la típica, la que no revelaba absolutamente nada.

Ah, cómo odiaba que ese hombre fuese tan difícil de leer.

Si Lan XiChen hubiera sido cualquier otro soltero, tras esas marcas rojizas en su cuello cualquiera habría podido imaginar cientos de acciones deshonrosas fruto de una pasión meramente carnal, de una cama compartida con alguna meretriz de Lanling excesivamente entusiasta. Sin embargo, hablamos de ZeWu-Jun, conocido por todo el mundo del cultivo como un caballero célibe y un romántico sin remedio. Si bien muchos podrían haber perdido credibilidad después de las revelaciones sobre Jin GuangYao, su reputación era imposible de manchar. Aquellas heridas debían ser fruto de un descuido dentro de la competición de caza que se había celebrado en la Conferencia de Discusión que Lanling Jin hospedaba. Sí, debía ser eso, sin duda alguna. Pero a Nie HuaiSang algo le olía a podrido, lo pensaba cada vez que las miraba, y ya llevaba un buen rato examinándolas. Irregulares, pero demasiado redondeadas como para ser zarpas. Rojizas, con los bordes amoratados. Demasiado superficiales como para representar un peligro real y bien escondidas bajo el cuello de la túnica salvo la única que se podía vislumbrar con claridad, fruto de un descuido inintencionado. Sospechosas, sin duda alguna. Sin embargo, si al primer jade le resultaban fuente de vergüenza, de ningún modo lo demostraba.

-Me temo que fui en exceso confiado durante la caza nocturna de ayer. -Confirmó Lan XiChen con una sonrisa, tomando un sorbo del té que habían servido exclusivamente para los miembros de la secta Lan durante el banquete-. Me alcanzó un espíritu vicioso sin que me diese cuenta.

-Oh, ¿se encuentra bien?

-Por supuesto. No ha sido nada grave.

Ambos líderes se sonrieron. Por detrás, Lan XiChen creyó escuchar la pregunta susurrada de Jin Ling.

-Tío, ¿estás bien? Te has puesto pálido de repente.

-Cierra la boca, mocoso.

***

Jiang Cheng se dejó caer cuan largo era sobre la cama de la alcoba de ZeWu-Jun. Todavía con las túnicas puestas y el cabello recogido ahogó un grito frustrado en la almohada. Quería que la tierra lo tragase y no lo regurgitase nunca jamás, por favor y gracias. A su espalda, mientras cerraba la puerta y dejaba sobre ella un talismán silenciador, Lan XiChen se permitió por fin una risa que era al mismo tiempo nerviosa y divertida. Llevaba aguantándose desde la indiscreta pregunta de Nie HuaiSang.

-Eso ha estado cerca, ¿no crees, A-Cheng?

-¿Por qué no me dijiste que parara? -Masculló mortificado el líder de secta Jiang. No se dio cuenta de que su compañero de cultivo acababa de sentarse a su lado en la cama, no hasta que no se vio obligado a darse la vuelta y se encontró ese hermoso rostro encima del suyo.

-Porque no quería que pararas.

-Casi nos descubren.

-Pero no lo han hecho, no hay por qué preocuparse.

-Nie HuaiSang sospecha.

-¿Tú crees? -Un leve gruñido por parte de Jiang Cheng fue su respuesta. El primer jade había decidido lanzarse a besar el cuello ajeno, mordisqueando la blanca piel como le hicieron a él la noche anterior entre los matorrales del coto de caza que la secta Jin había preparado para diversión del resto del mundo del cultivo. Bajo su cuerpo escuchó un trémulo suspiro. Fue tenue, pero ansioso. Aunque decía estar preocupado, tampoco parecía inquietarle tanto una vez silenciadas las palabras.

-Tendremos problemas...

-No si te muerdo con cuidado.

-¡Lan Huan!

-Prometo que no se verán. Me lo debes después de lo de ayer.

-Eres un capullo manipulador.

Lan XiChen alzó la cabeza para observarle desde su clavícula. El otro líder de secta se encontró a si mismo maldiciendo al aire y ayudándole a reptar para besarle hasta dejarlo sin aliento. Al fin y al cabo, que Nie HuaiSang les descubriese sería el menor de sus problemas si seguía mirándole así.

Inefable [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora