21 - Ultracrepidarian

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"Ultracrepidarian: de alguien que habla u ofrece su opinión en asuntos que quedan más allá de su conocimiento."

Continuación de Druxy.

Jiang Cheng despertó sin saber siquiera dónde estaba. A partir del momento en el que su hermano hizo las tres reverencias al lado de su esposo, cuando vio a Lan XiChen emocionarse y a Jin Ling a punto de dar saltitos de alegría entre sus dos amigos Lan, sus recuerdos se volvían borrosos. Había huido del banquete nupcial poco después sin llamar la atención de nadie al sentir como algo se rompía dentro de su pecho, como las raíces del loto partían su núcleo dorado en dos. Había caído bajo el embrujo de la agonía y se había rendido a la peste dulzona de las flores putrefactas. Y después, después... después vio blanco. Deliró y se perdió a sí mismo entre unos brazos fuertes que podrían levantarle como si no fuese más que una pluma deshilachada. Tumbado en algún lugar cuya localización desconocía, notaba la cabeza embotada, los oídos taponados y todo su cuerpo arder con los rastros de la fiebre que la condenada flor creciente en su interior le provocaba. Jadeó, incapaz de llenar sus pulmones contaminados y heridos de todo el aire que necesitaban para mantenerle vivo. 

La boca le sabía a sangre y a semillas de loto podridas. Por suerte o por desgracia, se había ido acostumbrando.

Sus movimientos debieron llamar la atención de quién le velaba, porque por el rabillo del ojo detectó la ondulación de la tela blanca. Una cinta con patrones de nubes azules. Por primera vez en años había alguien a su vera, acompañándole. La única persona a la que deseaba estaba allí, con él, como si fuese importante. Con pura preocupación aterrada invadiendo esa dulce mirada parda, Lan XiChen empleó su mano libre para pasar  un paño húmedo por la frente del convaleciente líder Jiang. El único color de su rostro lo exhibían sus labios manchados de sangre, pero en la bruma de la semi inconsciencia hasta el azul de sus ojos parecía haber empalidecido. Gimió ante el roce de la tela en su rostro, acariciando sus mejillas. Estaba fría, mojada, pero cualquier cosa era mejor que seguir entregándose al desvarío hirviente de la fiebre. 

En algún momento le dio la impresión de que Lan XiChen lo estaba llamando. Lo hacía. Pronunciaba su nombre con voz temblorosa al rogarle que se quedase con él, que aguantase. Esas súplicas que jamás creyó siquiera posibles le ayudaron a mantenerse consciente. Los dedos que ZeWu-Jun había entrelazado con los propios en algún momento también colaboraron. Una corriente de energía espiritual fresca y azul calmaba el dolor subyacente en sus nervios y el calor abrasador de sus entrañas, como si derramase una cascada de la Primavera Fría en su interior. En algún momento un suspiro que en cualquier otro contexto habría parecido impúdico le abandonó. Era un suspiro de relajación, de calma, casi de placer. Era un agradecimiento, porque a pesar de seguir torturado por aquel maldito loto que atravesaba su corazón con las raíces, por primera vez en un larguísimo mes sentía calma. Por fin, muy poco a poco, el dolor se evaporaba.

-XiChen...

-Estoy aquí. -La voz de Lan XiChen parecía próxima a quebrarse. Nunca creyó que lo haría, no pensó que aquello pudiera ser posible, pero el primer jade se inclinó en su dirección. Apretaba su mano, le transfería su propia energía espiritual y acariciaba sus cabellos con una dulzura de la que no se sentía ni digno ni merecedor-. Estoy aquí, WanYin. Estás a salvo, te lo prometo.

Confuso, incapaz de creer si quiera que seguía vivo —porque antes de desmayarse el dolor había sido tal que se sintió morir— Jiang Cheng parpadeó un par de veces para intentar enfocar así lo que le rodeaba. Aun a pesar de su visión borrosa, acabó por lograrlo. Estaban solos en una habitación sobria y fría, un recinto de decoración sencilla que había logrado sobrevivir al derroche de opulencia que trajo consigo la boda. Lo más extravagante que tenía era, quizá, un armario de madera oscura traído de Dongjing en el que guardaba sus tés favoritos y una estantería repleta de antologías poéticas.

Inefable [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora