26 - Vagary

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"Vagary: una instancia impredecible, un viaje errante; una idea, deseo o acción caprichosa, salvaje e inusual."

Entre el rojo de la sangre y la oscuridad absoluta debía encontrarse algún tipo de punto intermedio que Jiang Cheng creía desconocer por completo. Sin duda alguna, ahora se encontraba allí, dando vueltas atolondrado en el fino limbo que separa la muerte de los últimos momentos. De existir tal cosa, tenía que ser, necesariamente, la luz. Brillante y blanca, como las túnicas de Lan XiChen que ondeaban en su dirección mientras rechazaba los ataques de la oleada de cadáveres feroces a la que se habían encontrado. Como el oro, como las mangas de la ropa de líder de Jin Ling al presionar desesperado sobre su abdomen. Era un lugar difuso, porque la luz poco tardaba en teñirse del rojo de su sangre, caliente e imparable. Su mente confusa y pastosa, embotada, creyó que tenía sentido. ¿Por qué no iba a tenerlo?

Sonrió, puede que debido a la paulatina falta de oxígeno que en cada aliento se le escapaba, como si tuviera prisas por llegar al último. Sonrió como si nada le importara, como si ya no sintiera el dolor que debería haber estado volviéndole loco, tornando sus últimos momentos en agonía pura. Pero no lo hacía, había dejado de notarlo en el mismo momento en el que aquel cadáver feroz sacó el puño de su pecho y se llevó por delante uno o más órganos vitales. Como Jin ZiXuan en su día... dioses, esperaba que Jin Ling no lo supiese, no con tanto detalle al menos. No merecía saber que estaba igual que lo hizo en su día su padre entre los brazos de quien sin quererlo provocó la muerte de su madre. No, no se lo diría. Aunque... tampoco era como si pudiera hablar para decir algo, unas últimas palabras. O como si pudiera entender. Ido, anestesiado en la enrevesada bruma del momento, no sabía lo que veía ni lo que oía. Los sonidos a su alrededor eran... caóticos. Cacofónicos. Una mezcla sinsentido de graves y agudos, todos chillando en su dirección para intentar mantenerlo despierto. Pero, ah, eso ya era imposible, ¿verdad?

Reconocía los llantos de Jin Ling con una claridad casi absoluta, milagrosa. Sabía que los estaba oyendo y, sin embargo, su cerebro no los interpretaba como más que graznidos en mitad de una tormenta. Escuchaba las súplicas de Wei WuXian, súplicas que jamás creyó que oiría. No creyó que volvería a verle llorar tampoco. Por favor, didi, aguanta. No te vayas. Mírame. Quédate conmigo. A intervalos irregulares, la faz de su hermano se dibujaba ante la suya, las mejillas y los ojos tan colorados como tomates. Sollozaba, aguando más y más su visión. Le sostenía entre los débiles brazos de Mo XuanYu como alguna vez él sostuvo a Jiang YanLi mientras la vida la abandonaba.

Su hermana... ¿habría sentido lo mismo que él? Esa paz, esa sensación de confort, de creer haber hecho las cosas bien al menos una última vez. ¿Habría sentido ese mismo alivio al ver que la persona a la que deseaba salvar, por lo menos, seguía viva?

YanLi... ¿volvería a verla cuando cerrase los ojos? Esperaba que sí. Los párpados le pesaban demasiado. Todo el cuerpo le pesaba demasiado.

Jiang WanYin sonrió sin fuerzas, sin ganas, emitiendo un quejido debilitado al notar la tenue corriente de dolor provocada sin querer por Jin Ling asediar sus nervios. Apenas podía sentirla. Apenas podía sentir... nada. Solo frío, mucho frío. Pero estaba bien, porque siempre le había gustado el frío. En el Hanshi siempre había hecho mucho frío después de todo, excepto cuando se acurrucaban el uno al lado del otro bajo las mantas. 

Le habría gustado ver a Lan XiChen una última vez. Lo pensó, pero casi no le quedaban fuerzas como para girar la cabeza en la dirección en la que sabía que estaba y encontrarse esos ojos rotos, esos ojos que le pedirían que se quedase aun cuando ya no le era posible hacerlo. Por eso prefirió usar todo el ímpetu que le quedaba en alzar la mano, solo para llamar su atención. Wei Ying la sostuvo entre las suyas, la apretó y se la acercó al rostro. Lloró sobre ella y, aunque sus dedos y sus lágrimas eran cálidos, Jiang Cheng no pudo sentirlo.

Inefable [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora